La ca¨ªda de Abram¨®vich, mala noticia para el City
Puede aumentar la presi¨®n sobre los Emiratos ?rabes para que abandonen su actual posici¨®n de aparente neutralidad y se alineen con Occidente
El imperio brit¨¢nico de Roman Abram¨®vich se ha desmoronado en apenas una semana. Pero no ha sido una sorpresa absoluta: hace ya un tiempo que la condescendencia con la que la sociedad brit¨¢nica recibi¨® hace casi 20 a?os su irrupci¨®n en el Chelsea FC hab¨ªa empezado a ser cuestionada por su cercan¨ªa al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin.
Abram¨®vich hizo su fortuna en los a?os 90, cuando el entonces presidente ruso Boris Yeltsin privatiz¨® a precios de saldo los monopolios del pa¨ªs en la salvaje transici¨®n de la Rusia exsovi¨¦tica al capitalismo. Un buen pu?ado de afortunados, los desde entonces llamados oligarcas, se hicieron de oro pero a cambio de guardar fidelidad al presidente.
Cuando Vlad¨ªmir Putin lleg¨® en 2000 a la presidencia, algunos intentaron llevarse sus fortunas lejos de Rusia y, sobre todo, lejos del Kremlin. A unos les fue muy bien, como al reverenciado sir Leonard Blavatnik, el hombre m¨¢s rico del Reino Unido. A otros, como Bor¨ªs Berezovski, les fue muy mal: reneg¨® de Putin y apareci¨® muerto en el ba?o de su mansi¨®n en Berkshire en marzo de 2013. Aparentemente se suicid¨® despu¨¦s de arruinarse tras un legendario litigio judicial con Roman Abram¨®vich. En ese pleito, los abogados de Abram¨®vich esgrimieron las excelentes relaciones y el acceso directo de su cliente a Putin como una de las pruebas que cuestionaban la veracidad de las reclamaciones de Berezovski.
Aquella admisi¨®n de su cercan¨ªa al presidente ruso empez¨® a mellar (ligeramente) el respeto que la elite brit¨¢nica sent¨ªa entonces por ¨¦l, impresionados como estaban por su fortuna y por los ¨¦xitos que cosechaba el Chelsea desde su llegada en 2003. Ese distanciamiento se radicaliz¨® en 2018, tras el intento de asesinato de un exagente secreto ruso y de su hija en Salisbury, que Londres siempre ha atribuido a Putin.
El Gobierno brit¨¢nico decidi¨® entonces no renovar a Abram¨®vich su visado de hombre de negocios y, para desesperaci¨®n de los hinchas del Chelsea, este respondi¨® cancelando la construcci¨®n de un nuevo estadio en el mismo emplazamiento en el que est¨¢ el obsoleto Stamford Bridge, un proyecto que ten¨ªa ya los permisos urban¨ªsticos. Ahora, con la invasi¨®n rusa de Ucrania, se han roto todos los puentes y el oligarca ha puesto en venta el Chelsea y sus propiedades en Londres porque teme que el Gobierno brit¨¢nico le embargue.
Su ca¨ªda en desgracia es un mal augurio para otros y muy especialmente para el Manchester City y el Newcastle, propiedad (indirecta) de dos reg¨ªmenes con escaso respeto por los derechos humanos, los Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saudita. Seg¨²n c¨®mo evolucionen los acontecimientos en Ucrania, puede aumentar la presi¨®n sobre esos dos pa¨ªses para que abandonen su actual posici¨®n de aparente neutralidad y se alineen con Occidente.
Los Emiratos, que son miembros de turno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se abstuvieron en una resoluci¨®n de condena a Rusia, como tambi¨¦n hicieron China y la India. Rusia ejerci¨® su derecho de veto. Los Emiratos, tradicionales aliados de Estados Unidos, est¨¢n reposicion¨¢ndose en el tablero geoestrat¨¦gico. Convencidos de que la influencia estadounidense est¨¢ en declive tras la presidencia de Donald Trump y la ca¨®tica retirada de Afganist¨¢n llevada a cabo por su sucesor, Joe Biden, quieren diversificar sus opciones y acercarse a China y Rusia.
Una prueba de ello es su decisi¨®n de obligar a los ciudadanos de Ucrania a obtener un visado para entrar en el pa¨ªs, algo que no era necesario antes de la invasi¨®n rusa. Todo eso puede acabar afectando al City, propiedad desde 2008 de Mansour bin Zayed, viceprimer ministro de Emiratos y medio hermano del presidente del pa¨ªs. Pero el club ha tenido el tino de no impedir las diversas muestras de solidaridad con Ucrania de la plantilla y ha permitido que Pep Guardiola otorgara el otro d¨ªa la capitan¨ªa al lateral izquierdo ucranio Oleksandr Zinchenko como muestra de apoyo a esa causa. Una manera inteligente de intentar proclamar que el City no est¨¢ sometido al Gobierno de los Emiratos.
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