La extra?a Liga
En un mundo que ignora el cambio clim¨¢tico, a qui¨¦n le puede importar el futuro de un club de f¨²tbol que promete ilusi¨®n para ma?ana
La casa por la ventana. Empieza una extra?a Liga que se partir¨¢ por la mitad a finales de a?o, cuando empiece un extra?o Mundial. Como pueden ver, todo es extra?o en el f¨²tbol que viene. Tambi¨¦n fue extra?o el verano, animado por un Bar?a pobre que decidi¨® resolver su deuda comprando. Joan Laporta aparec¨ªa a cada rato por televisi¨®n, rebosante de optimismo, para contarnos que vend¨ªa futuro para comprar presente, negocio que disimulaba el riesgo por la potencia de seductores nombres propios que excitan a las redes. La llegada de Kound¨¦ puso en olvido que ya estaba fichado Christensen; Kessi¨¦ qued¨® oculto detr¨¢s de la posible llegada de Bernardo Silva; Lewandowski tap¨® a Raphinha; por no hablar de Demb¨¦l¨¦, oscurecido despu¨¦s de salir por una puerta giratoria por la que volvi¨® a entrar iluminado. En un mundo que ignora el cambio clim¨¢tico, a qui¨¦n le puede importar el futuro de un club de f¨²tbol que promete ilusi¨®n para ma?ana. Corramos un tupido velo: vuelve el Bar?a y, con ¨¦l, una Liga mejor.
La revoluci¨®n tranquila. El Real Madrid mantiene a Casemiro, Kroos y Modric, los tres sabios que se encargan del sistema circulatorio del juego del equipo. Los tres parecen ignorar el paso del tiempo y se mantienen firmes defendiendo el fuerte. No solo el de su equipo, sino el del f¨²tbol mismo, cada d¨ªa m¨¢s arrebatado por el despliegue f¨ªsico y m¨¢s limitado en su creatividad por un orden casi militar. Los tres magn¨ªficos sobreviven levantando trofeos, pero conviene no olvidar que, en algunos partidos de la temporada pasada, fueron superados por un alto ritmo de juego. Permanecen en modo espera Tchouameni, Valverde y Camavinga, tr¨ªo prometedor y m¨¢s parecidos al f¨²tbol que viene. Hasta que llegue su turno, ser¨¢ interesante ver c¨®mo la inteligencia de Ancelotti va salpicando con la energ¨ªa de estos j¨®venes, el criterio de los ilustres coleccionistas de t¨ªtulos.
Cholo ante el peligro. En cuanto al Atl¨¦tico, un a?o m¨¢s lo explica Simeone. Sin necesidad de hablar, solo estando. El f¨²tbol est¨¢ lleno de paradojas y ¨¦l interpreta una llamativa: entrenador resultadista que no necesita de los resultados para sobrevivir. Credibilidad que se ha ganado. Un aficionado renueva su abono por una expectativa y por amor. Con Simeone la expectativa es que el equipo va a morir en el intento y el amor queda garantizado por su gran identificaci¨®n con el Atl¨¦tico. Despu¨¦s de 10 a?os, su s¨®lida presencia tranquiliza a los atl¨¦ticos, que ven en el Cholo a un jugador que se escap¨® del campo, a un hincha que se baj¨® de la tribuna, a un ejecutivo que vela por el futuro de un club que, nadie lo olvida, a su llegada ni siquiera ten¨ªa presente. Tercero en discordia, sigo esperando que el Atl¨¦tico d¨¦ el salto definitivo para que la Liga crezca en inter¨¦s.
Tiburones que atacan. Para saber qui¨¦nes somos hay que mirar para afuera. Y como la econom¨ªa crea guetos, es indiscutible que el de la Premier es cinco estrellas. Cucurella por 65 millones m¨¢s siete en variables es la manera abusiva que utilizan los grandes para marcar el territorio. La clase media alta del f¨²tbol mundial vive y muere por la ambici¨®n de estas econom¨ªas insaciables. Vive por la inyecci¨®n econ¨®mica; muere por el empobrecimiento futbol¨ªstico. El Sevilla perdi¨® a su soberbia pareja de centrales; el Valencia a Guedes, un jugador diferencial de esos que, solo por nombrarlo en la alineaci¨®n, te hacen sentir grande. Hay mucho m¨¦rito en sobrevivir a esos ataques. Como la Premier es una Superliga en s¨ª misma, ser¨¢ interesante ver c¨®mo responde el resto de la Europa futbol¨ªstica. Mientras tanto, nos consolamos con la extra?a Liga que ya est¨¢ aqu¨ª.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.