Espa?a se proclama campeona del mundo de waterpolo en una final ag¨®nica
El seleccionador Dav¨ªd Mart¨ªn consolida la regeneraci¨®n del combinado nacional, que vence a Italia en los penaltis y se lleva el oro en Budapest despu¨¦s de 21 a?os de espera
Espa?a se proclam¨® campeona mundial de waterpolo en la piscina Alfr¨¦d Haj¨®s de Budapest, lo que oficiosamente se considera la capital planetaria del balonmano acu¨¢tico. Venci¨® a Italia en la tanda de penaltis, tras un partido vibrante desde el primer minuto. Un drama que someti¨® a los espa?oles a un par de crisis inesperadas y que culmin¨® en el tiro fallido de Giacomo Canella. El goleador, el experto Canella, err¨® dos penaltis. El segundo, el definitivo, se lo par¨® Edu Lorrio, el portero suplente espa?ol, que entr¨® en la refriega en la ¨²ltima parte de la serie para tocar la gloria que devuelve a Espa?a a lo m¨¢s alto del podio mundial despu¨¦s del oro de Fukuoka en 2001, punto final de la generaci¨®n m¨ªtica que lider¨® Roll¨¢n.
El primer cuarto fueron siete minutos al sprint. El segundo, otro sprint. El tercero, el drama fisiol¨®gico, los cuerpos que pasada la media hora de lucha acu¨¢tica no soportan m¨¢s tensi¨®n pero contin¨²an braceando y empujando el agua con el coraz¨®n. El cuarto, el drama psicol¨®gico. No hubo tregua. Mientras el partido discurri¨® por el cauce t¨¢ctico, por las contingencias del juego puro, Espa?a control¨® la situaci¨®n en todos los ¨¢mbitos. Con los v¨¦rtices habituales, con Unai Aguirre parando y liderando en defensa, con Felipe Perrone marcando los tiempos, y con ?lvaro Granados movi¨¦ndose por toda la piscina con una agilidad inigualable y haciendo goles a discreci¨®n.
Espa?a hab¨ªa jugado dos finales absolutas contra Italia, considerando Mundiales y Juegos. Las dos las hab¨ªa perdido. Un halo m¨¢gico proteg¨ªa a los italianos. El elemento inefable siempre operaba en su favor. ¡°Nuestro h¨¢ndicap son los equipos latinos como Grecia o Italia, ya que nosotros no tenemos tanto peso corporal como ellos¡±, dec¨ªa David Mart¨ªn, el seleccionador, en un intento de argumentar cient¨ªficamente las razones de la mala fortuna espa?ola. ?l, como jugador internacional, lo hab¨ªa sufrido. Si Espa?a, gracias a su mayor capacidad de movilidad, era capaz de desgastar a las selecciones de nadadores corpulentos, como los h¨²ngaros y los balc¨¢nicos, cuando se med¨ªa a hombres parecidos desde un punto de vista biol¨®gico, m¨¢s ligeros en el agua, encontraba dificultades que en los momentos cr¨ªticos parec¨ªan insalvables. ¡°Ellos tienen un fenotipo parecido al nuestro¡±, observaba el t¨¦cnico, ¡°pero est¨¢n m¨¢s acostumbrados a jugar en zona. Hist¨®ricamente son muy buenos ah¨ª, est¨¢n m¨¢s preparados para el cuerpo a cuerpo y nunca sabes por qu¨¦. Porque fisiol¨®gicamente son bastante parecidos a nosotros. En cambio, nosotros somos m¨¢s r¨¢pidos, m¨¢s din¨¢micos...¡±.
El primero y el segundo cuarto de la final constituyeron un duelo t¨¢ctico. Espa?a procur¨® llevar el partido por el cauce m¨¢s r¨¢pido posible, estirando las presiones y acelerando los contragolpes, mientras que Italia le hizo la oposici¨®n aproximando sus acciones a la agresi¨®n. Fue hasta donde lo permiti¨® el reglamento y m¨¢s all¨¢. Cundieron los sopapos, los agarrones, los hundimientos. ¡°?Tosta!¡±, gritaba el seleccionador, Sandro Campagna, pidiendo dureza, ¡°?Tosta!¡±. Los jugadores italianos intentaron frenar el ritmo espa?ol a trav¨¦s del combate cuerpo a cuerpo, conscientes de que este tipo de fricciones acaban por precipitar el cansancio en sus rivales. Menos dotados para la lucha, m¨¢s livianos, cada segundo que los jugadores como Mun¨¢rriz, Mallarach, Perrone o Granados emplearon en zafarse del agarr¨®n, les pes¨® en su capacidad para nadar y decidir con lucidez.
Espa?a comenz¨® metiendo el primer gol tras un robo de Granados que el propio jugador culmin¨® a la contra. Con Unai Aguirre espl¨¦ndido ante los tiros de Echenique, Fulvio y Bruni, a los espa?oles les bast¨® con ir gestionando con eficacia las numerosas expulsiones italianas, m¨¢s o menos predecibles a partir del plan de Campagna. Entre las ocho paradas de Aguirre y la certeza quir¨²rgica de Granados, Espa?a alcanz¨® el tercer cuarto con un 3-6 y el cuarto con 6-8.
A falta de menos de siete minutos Italia parec¨ªa perdida gracias al golazo de Famera. El 6-9 daba fuerzas a Aguirre, que sacaba la lengua como un maor¨ª tras otra parada a Bruni. Los espa?oles se sent¨ªan campeones. Pero entonces ocurri¨® lo impensado. El ¨¢rbitro pit¨® penalti. Al parecer, desde el banquillo de Espa?a se hab¨ªa pedido un tiempo muerto por accidente en un momento en que el reglamento no lo permit¨ªa. Los tecn¨®cratas determinaron pena m¨¢xima y al borde de la piscina David Mart¨ªn se arranc¨® a maldecir. Francesco di Fulvio ajustici¨® a Aguirre haciendo que el bal¨®n volara junto a su palo izquierdo.
Arrastrada por la tormenta emocional, definitivamente en el territorio que dominaba su adversario, Espa?a estuvo a punto de perderlo todo tras el 9-9 de Presciutti. Salv¨® el empate con garra. ¡°Hemos aprendido a sufrir y hoy lo hemos demostrado¡±, concluy¨® Perrone. Suficiente para alcanzar la playa de los penaltis y el oro.
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