El f¨²tbol de Pasolini
Valerio Curcio invita a los lectores a un viaje por la relaci¨®n del artista y el balompi¨¦: ¡°Ser seguidor de un equipo es una enfermedad juvenil que dura toda la vida¡±
Los ¨ªdolos tambi¨¦n tienen ¨ªdolos. Pueden ser los m¨¢s insospechados. Y los encuentros pueden no ir todo bien, ya que en muchas ocasiones esas personas no se esperan la admiraci¨®n que despiertan en la estrella en cuesti¨®n. Y la situaci¨®n se vuelve un poco rara, porque el ¨ªdolo principal -llam¨¦moslo as¨ª- act¨²a de una manera totalmente inusual e inesperada. Es decir, se desempe?a de la manera en que la gente suele hacerlo con ¨¦l, descolocando al personal. Cuando Pier Paolo Pasolini tuvo la oportunidad de grabar unas entrevistas con jugadores del Bolonia para el documental Comizi d¡¯amore, la cosa sali¨® regular. Era tal la ilusi¨®n que ten¨ªa el cineasta por el encuentro -era un apasionado hincha del equipo, que aquel oto?o se dirig¨ªa hacia su s¨¦ptimo t¨ªtulo de liga- que avasall¨® a los futbolistas con preguntas sobre la libertad o el sexo.
Los futbolistas, cohibidos por el tipo de cuestiones que se planteaban y por tener delante a Pasolini, respond¨ªan con monos¨ªlabos. Apenas uno -Giacomo Bulgarelli- entr¨® en el juego. Todo es diferente cuando se mira desde cerca. Tambi¨¦n los ¨ªdolos de los ¨ªdolos.
El escritor y director de cine italiano fue un gran apasionado del balompi¨¦. En El f¨²tbol seg¨²n Pasolini (Altamarea), Valerio Curcio invita a los lectores a un viaje por la relaci¨®n del artista y el f¨²tbol. Una relaci¨®n que pudo haber ido mucho m¨¢s all¨¢, ya que cuentan que su desempe?o como extremo izquierdo era notable. Lleg¨®, incluso, a participar en la fundaci¨®n de un club, el SAS Casarsa, que buscaba financiarse con actividades teatrales y de entretenimiento. Cuando era profesor de secundaria, organizaba partidos en el prado de una iglesia cercana con los alumnos, a los que divid¨ªa en equipos -aprobados contra suspensos, altos contra bajos-, cuentan que una de las pocas veces que lo vieron enfadado de verdad fue tras una derrota de su Bolonia en Roma. En 1973, en una entrevista, explic¨®: ¡°no es determinante el lugar de nacimiento, para convertirse en un hincha apasionado cuenta d¨®nde y c¨®mo se tuvieron los primeros contactos con el f¨²tbol. Ser seguidor de un equipo de f¨²tbol es una enfermedad juvenil que dura toda la vida¡±.
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