La ley de Saint Andrews castiga a Tiger y a Rahm
Woods firma con seis sobre el par su peor resultado en el campo escoc¨¦s en un Open, el vasco sufre con +1, Sergio Garc¨ªa se hunde con +3 y Cameron Young es l¨ªder con -8
Ese amor de verano se acab¨®. Tiger Woods volvi¨® a Saint Andrews con el cuerpo lleno de cicatrices pero el alma reparada. El recuerdo de sus haza?as en la casa de golf, sus coronas en 2000 y 2005, hab¨ªa alimentado las esperanzas del campe¨®n de 15 grandes de revivir un tiempo feliz. El guerrero hab¨ªa descansado despu¨¦s del en¨¦simo regreso de la tumba y el horizonte de un recorrido plano que aliviara su maltrecha pierna derecha le devolv¨ªa el hambre de gloria. Pero el campo le baj¨® a la tierra en un minuto, lo que tard¨® en caer al agua en el m¨ªtico riachuelo de Swilcan que cruza los hoyos 1 y 18 y comenzar la caminata con un doble bogey. Todo fue sufrimiento desde entonces para Woods, remando desde el tee y en el green. Un gigante ca¨ªdo. De nada vale el palmar¨¦s ni el nombre delante de la bola. No hubo piedad para Tiger desde que la grada comenz¨® a entregarle sus pulmones. El mito acab¨® retorcido, esta vez de pena m¨¢s que de dolor, en la primera jornada del Open Brit¨¢nico: 78 golpes, seis sobre el par, su peor resultado en las seis ediciones de este grande que ha disputado en Saint Andrews, igualando la cuarta ronda de 1995, cuando era un amateur lleno de energ¨ªa. La meca del golf no le hab¨ªa castigado nunca del tal manera siendo profesional. Pasar el corte precisar¨¢ este viernes otra resurrecci¨®n. Con 46 a?os. ¡°Voy a necesitar un 66, ir¨¦ a por ello¡±, se ret¨®.
El viento tard¨® en soplar en el Old Course y los reclutas del primer turno de ma?ana aprovecharon esas horas de permiso. El estadounidense Cameron Young lidera la tabla con ocho bajo el par, por el -6 de Rory McIlroy y el -5 de Cameron Smith y Robert Dinwiddie. En la sesi¨®n vespertina emergi¨® el n¨²mero uno mundial, Scottie Scheffler, para entregar una tarjeta de -4 (como Dustin Johnson) sin muchas serpentinas y la sensaci¨®n de que en el segundo tramo del d¨ªa desperdici¨® varios cartuchos. En esa ventana de tiempo se movi¨® Jon Rahm en una vuelta interminable que viaj¨® de m¨¢s a menos y abroch¨® con +1, lejos de sus sue?os. El vasco jugaba justo en el turno posterior a Tiger y los momentos de espera se acumularon en medio de la marabunta que siempre sigue al Tigre: casi tres horas tard¨® el partido del espa?ol (con Spieth y Varner III) en completar los nueve primeros hoyos, y seis horas y cuarto en cerrar los 18. Una barbaridad y un calvario psicol¨®gico.
Tres putts cortos fallados en los hoyos 5, 9 y 12 fueron tres pu?ales en el armaz¨®n de Rahm, un metr¨®nomo desde el tee de salida, un devorador de yardas con la catapulta que es su corpach¨®n frente a calles tan anchas y despejadas, pero un tembleque cuando deb¨ªa rematar el trabajo a dos palmos de la meta. El n¨²mero tres del mundo domaba el viento y mec¨ªa la bola con un guante hasta aterrizar en el green, y ah¨ª recibi¨® esas punzadas que le retrasaron en la carrera hacia la cumbre. Carg¨® adem¨¢s con un bogey en el ocho, un par tres en el que parti¨® muy desviado a la derecha, otro en el 13 con un tripateo, uno m¨¢s en el 15 con un putt corto... El par cinco del 14 tampoco hab¨ªa sido el abrevadero que esperaba para descontar un golpe y en el 16 volvi¨® a faltarle un bocado para que esa bola rodara un par de vueltas m¨¢s. Rahm resopl¨® de impotencia y el final de la ronda se alarg¨® para un competidor que en el ring nunca baja los brazos. Otro desv¨ªo en el 18, cuando rozaba el birdie, cerr¨® una tarde para pasar p¨¢gina.
'That is just about inch perfect'?@JonRahmpga ?#The150thOpen pic.twitter.com/dBopIibx0w
— The Open (@TheOpen) July 14, 2022
Todo se cocinaba en una densa jornada a un ritmo lent¨ªsimo, sopor¨ªfero por momentos, un mal asunto a la hora de vender el producto cuando la competencia de la liga saud¨ª apuesta por la comida r¨¢pida, todos los jugadores con salidas al mismo tiempo y la emoci¨®n condensada en menos horas, una sucesi¨®n de golpes en la que no hay respiro ni pausa para los anuncios. Seguir a Rahm o a Tiger, en el campo o por la pantalla, era este jueves una pel¨ªcula con demasiados tramos de imagen congelada. Golf a c¨¢mara lenta. No es una cuesti¨®n cualquiera. En esta guerra entre los grandes circuitos y los se?ores de los petrod¨®lares, cada comparaci¨®n cuenta.
Saint Andrews tambi¨¦n es una cuesta arriba para Adri Arnaus (+2), y Pablo Larraz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa (ambos +3). Al castellonense se le cay¨® el mundo encima en el hoyo 17, cuando un triple bogey le hundi¨® en la tabla y le devolvi¨® a ese div¨¢n al que va y viene. El tercer golpe mand¨® su bola a la arena en un piso inferior al green, cerca del asfalto, y del s¨®tano sali¨® con un pu?ado de golpes y el ¨¢nimo por los suelos. ¡°Las cosas no est¨¢n yendo muy all¨¢. Ma?ana [este viernes] saldr¨¦, jugar¨¦, har¨¦ los 18 hoyos y me ir¨¦ a casa. Ahora mentalmente estoy en un momento complicado¡±, sentenci¨® Garc¨ªa, con los plomos fundidos. Su fuga del circuito americano, el desembarco en la liga saud¨ª y gestos de des¨¢nimo como este han marcado los ¨²ltimos pasos del campe¨®n del Masters de 2017.
La gloria se vende muy cara en Saint Andrews, y tambi¨¦n la simple supervivencia. Cada golfista bracea en un campo que ni siquiera tiembla para retorcer a una leyenda.
Clasificaci¨®n del Open Brit¨¢nico.
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