Saint Andrews es el golf
El m¨¢gico campo escoc¨¦s que est¨¢ en el origen del deporte acoge un Open Brit¨¢nico que engrandece la historia en plena sacudida por la liga saud¨ª
El golf vuelve a casa. La historia de este deporte se respira en cada esquina de Saint Andrews, sede de un torneo para la eternidad. La 150? edici¨®n del Open Brit¨¢nico no pod¨ªa tener otro hogar que el ic¨®nico Old Course, el campo escoc¨¦s sobre cuyas piedras se edific¨® el juego hace m¨¢s de siglo y medio. Un paseo por Saint Andrews es un viaje en el tiempo. Las imponentes ruinas de su catedral y su castillo, la grandeza de su universidad y el aire medieval de sus calles y casas conducen al visitante a otra ¨¦poca. El campo vive en el coraz¨®n de esta ciudad de 16.000 habitantes ba?ada por el Mar del Norte, donde los mejores golfistas del planeta persiguen una gloria que no se cuenta con los ceros de los millones de la liga saud¨ª. Hoy en el Open se habla de legado, historia, tradici¨®n. De Seve, de Nicklaus, de Tiger. Las estrellas est¨¢n listas. Aunque esta vez la estrella es otra.
Old Course, el considerado el campo de golf m¨¢s antiguo del mundo. Algunos documentos registran que en 1457 este juego ya era un divertimento de reyes. En los listados en los que figuran los dise?adores de los principales recorridos, al nombre de Saint Andrews le sigue un peculiar creador: la madre naturaleza. El viento, el agua y la arena forjaron una obra de arte que late en el origen del golf mismo. Saint Andrews, por ejemplo, sirve para explicar por qu¨¦ el golf se juega a 18 hoyos. Fue en 1764, y cuentan los amarillentos escritos que ese era el n¨²mero de tragos cortos que pod¨ªa beberse de una botella de whisky escoc¨¦s. Cada trago era el broche a un hoyo jugado. As¨ª nacen algunas tradiciones que acaban en leyes, y ¨¦sta acab¨® escrita sobre piedra. En 1858 el club del Royal and Ancient dict¨® que el golf se jugaba a 18 hoyos, el resto de campos brit¨¢nicos copi¨® la costumbre y de ah¨ª al resto del mundo. En la actualidad este organismo es el que rige las normas del deporte junto a la USGA, la federaci¨®n estadounidense.
El Open Brit¨¢nico naci¨® en 1860. No hay un grande m¨¢s antiguo: 162 a?os de vida. Prestwick fue la cuna de las primeras citas hasta que en 1873 la bola cay¨® en Saint Andrews. Este jueves se abre la 30? edici¨®n del British en el plat¨® m¨¢s visitado en el major brit¨¢nico. Las apariencias enga?an en un trazado llano, de ida y vuelta, con una larga recta de hoyos en fila hasta el 7, un scalextric entre el 8 y el 11 y la vuelta a casa hasta el 18 antes de cruzar el famoso puente de piedra de Swilcan, construido hace m¨¢s de 700 a?os para que los pastores guiaran al ganado hacia la playa. Es el punto m¨¢s famoso en el golf mundial, y sobre su roca se abrazaron esta semana dos mitos, Nicklaus (18 grandes) y Tiger (15). Curiosamente, la cima fue durante d¨¦cadas el campo base: el campo se jug¨® en sus inicios al rev¨¦s que ahora, del 18 al uno.
En la sencillez de Saint Andrews se enconde la trampa. El viento y unos greens con muchas curvas pueden engullir a cualquier atrevido. He ah¨ª otro de los secretos de esta capilla sixtina. En el Old Course solo hay cuatro greens individuales (1, 9, 17 y 18) y todos los dem¨¢s son zonas comunes. El hoyo 2 comparte green con el 16, el 3 con el 15, el 4 con el 14, el 5 con el 13, el 6 con el 12, el 7 con el 11 y el 8 con el 10. Siete parejas. Y, gui?o de ese pasado ¨²nico, cada uno de esos d¨²os suma... 18.
¡°Jugar en Saint Andrews es volver atr¨¢s en el tiempo. Todo gran golfista ha jugado aqu¨ª. Eso no lo puede decir ning¨²n otro campo¡±, se rinde Tiger. ¡°Hay una atm¨®sfera de nostalgia cuando caminas hacia el tee del uno¡±, a?ade McIlroy. Jon Rahm, un enamorado de la enciclopedia, comenta: ¡°No hace falta nada para vender Saint Andrews. Aqu¨ª jugar¨ªamos gratis. En estos tiempos, esto es justo lo que el golf necesita. Cuando Ben Hogan o Bobby Jones ven¨ªan al Open, no lo hac¨ªan por dinero. Seguramente sal¨ªan perdiendo. Se trataba del prestigio de poder llamarse el campe¨®n. No hay mejor lugar que este¡±.
La Jarra de Clarete espera nuevo due?o. Es un peque?o trofeo de 50 cent¨ªmetros y 2,5 kilos del que hay cinco versiones: la original de 1872, una r¨¦plica de 1927, que es la que se entrega al campe¨®n durante un a?o hasta que recibe una copia m¨¢s peque?a, y tres hermanas. Una reside en el Museo del Golf junto al campo, otra en el Sal¨®n de la Fama de Florida y la ¨²ltima viaja por el mundo.
Seve se hizo inmortal en 1984 en esta meca. Miguel ?ngel Jim¨¦nez conquist¨® el Open s¨¦nior de 2018 en su c¨¦sped. Ten¨ªa 54 a?os y se emocion¨® como un ni?o. ¡°Este lugar inspira, es historia pura, la cuna del golf¡±, recuerda el Pisha. ¡°En Saint Andrews el golf forma parte de la vida. Old Course es el mito¡±, comenta Jes¨²s Garc¨ªa Sanju¨¢n, exfutbolista del Zaragoza que gan¨® la Recopa del 95 (el gol de Nayim) y que en 2002, mientras apuraba su carrera en el campeonato escoc¨¦s, fund¨® Golf Escocia, una agencia que organiza viajes para jugar en las islas. Saint Andrews es el para¨ªso, a cambio de 270 libras, unos 320 euros, en temporada alta.
Durante el a?o, el campo es como un parque p¨²blico. Est¨¢ abierto a todo el mundo, sin vallas ni seguridad, convertido en zona de paseo. Estos d¨ªas lo rodean 770 tiendas de campa?a (a 55 euros la noche la m¨¢s peque?a) mientras espera a 290.000 espectadores (el r¨¦cord de asistencia en un Open fueron las 238.787 personas de Saint Andrews 2000). En sus playas se rodaron escenas de Carros de fuego; su catedral es la m¨¢s antigua de Escocia, all¨ª donde descansaron las reliquias de San Andr¨¦s, patr¨®n del pa¨ªs; el pr¨ªncipe Guillermo y Kate Middleton se enamoraron en su universidad; y en su museo m¨¢s de 10.000 objetos susurran una historia, la del golf que vuelve a casa.
Ya est¨¢ aqu¨ª #TheOpenEnMovistarPlus ??
— Golf en Movistar Plus+ (@MovistarGolf) July 11, 2022
?? Lunes 11: Celebraci¨®n de Campeones (de 15:30h a 19:30h en V.O.)
?? 47 horas de golf en directo
?? Programa post al t¨¦rmino de cada jornada pic.twitter.com/G61bHfIbHU
El mayor premio econ¨®mico
La inflación también llega a Saint Andrews. En época de subasta en el golf, cuando la liga saudí paga fortunas por fichar a algunas estrellas mundiales, el Open Británico repartirá el mayor cheque de su historia: 14 millones de dólares en total, un 22% más que el curso pasado, y 2,5 millones para el ganador. El subidón, pese a todo, aún le deja como el grande más modesto. El último US Open entregó 3,15 millones al campeón y cada torneo de la liga saudí eleva el gordo hasta los cuatro.
La guerra se juega en el Open. La organización retiró la invitación a Greg Norman, consejero delegado de LIV Golf, para acudir a la cena de los campeones. Y Tiger Woods atizó al australiano por ir “contra los intereses del deporte”. Al otro lado de la trinchera, la liga saudí ha solicitado que sus torneos sean reconocidos oficialmente por el ranking mundial y que por lo tanto sus jugadores puedan obtener puntos al jugarlos.
La decisión es clave. Al no puntuar ahora disputando la nueva competición, los rebeldes van descendiendo posiciones en el ranking (Sergio García está en el puesto 68) y eso puede cerrarles las puertas para clasificarse para los cuatro grandes.
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