Pedersen firma el tercer triunfo dan¨¦s en este Tour de Francia y Vingegaard sigue l¨ªder
Las distancias entre el maillot amarillo y Pogacar se mantienen sin cambios tras una etapa larga y muy r¨¢pida, que destroza a los sprinters
Gana Mads Pedersen, qu¨¦ locura de talento, en el coraz¨®n de Saint ?tienne, donde a finales del XIX los mismos talleres que fabricaban fusiles de caza empezaron a fabricar bicicletas, los mismos aprendices fresadores y torneros, las mismas m¨¢quinas, los mismos tubos.
No es complicado, todo lo contrario, imaginarse al ciclista dan¨¦s, qu¨¦ clase, levantar un brazo empu?ando un fusil victorioso al cruzar la meta, una bicicleta de ventaja en una aceleraci¨®n de 250 metros, por delante de sus dos ¨²ltimos compa?eros de fuga, un ingl¨¦s de Londres, Wright, y un canadiense de Qu¨¦bec, Houle, gentes del fr¨ªo los tres en el d¨ªa de m¨¢s calor de lo que va de Tour, y el s¨¢bado m¨¢s, y el s¨¢bado Mende, nuevo ring en cuesta para el combate Vingegaard-Pogacar que llena nuestros d¨ªas, y da sentido a una carrera que hasta ahora ¨Ctres victorias de etapa con tres ciclistas diferentes y un maillot amarillo s¨®lido, y tres d¨ªas entre el B¨¢ltico y el Norte-- es el Tour de los daneses.
Pedersen quedar¨ªa al menos m¨¢s aparente que el Buffalo Bill de caricatura matando bisontes desde una bicicleta con el que se anunciaban, en grandes carteles los fabricantes de la regi¨®n, cuna de la bicicleta en Francia, a comienzos del siglo pasado. Que se sepa, Pedersen, de 26 a?os, de la Jutlandia que atraves¨® el Tour hace nada, no se dedica a exterminar bisontes de la tierra ni a matar de hambre a los indios de las praderas, sino a cazar victorias de prestigio, un Mundial por aqu¨ª ¨Cla lluvia torrencial y el fr¨ªo de Harrogate en el Yorkshire de 2019¡ª, una etapa del Tour por ac¨¢, y para ello, tambi¨¦n es verdad, no necesita fusiles, ni los usa, ni m¨¢s armas que su potencia comprimida en un cuerpo compacto, punta de velocidad, osad¨ªa. Y fe, como sus compa?eros de fuga, tambi¨¦n tres tremendos rodadores, grandotes de m¨¢s de 1,90m, que sufrieron m¨¢s el calor, y sucumbieron a sus efectos, Ganna, Jorgenson y K¨¹ng, exhaustos, y su ayudante del Trek, Quinn Simmons, que le trabaj¨® hasta el agotamiento.
Los siete creyeron en una escapada por la que nadie daba un euro en el descenso de los Alpes a trav¨¦s del gran ca?¨®n del R¨®dano, viento molesto, calor, repechos sin fin, 215 kil¨®metros y m¨¢s de 45,6 de media, que se revel¨® mortal para los sprinters, y tierras f¨¦rtiles para los vi?edos de Shiraz hacia las monta?as del Macizo Central y las fuentes del Loira, donde, como explican los ge¨®logos locos por el Tour que cada d¨ªa cuentan (geotdf.org) sobre qu¨¦ materia se tiende el asfalto por el que viajar¨¢ la memoria de ciclistas hermosos, se juntan montes de granito cristalinos y volcanes efusivos, puro flujo, magma l¨ªquido como sangre invadiendo todos los resquicios, conquist¨¢ndolos, como La Palma, como Vingegaard, y explosivos, magma espeso como sirope de arce pring¨¢ndolo todo despu¨¦s de hacer reventar la tierra, como los de Tonga, como solo el Pogacar en forma puede ser.
Se espera que el efusivo Vingegaard, un osito de peluche que alegra el ¨¢nimo y despierta deseos de achucharle, y el brusco y tierno a la vez Pogacar, a la b¨²squeda de su amarillo, su tesoro, choquen en la cuesta del aer¨®dromo de Mende, subida explosiva y calurosa, denominaci¨®n de origen consignada desde su entrada en el Tour, el 14 de julio del 95, y Jalabert y la ONCE haciendo sufrir a Indurain en su quinto Tour. Tres kil¨®metros al 10,2% que Pogacar no conoce. ¡°Solo la conozco por lo que he visto en las redes. No la he subido nunca¡±, dice el esloveno, quien, parece que una lecci¨®n aprendi¨® en el Granon, el control de la impulsividad, el descubrimiento de que a veces las cosas salen mal, y se muestra cauto. ¡°Tiene buena pinta. Creo que s¨ª, que podr¨¢ hacer algo, pero ya veremos¡¡±
Vingegaard solo sube al podio a por su prenda y solo habla despu¨¦s de pedalear unos minutos con un chaleco helado cubriendo su torso. Se le enfr¨ªa el cuerpo sobrecalentado en la etapa por el aire c¨¢lido, y se le duerme la mente, pues apenas es capaz de balbucear varios ya se ver¨¢, s¨ª, parece que Mende le va mejor a Pogacar pero ya veremos, ser¨¢ un d¨ªa duro, s¨ª, s¨ª, a ver qu¨¦ pasa¡
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