Ciencia y t¨¢ctica del Trek de Juanpe L¨®pez en los Dolomitas lucanos
Victoria en Potenza del neerland¨¦s Bouwman, que se impuso a Mollema y Formolo, compa?eros de fuga en el d¨ªa de m¨¢s desgaste de la ¡®corsa rosa¡¯, en la que el lebrijano sigue l¨ªder
Potenza es una ciudad vertical y destartalada, grandes costurones de viejos terremotos y deslizamientos de tierra, y, para unir los retales, unas escaleras mec¨¢nicas de m¨¢s de un kil¨®metro de largo en varios tramos, las m¨¢s largas de Europa, que no funcionan, por supuesto.
La aver¨ªa permanente del transporte, aunque mejore la circulaci¨®n venosa de la gente que tenga que subir a pie sus cuestas, y su salud en general, fastidia a los ciudadanos, pero no molesta a los turistas, que no existen, ni a los ciclistas, condenados por elecci¨®n a trepar dando pedales por paredes imposibles, como Koen Bouwman, un hombre ara?a, un rubito de Ulft, Pa¨ªses Bajos, y culturalmente no puede haber quiz¨¢s un lugar m¨¢s alejado de la capital de los llamados Dolomitas lucanos, que se encarama en la ¨²ltima cuesta y deja seco a su compatriota Bauke Mollema, que tanto quer¨ªa ganar. Es la segunda victoria tras una etapa en la Dauphin¨¦ de 2019, en seis a?os de carrera de Bouwman, eficaz hombre de equipo en el Jumbo, 29 a?os, m¨¢s regular que nada, y trabajador entusiasta.
Ambos, y otro neerland¨¦s, el Tom Dumoulin que se encuentra a s¨ª mismo cuando se queda en segundo plano, y como tal act¨²a, y brilla como co¨¦quipier generoso de Bouwman, al que protege y lanza, y un italiano con mucho estilo, Davide Formolo, llegan adelantados al pelot¨®n al final de la etapa m¨¢s dura de las siete que lleva el Giro, m¨¢s dura a¨²n que la del Etna en la que Juan L¨®pez, de Lebrija, alcanz¨® un liderato rosa que a¨²n conserva. Son m¨¢s de 5.000 metros de desnivel en 200 kil¨®metros, exclaman, asustados, los ojos fuera de sus ¨®rbitas, los que ven el ciclismo a trav¨¦s de las curvas de su Strava. Y llegan a las nieves del monte Sirino.
No es de esos Bauke Mollema, de 35 a?os, el m¨¢s antiguo de los ciclistas modernos.
Como dice Alejandro Valverde, de 42 a?os, m¨¢s viejo pero m¨¢s adaptado a los tiempos que corren, y al medidor de potencia en el manillar, as¨ª es m¨¢s f¨¢cil lanzarse a acciones que parecen locas, ataques que parecen desesperados a todo o nada, y esas cosas que tanto emocionan: el que lo hace, sea este Pogacar o Van der Poel o Evenepoel o Van Aert, o cualquier otro profeta de la ultramodernidad, es parad¨®jicamente, el m¨¢s calculador de todos, pues sabe cu¨¢ntos kil¨®metros puede aguantar a tanta velocidad. Mollema es un llagas, un pesado, que no lleva computador en el manillar y se pasa el d¨ªa, como los ni?os en el coche, dando la paliza a sus compa?eros de fuga o de pelot¨®n. ?Queda mucho? ?Cu¨¢nto queda? No sabe ni en qu¨¦ kil¨®metro se llega ni cu¨¢ntos vatios por minuto le quedan en el dep¨®sito. No calcula. Agita la chepa, abre los brazos y las orejas y ataca por instinto y porque le gusta y porque sabe, y su director, Adriano Baffi, tambi¨¦n lo sabe, que su participaci¨®n en la fuga significa menos sudor para sus compa?eros del Trek en la faena de defender la maglia rosa de su Juanpe un d¨ªa tan peliagudo como este de la traves¨ªa a lo largo de las crestas de los Apeninos m¨¢s australes de la bota, bruma de pel¨ªcula de miedo al inicio, por Maratea, la entrada en la Basilicata, la tierra de Basilio de Bizancio hecho un basilisco, desde la costa calabresa ¨Cel miedo de Sergio Samitier, aragon¨¦s del Movistar, que se cae en un descenso y se rompe y se retira¨C, sol de pereza y piernas quemadas despu¨¦s, primavera dura. Y, en el paquete, una lecci¨®n t¨¢ctica y de trabajo en equipo.
El instinto y el peligro de Mollema, uno al que no se pueden regalar minutos, hacen que Richard Carapaz se desvele y descubra la diferencia entre luchar por la victoria final partiendo como un outsider, y as¨ª se subi¨® a las barbas y machac¨® a Roglic y Nibali en 2019, y hacerlo como favorito number one, y al frente de un equipo como el Ineos, que se tiene que arremangar de nuevo a las ¨®rdenes de Castroviejo y trabajar, en el fondo, para que no pierda el liderato el enemigo, Juanpe L¨®pez, el lebrijano feliz, m¨¢s a¨²n, extasiado, que charla en italiano por los codos, pierde la noci¨®n de la realidad ¨C¡±c¨®mo disfruto los dos, tres d¨ªas, los que sean, que llevo de rosa, porque vivo en una nube y me pierdo¡±, dice. ¡°?Calor? Esto no es calor comparado con los 40 grados a la sombra de Lebrija¡¡±¨C, y no quiere pensar en dejar de vestir de rosa. ¡°Y el d¨ªa del Blockhaus [el domingo], el d¨ªa en el que se quitar¨¢n la careta los que van a ganar el Giro, trabajar¨¦ de rosa para mi l¨ªder Ciccone, por supuesto¡±, dice. ¡°Si es eso lo que me piden, claro¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.