Benzema, un gato entre ratones
Que no digan que los porteros no est¨¢n avisados: el v¨ªdeo ya daba pistas de que Karim va a ser, tambi¨¦n, un tit¨¢n de la presi¨®n y de la intimidaci¨®n
Luis Llopis, el excelente entrenador de porteros del Real Madrid, besaba a Karim Benzema al finalizar el partido contra el Chelsea y yo pensaba si no tendr¨¢ algo que ver el amigo Luis en esa nueva capacidad que hemos descubierto en Benzema de ¡°robar¡± goles yendo a la presi¨®n del portero y provocando el p¨¢nico en el ¨²ltimo defensor, en este caso del Chelsea, el, por otra parte, magn¨ªfico Eduard Mendy.
Porque a Benzema resulta que le vamos descubriendo cada partido una nueva virtud como si fuera un reci¨¦n llegado a la Liga, uno de esos a los que no conocemos y que cada partido muestra algo diferente o de esos a los que ya tenemos catalogados y en cada partido rompen el molde que les hemos hecho para decirnos que esto es, a veces, muy dif¨ªcil de clasificar.
Volviendo al delantero franc¨¦s del Real Madrid no dir¨ªamos que es un enorme cabeceador y que cuando inici¨® su carrera tras el uno-dos con Vinicius, una acci¨®n cl¨¢sica para romper una defensa con espacio a su espalda, hubi¨¦ramos apostado que esa jugada ten¨ªa muchas opciones de acabar con una finalizaci¨®n con su pie derecho, firme, determinado para rematar el m¨¢s que posible pase atr¨¢s del extremo brasile?o. Pero no, Benzema fue a buscar un bal¨®n a¨¦reo bueno, templadito, que le daba cierta ventaja para aplicarle un frentazo en plena carrera, en un ejercicio de precisi¨®n entre su velocidad, la trayectoria del bal¨®n y su posici¨®n con respecto a la porter¨ªa, en uno de esos remates que con el fondo de la lluvia londinense se dir¨ªa propio de un cl¨¢sico 9 brit¨¢nico. M¨¢s de su estilo ser¨ªa ese segundo cabezazo, sutil , fino, en el que con elegante precisi¨®n pon¨ªa la pelota en el palo contrario al que corr¨ªa el portero londinense y con el que finalizaba un centro no menos fino, no menos sutil, no menos elegante, Luka Modric.
Pero esa carrera en el minuto uno de la segunda parte, minuto uno no lo olvidemos, pelota absolutamente controlada por Mendy, sin ninguna opci¨®n real ni programada ni esperada ni nada parecido de generar una posibilidad de gol ni tan siquiera de obligar a Mendy a jugar una pelota inc¨®moda que pudiera devolver el bal¨®n a posesi¨®n madridista, esa acci¨®n sol¨ªa ser propia de aquellos delanteros que iban a presionar para hacer ver que presionaban, pero que en realidad lo que buscaban eran ser rebasados por la pelota y poder decir que ellos ya hab¨ªan intentado recuperarla. Vamos, una de esas acciones que se sol¨ªa denominar ¡°de cara a la galer¨ªa¡±, pero que cuando la ejecuta Benzema se ha transformado en una oportunidad de gol. Vamos, que alg¨²n algoritmo habr¨¢ convertido ese pase atr¨¢s defensivo en una jugada con expectativa de gol si se le suma la variable KB. Y que no digan, digamos que uno se sigue sintiendo portero, que los porteros no est¨¢n, est¨¢bamos, avisados, que el v¨ªdeo del Madrid-PSG ya daba pistas y que, al final, Benzema va a ser, tambi¨¦n, un tit¨¢n de la presi¨®n y de la intimidaci¨®n. Otro matiz que a?adirle al retrato robot del delantero franc¨¦s.
De todas forma, y ya que he iniciado mi texto con ese beso de Llopis a Benzema, me hubiera gustado disfrutar del saludo, abrazo, beso o reverencia que el bueno de Llopis le hizo a Courtois no s¨¦ si en el c¨¦sped, bajo la lluvia o a cubierto en el vetusto vestuario londinense. Esas cosas que los porteros nos decimos entre nosotros casi sin palabras, solo con una mirada, un gesto o un gui?o lleno de admiraci¨®n y de alegr¨ªa. Una de esas miradas que lo dicen todo sin decir nada.
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