Severiano Ballesteros, el ingl¨¦s
Olazabal, el fot¨®grafo David Cannon y el ¡®caddie¡¯ Billy Foster reviven la pasi¨®n entre Ballesteros y el Open Brit¨¢nico de golf. El torneo vuelve ahora a Saint Andrews
Seve era Sevi. El mejor golfista espa?ol de todos los tiempos parec¨ªa ingl¨¦s. El p¨²blico de las islas sent¨ªa devoci¨®n por Ballesteros y el genio c¨¢ntabro correspondi¨® con la misma entrega. Sobre todo en el Open Brit¨¢nico, all¨ª donde se desataban todas las pasiones. Tres veces se coron¨® Seve con la Jarra de clarete (1979, 1984 y 1988) y siempre dej¨® grandes historias.
El Open Brit¨¢nico abre sus puertas este pr¨®ximo jueves vestido de gala: es la 150? edici¨®n de este m¨ªtico torneo y el escenario no pod¨ªa ser otro que la casa del golf, el campo escoc¨¦s de Saint Andrews, un monumento a la tradici¨®n en tiempos de petrod¨®lares y liga saud¨ª. En esta cuna logr¨® Seve su segundo Open, el inolvidable laurel que abroch¨® con un putt fotografiado para la historia en el hoyo 18. Para entonces el espa?ol ya era un ingl¨¦s m¨¢s. Ten¨ªa solo 19 a?os cuando en 1976 fue segundo en Royal Birkdale despu¨¦s de ser l¨ªder las tres primeras jornadas. Aquel domingo Seve no gan¨® la copa (venci¨® Johnny Miller) pero s¨ª el coraz¨®n de los brit¨¢nicos. Ser¨ªa para siempre.
En 1979 triunf¨® en Royal Lytham escapando de un aparcamiento en el hoyo 16 (el campe¨®n del p¨¢rking). En 1984 hizo cumbre en Saint Andrews, el ¡°momento m¨¢s feliz y emotivo¡± de su carrera, ¡°lo m¨¢s grande que le puede pasar a un golfista¡±, y ¡°el golpe m¨¢s maravilloso¡±, ese putt ganador. Y en 1988 cerr¨® el triplete de nuevo en Royal Lytham. Desde su debut en 1975 hasta su despedida en 2006, cuando su hijo Javier le hizo de caddie, Seve jug¨® 28 veces el grande ingl¨¦s. As¨ª le recuerdan tres figuras que vivieron de cerca esa historia de amor.
Olazabal: ¡°La gente le pon¨ªa su nombre a un hijo¡±. Vidas cruzadas. Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal jug¨® su primer Open Brit¨¢nico ese 1984 en que Seve toc¨® el cielo en Saint Andrews. El vasco, doble chaqueta verde, no descifr¨® los secretos del grande brit¨¢nico tan bien como entendi¨® a Augusta. Dos clasificaciones entre los 10 primeros, ambos dos terceros puestos (1992 y 2005), fueron su mejor cosecha.
El bicampe¨®n del Masters guarda en su memoria cada recuerdo de Seve, fallecido en 2011, como si fuera un diamante en una caja fuerte. No olvida cuando era un adolescente que aprend¨ªa del maestro en los entrenamientos previos a cada British. ¡°Siempre fue una relaci¨®n especial. A Seve en el Open Brit¨¢nico le quer¨ªan una barbaridad y se lo hac¨ªan notar con gestos, comentarios¡ Era un amor del p¨²blico ingl¨¦s hacia Seve y de Seve hacia el p¨²blico ingl¨¦s. Con esos aficionados era cercano, entra?able. Le dieron el cari?o que en Espa?a le cost¨® encontrar. ?l lo apreciaba mucho. Siempre dijo que el mejor p¨²blico en el golf era el del Open Brit¨¢nico. Es dif¨ªcil ser profeta en tu tierra, y en esos a?os, y todav¨ªa ahora, la cultura del golf en Inglaterra estaba a a?os luz de ventaja respecto a Espa?a. Al golf le ha costado encontrar un hueco en la sociedad y en el deporte espa?ol¡±.
Seve nunca olvid¨® que Televisi¨®n Espa?ola cortara la retransmisi¨®n de los ¨²ltimos hoyos en 1984 para emitir el final de una carrera de caballos. En su pa¨ªs era silenciado pese a que ya coleccionaba tres grandes; en las islas era aclamado. ¡°All¨ª Seve era otro mundo desde 1976. Hoy vas a Wentworth o a Irlanda y hay un gent¨ªo con un alto conocimiento del juego. Seve tambi¨¦n ten¨ªa esa sensaci¨®n de que se le quer¨ªa m¨¢s all¨ª, pero por esa falta de cultura golf¨ªstica en Espa?a. Yo iba con ¨¦l en muchos entrenamientos y era incre¨ªble la gente que le segu¨ªa. Todos quer¨ªan una foto con ¨¦l, todos le dedicaban bonitas palabras. De repente surg¨ªa un hombre de 80 a?os que se emocionaba al verle, o una pareja que le dec¨ªa: ¡®Nuestro hijo se llama Seve por ti¡±.
David Cannon: ¡°Su sonrisa nunca ser¨¢ igualada¡±. Un instante, un putt, la eternidad. La imagen m¨¢s ic¨®nica en la historia del golf la capt¨® el ingl¨¦s David Cannon en Saint Andrews a las seis y media de la tarde del domingo 22 de julio de 1984. El fot¨®grafo de la agencia Getty era la sombra de Ballesteros en la ¨²ltima jornada del Open Brit¨¢nico. Seve se jugaba la gloria y Cannon guardaba un carrete Fuji de 36 disparos. Su c¨¢mara Canon F1 N 400mm, con lente F2.8, era una extensi¨®n de su cuerpo. Hoy, a los 67 a?os y despu¨¦s de 41 como fot¨®grafo deportivo, recuerda la tarde en que hizo inmortal a un hombre. ¡°Seve pateaba en el 18 para ganar. Me centr¨¦ en sus ojos. No me fij¨¦ en la bola. Solo cuando el griter¨ªo de la gente fue creciendo sab¨ªa que se acercaba al hoyo. Estaba preparado... ?Dispar¨¦! Lo que pas¨® en esos segundos fue m¨¢gico. No pod¨ªa respirar cuando se acab¨® el carrete. Confiaba en que hab¨ªa captado la m¨¢s perfecta secuencia de un putt ganador. Mir¨¦ a los otros fot¨®grafos. No estaban contentos. No ten¨ªan ese momento¡±.
¡°?La met¨ª, la met¨ª!¡±, grit¨® Seve levantando su pu?o derecho al firmar ese birdie de campe¨®n. Pero Cannon tardar¨ªa horas en saber que hab¨ªa congelado la historia. ¡°En esos a?os no exist¨ªan los modernos equipos de hoy, la imagen instant¨¢nea. Deb¨ªa recoger mis cosas, esperar que la gente se dispersara y conducir toda la noche hasta Londres. A las siete de la ma?ana estaba en el laboratorio esperando al revelado. Y ah¨ª estaba¡±. Fotograma 31. La foto. La imagen que fue el s¨ªmbolo del equipo europeo de la Ryder, el logo de la Fundaci¨®n del c¨¢ntabro y un tatuaje en un antebrazo. ¡°Su gesto es puro placer. Es el mejor momento de mi carrera, la mejor fotograf¨ªa que he hecho en el deporte¡±, explica Cannon. ?l mismo era un golfista amateur cuando conoci¨® a un joven Seve en 1976 en una ronda previa a un torneo en Leicester. All¨ª qued¨® cautivado por la energ¨ªa del espa?ol y su imaginaci¨®n sin l¨ªmites. ¡°Seve ten¨ªa un carisma ¨²nico. Su sonrisa nunca ser¨¢ igualada, iluminaba la c¨¢mara. Jugaba sin gorra y eso potenciaba su gesto. Cada d¨ªa me daba una gran foto. Alegre, triste o enfadado, cada emoci¨®n era una imagen maravillosa. Era el favorito para los ingleses, incluso antes que nuestros jugadores. Pon¨ªa pasi¨®n en todo lo que hac¨ªa, sent¨ªa amor verdadero por el golf, hac¨ªa que la gente fuera feliz... Daba igual si golpeaba a bandera o al b¨²nker. Jugaba golpes con los que yo ni siquiera pod¨ªa so?ar¡±.
Cannon captur¨® cientos de fotos de Seve, instant¨¢neas en las que tan importante como el deportista eran las caras de asombro en los aficionados. Una selecci¨®n ilustra el libro Seve. His life through the lens (Seve. Su vida a trav¨¦s del objetivo). Recuerda tambi¨¦n especialmente otra en Royal Lytham 88, un golpeo lleno de furia y elegancia. Emocionado revive cuando recre¨® con ¨¦l en la playa de Pedre?a sus inicios moviendo una bola sobre la arena, inventando con el ¨²nico palo que ten¨ªa de ni?o, un hierro tres. Y claro, aquella foto de 1984. Cuando Seve le ense?¨® el tatuaje, le solt¨®: ¡°?David, no quiero una factura!¡±.
Billy Foster: ¡°Se me erizaban los pelos¡±. Ser caddie de Severiano Ballesteros era alto voltaje. El ingl¨¦s Billy Foster conserva enmarcada la carta que el jugador le mand¨® a casa de sus padres en 1990 con las ¡°condiciones¡± para trabajar con ¨¦l: nada de hablar con la prensa, m¨¢xima exigencia... Pasaron cinco a?os juntos en los que Foster palp¨® esa devoci¨®n beatle por Seve. ¡°He estado en cada Open Brit¨¢nico desde 1975. Seve era mi h¨¦roe de la infancia. En 1976 en Birkdale le segu¨ª por el campo. El primer Open en el que hice de caddie fue Saint Andrews 84, con Hugh Baiocchi, de Sud¨¢frica. El tercer grupo del domingo era el de Lanny Wadkins y Baiocchi, el segundo grupo era el de Langer y Seve¡ As¨ª que cuando Seve emboc¨® el putt ganador yo estaba en la caseta detr¨¢s del green. ?Qu¨¦ momento! Trabajar con ¨¦l fue un sue?o hecho realidad. Nick Faldo gan¨® seis grandes y fue el mejor jugador brit¨¢nico, pero Seve Ballesteros era mucho m¨¢s popular que Faldo. Carism¨¢tico, era como un matador, luchador, emocionante y con una magia que el golf nunca hab¨ªa visto. Su pasi¨®n, deseo y naturaleza guerrera trajeron un nuevo amor por este deporte. El p¨²blico brit¨¢nico adopt¨® a Ballesteros como uno de los suyos, ?lo adoraron!¡±.
Foster llev¨® la bolsa de palos de Tiger Woods y Sergio Garc¨ªa, entre otros, y hoy es el caddie de Matt Fitzpatrick, con el que en junio gan¨® su primer grande, el US Open, tras 40 a?os de carrera. ¡°El ¨²nico otro jugador con el que he sentido esa aura al ir al primer tee ha sido Tiger¡±, comenta Foster; ¡°cuando caminaba con Seve en un Open se me erizaban los pelos de los brazos y el cuello. Ser¨¢ para siempre una leyenda¡±.
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