Ra¨²l Cancio: ¡°Di St¨¦fano y Bernab¨¦u se reconciliaron de madrugada y por sorpresa. Yo temblaba de miedo¡±
El hist¨®rico fotoperiodista habla del Madrid de las seis Copas, Gento (¡°un lateral dec¨ªa que nunca le hab¨ªa visto la cara¡±), Juanito (¡°pensaba un segundo antes¡±), Fernando Mart¨ªn y c¨®mo revolucion¨® la fotograf¨ªa deportiva: ¡°No buscaba el gol, sino el gesto¡±
Detr¨¢s de la mayor¨ªa de los nombres que Ra¨²l Cancio (Madrid, 78 a?os) pronuncia en esta entrevista a?ade ¡°que en paz descanse¡±. Se emociona dos veces al hablar de dos amigos, Paco Gento y Fernando Mart¨ªn. Bebe un verm¨² ¡°precioso¡± el domingo 1 de mayo, a la una de la tarde, en un restaurante cerca de la redacci¨®n de EL PA?S, ¡°el peri¨®dico de mi vida¡± de una carrera que empez¨® en 1963, a los 20 a?os, en el diario Pueblo. Es una leyenda del fotoperiodismo espa?ol, fundador de ¡°casi todo¡±, como ¨¦l dice, incluida la Escuela de Periodismo de EL PA?S, y profesor universitario. Su ¨²ltimo libro es Espa?oles¡, primero de dos vol¨²menes publicado en Libros.com que completa otra leyenda de la fotograf¨ªa de prensa, Marisa Fl¨®rez, con ¡Franco ha muerto. Son 400 im¨¢genes de la historia de Espa?a firmadas entre los dos, muchas de ellas ic¨®nicas. Cancio tambi¨¦n ha seguido durante d¨¦cadas al Real Madrid, equipo del que fue fot¨®grafo oficial.
Pregunta. Dice usted que a veces los sue?os se cumplen.
Respuesta. Mi ¨ªdolo siempre ha sido el n¨²mero 9 del Madrid: se llamaba Di St¨¦fano. Los ni?os ¨ªbamos una hora antes del partido al fondo norte del Bernab¨¦u para ponernos en primera fila: no hab¨ªa barandilla, no hab¨ªa reja, no hab¨ªa foso, no hab¨ªa nada. Est¨¢bamos separados dos metros del campo esperando a que se viniese contra nosotros alg¨²n jugador nuestro, para sujetarlo.
P. Se pasaban de frenada.
R. Y no les dej¨¢bamos caer. Un d¨ªa el campo estaba mojado, hab¨ªa llovido, y tuve la gran suerte de que, vini¨¦ndose de espaldas, se escurriera Alfredo Di St¨¦fano. Yo le par¨¦ con las manos. El n¨²mero 9 con el que so?aba lo ten¨ªa delante de m¨ª, en grande. No me lav¨¦ las manos una semana. Alfredo era Dios.
P. ?C¨®mo era en el campo?
R. Un perro. Como en la calle. Ten¨ªa un car¨¢cter dif¨ªcil, fuert¨ªsimo. El que mandaba era ¨¦l. No es que mandase en su equipo: mandaba en el partido. Era un dominador, el due?o de todo: la pelota era suya. Y el que no se moviera, a la calle.
P. Gento.
R. Una vez un lateral derecho dijo que nunca le hab¨ªa visto la cara, que solo conoc¨ªa el n¨²mero. En el campo solo ve¨ªa el 11. Hab¨ªa jugadores m¨¢s t¨¦cnicos. Pienso en Enrique Collar del Atl¨¦tico, por ejemplo. Pero no ten¨ªan esa fortaleza tan bestia. A Paco [Gento] le hacen futbolista H¨¦ctor Rial y Di St¨¦fano. Era muy duro tirando a puerta. Pegaba unos zurdazos que se acababa el mundo.
P. Usted hizo Deporte en Pueblo.
R. Era la ¨¦poca en que los redactores y los jefes de secci¨®n de deportes de los peri¨®dicos quer¨ªan en la foto el bal¨®n, el gol, el marcador simult¨¢neo y la madre que me pari¨® paseando por all¨ª tambi¨¦n. Y entonces yo no hac¨ªa eso. Yo hac¨ªa el gesto.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque un se?or que era redactor jefe de Pueblo, muy conocido despu¨¦s en El Pa¨ªs, que se llamaba Juan Luis Cebri¨¢n, me cogi¨® un d¨ªa del brazo y me dijo: ¡°Raulito, human¨ªzame el f¨²tbol¡±. As¨ª que yo a lo mejor no saco goles, pero te saco el momento del llanto, del grito, del dolor, de la angustia, de la satisfacci¨®n, de la locura.
P. ?Por ejemplo?
R. La s¨¦ptima Copa de Europa de baloncesto. Una foto al entrenador, Pedro Ferr¨¢ndiz. Meti¨® la canasta del triunfo Monsalve. Y yo me lanc¨¦ al suelo del pabell¨®n y tir¨¦ la foto. Lo que vi no me lo pod¨ªa creer: Pedro Ferr¨¢ndiz, un se?or baj¨ªsimo, estaba pegando un salto que hab¨ªa superado a Clifford Luyk, que mide m¨¢s de dos metros. Era un salto imposible, la alegr¨ªa absoluta.
P. Usted es el autor de una foto legendaria. Juanito celebrando un gol, los brazos extendidos, y el portero del Dinamo de Kiev patas arriba. Es curioso, porque se ha convertido en una foto representativa de la ¨¦pica del Madrid, pero se hizo en un partido del trofeo Bernab¨¦u que adem¨¢s el Madrid pierde. Y sin embargo usted capta todo eso ah¨ª.
R. No tengo ni idea de c¨®mo la hice. Estaba en un lateral y dispar¨¦. Se qued¨® un encuadre perfecto. A Juan le quer¨ªa como a un hijo. Le besaba la cabeza, que era mucha la que ten¨ªa. Como futbolista ha habido pocos como ¨¦l. Hay una frase muy hermosa de Santillana. Cuando Juanito se cabreaba con Santillana porque no remataba sus centros, el delantero le contestaba: ¡°Es que t¨² piensas un segundo antes que yo¡±. Para cabecear, Santillana ten¨ªa que pensar dos segundos antes, si no el bal¨®n pasaba de largo.
La foto de la Quinta es una foto vulgar y corriente. Pero lo que la hace grande es que cinco de los que salen ah¨ª la convierten en hist¨®rica
P. La Quinta del Buitre.
R. La foto m¨¢s genial. Con Julio C¨¦sar Iglesias en EL PA?S, que los bautiz¨® como la Quinta. Me dice: ¡°Raulito, v¨¢monos a la Ciudad Deportiva que hay all¨ª un grupo del Castilla de Amancio al que le vamos a hacer una foto¡±. La hacemos, y al a?o siguiente cinco de esos de la foto son cinco titulares del primer equipo. Mira: es una foto vulgar y corriente. Lo que la hace grande es que cinco de los que salen ah¨ª la convierten en hist¨®rica.
P. ?Cu¨¢l fue su primera gran foto?
R. Yo hago una foto en el Metropolitano que sale en Pueblo a seis columnas. Es Paco Gento en el aire, ech¨¢ndose la mano en la ingle de un tir¨®n, Zoco mirando; dos, creo que eran de Irlanda del Norte, mirando tambi¨¦n. Y Paco no puede jugar el partido porque se desgarra. Sabes que algo es bueno cuando un compa?ero de la competencia te dice: ¡°Vaya pedazo de foto que has hecho, y qu¨¦ bronca nos han metido por no hacerla nosotros¡±. Hay otra del Chopo Iribar, muy famosa, en la que ¨¦l sale desenfocado y entre el p¨²blico puedes distinguirlos a todos.
P. ?C¨®mo la hizo?
R. Con un Novoflex de 240 mm. Me doy cuenta de que funciona porque le funciona al redactor jefe de deportes y le funciona al director del peri¨®dico. Si no, me pod¨ªa haber pedido, como ped¨ªan entonces, el gol y el bal¨®n. Yo ten¨ªa un compa?ero, gran fot¨®grafo, Alfredo Benito. ?l ten¨ªa en la pared toda clase de balones. Para hacer la plantilla y meter el bal¨®n en la foto. Alfredo era un genio, pero tiraba una foto del portero estir¨¢ndose y si no hab¨ªa bal¨®n, ¨¦l ten¨ªa una plantilla para incrustarlo. Dominaba muy bien el laboratorio, que entonces era muy dif¨ªcil de dominarlo bien. Pon¨ªa el hilo de aluminio, pon¨ªa el bal¨®n y lo mov¨ªa, porque adem¨¢s el bal¨®n sale movido. Y yo al d¨ªa siguiente le dec¨ªa: ¡°Pero t¨ªo, si el bal¨®n entr¨® por abajo. ?C¨®mo me lo pones encima, en la cruceta?¡±.
P. Di St¨¦fano y Bernab¨¦u se enfadan cuando Di St¨¦fano se va del Madrid y est¨¢n sin hablarse durante a?os. Y usted lo arregla.
R. No, yo no lo arreglo. Yo soy testigo de c¨®mo hacen las paces. De madrugada y por sorpresa. Fui con Rafael Marichalar a ver a Di St¨¦fano entrenando al Elche. Lo encontramos en el hotel cenando solo. Nos ve y se emociona. Acaba de cenar, tomamos el caf¨¦ y Rafael le suelta: ¡°Alfredo, ?nos vamos a ver a don Santiago, que est¨¢ en Santa Pola, y le das un abrazo?¡±. Ese silencio de Alfredo, esos ojos que te miran que es como si te tirara un penalti. Te miraba fijamente con ese mal genio que ten¨ªa y dec¨ªas: ya est¨¢, ya me ha enchufado el penalti. Por el centro y arriba. De repente suelta: ¡°Vamos¡±.
P. ?C¨®mo fue?
R. Llegamos, noche cerrada. Timbramos a la puerta. Yo en la retaguardia, por si hab¨ªa que salir corriendo. Y abre Santiago Bernab¨¦u con un mandil¨®n de pescador. Un silencio. Dice Rafael Marichalar: ¡°Don Santiago, venimos a tomar una copa¡±. Otro silencio. Alfredo ten¨ªa genio, pero Bernab¨¦u no veas lo que impon¨ªa. Y aquellas horas. Yo estaba temblando de miedo. Y entonces dice: ¡°Pasad¡±. Entramos. Estuvimos hasta las cuatro. Ellos hablaron y hablaron, y se despidieron con un abrazo. Cuando salimos de all¨ª, y cogimos el coche, nos fijamos en el peque?o embarcadero de Santiago Bernab¨¦u y vimos el nombre de su barco: ¡°La saeta rubia¡±.
P. ?Cu¨¢l es la foto que quisiera no haber hecho nunca?
R. Un d¨ªa de diciembre de 1989 iba por la M-30 al Vicente Calder¨®n y me par¨¦ porque vi un accidente de tr¨¢fico terrible. Hice fotos de la v¨ªctima, no la reconoc¨ª. Guard¨¦ la c¨¢mara y me fui al campo del Atl¨¦tico. Al llegar dije a mis compa?eros: ¡°Casi no llego porque ha habido un accidente en el que creo que hay un muerto¡±. Llam¨¦ al peri¨®dico para pedir un hueco a Local. Me puse a hacer el partido y entonces viene alterado hacia m¨ª Jaime Pato, del ABC: ¡°?Cancio, Cancio, que el muerto que has hecho es Fernando Mart¨ªn!¡±. Llevaba muerto una hora en un carrete metido en el anorak a mi amigo Fernando Mart¨ªn. Una semana antes hab¨ªamos comido juntos. 36 fotos y a¨²n no me explico c¨®mo no lo reconoc¨ª, supongo que porque era inconcebible que fuese alguien tan cercano.
P. ?Qu¨¦ hizo?
R. Me fui al laboratorio. Y cuando vi las fotos con el carrete seco me fui a ver al subdirector, Jes¨²s Ceberio. Le dije: ¡°Jes¨²s, el accidente de Fernando Mart¨ªn¡±. Se cambi¨® el peri¨®dico. Es una historia que nunca m¨¢s quisiera repetir.
Se aprende a fotografiar con oficio y con suerte: la de ver m¨¢s que otros. Como con el rev¨®lver. ¡°Usted tira muy bien, pero este tira mejor, porque saca el arma antes¡±.
P. ?Con qui¨¦n rompe el protocolo y se saca fotos usted?
R. Alfredo Di St¨¦fano, Cartier-Bresson y Paul Newman.
P. ?Paul Newman!
R. Una entrevista con Tico Medina en Broadway. Hac¨ªa una obra de teatro ¨¦l y su mujer. Nos dio una cita. Tambi¨¦n se apunt¨® Maruja D¨ªaz. Le hice las fotos con una Rolleiflex. Estaba en bata y maquillado para la obra. Y dije yo: ¡°Esta no me la pierdo, me hago una con ¨¦l¡±.
P. Para ver qui¨¦n era m¨¢s guapo.
R. No, no, era ¨¦l. Me di cuenta porque a m¨ª me recortaban en la foto: se quedaban con el de los ojos azules.
P. ?Qu¨¦ hac¨ªa en Nueva York?
R. Empezar mi carrera. Fui enviado especial a la Feria Mundial de 1964. Estaba haciendo un reportaje en el Ayuntamiento de Madrid y lleg¨® un se?or, Antonio Cores, y me toc¨® el hombro. ¡°?Qu¨¦ quiere?¡±. Y dice: ¡°?T¨² te vendr¨ªas a Nueva York de seis a nueve meses? Te damos equipo. Y pagar¨ªamos 600 d¨®lares¡±. Me qued¨¦ mir¨¢ndolo y le dije: ¡°Si es cachondeo, le suelto una hostia que le espabilo¡±. Dice: ¡°No es cachondeo. Venga usted ma?ana a la calle Infantas, n¨²mero no s¨¦ qu¨¦, para hacerle pruebas de los trajes y las camisas. Ah, y lleve usted el pasaporte¡±. Me hicieron la medida del traje azul de alpaca, camisa, pantal¨®n y un sobre. Y el pasaporte que di para que me hicieran la visa. Y un sobre. Y vi por primera vez d¨®lares.
P. ?Qu¨¦ le parecieron?
R. Yo s¨®lo se los hab¨ªa visto a Humprey Bogart en el cine. Cuando los tuve en la mano me di cuenta de que sonaban: hac¨ªan ruido. El ruido del dinero. Llegu¨¦ a casa y le dije a mi madre que me iba a vivir a Nueva York. Me dijo: ¡°?Ya vienes borracho? Son las cuatro de la tarde¡±. Aprend¨ª mucho. Trabaj¨¦ con los mejores fot¨®grafos: del The New York Times, de Life¡
P. ?A qu¨¦ se aprende de los mejores?
R. A mirar, que es lo m¨¢s dif¨ªcil. T¨² vas andando por una calle cien veces y la miras y dices: qu¨¦ bonita. Pero llega un momento que dices: no, co?o, si la foto est¨¢ ah¨ª. Ahora s¨ª has visto la calle. Clac, y te vas.
P. ?Y c¨®mo se aprende?
R. Con oficio y con suerte: la de ver m¨¢s que otros. Como con el rev¨®lver. ¡°Usted tira muy bien, pero este tira mejor, porque saca el arma antes¡±.
P. Estuvo en Pueblo quince a?os. ?Con qu¨¦ reportero trabajaba m¨¢s?
R. Con Ra¨²l del Pozo y con Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa.
P. Del Pozo.
R. Mi hermano peque?o y mi hermano mayor.
P. Garc¨ªa.
R. Muy buen reportero, muy perro. Me quer¨ªa con locura y yo a ¨¦l. Nunca olvidar¨¦ c¨®mo se port¨® conmigo y mi familia en un momento de enfermedad muy dura de mi hermano. Pero cuando ¨¦ramos j¨®venes, en ese amor hab¨ªa momentos en que no nos quer¨ªamos nada y dej¨¢bamos de hablarnos.
P. ?Por qu¨¦?
R. Por la raz¨®n por la que se pelean los redactores y los fot¨®grafos. A lo mejor te ped¨ªa que hicieses la foto que ve¨ªa ¨¦l. Y yo saltaba: ¡°Mira, yo hago la foto que quiero. Que yo no miro tu titular y lo corrijo. Ni me meto en lo que t¨² escribes, que podr¨ªa, ?eh?¡±. Y ya estaba liada.
P. ?Y qu¨¦ pasaba?
R. Pues que no quer¨ªamos hacer coberturas juntos. Emilio Romero [director de Pueblo] nos llamaba y nos dec¨ªa: ¡°Hac¨¦is lo que yo os diga¡±. Y un d¨ªa nos mand¨® a Barcelona estando enfadados. Llegamos al Hotel Intercontinental y dije: ¡°Una habitaci¨®n doble que ha pedido Pueblo a nombre de Ra¨²l Cancio. Si hay una con cama y con cuna, es suficiente. La cuna es para ¨¦l¡±. Ten¨ªas que verlo, se cag¨® en mi padre.
P. Una curiosidad personal: Salvador Dal¨ª. Usted le hizo una foto mundialmente famosa.
R. La foto me la hizo ¨¦l a m¨ª. Fue en el Hotel Palace. Luego fui con Del Pozo a Cadaqu¨¦s a hacerle un reportaje. Cada vez que echaba la mano a la m¨¢quina, pensaba: ¡°Este me da una hostia que me quita de en medio¡±. Porque se echaba encima, abr¨ªa los ojos, gesticulaba. Las fotos las hac¨ªa ¨¦l. Esa que dices fue buena. Esa s¨ª que es hist¨®rica, sali¨® en todas partes.
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