Aprender, competir, ganar
Hemos abandonado el Olimpo y no queda m¨¢s remedio que aceptar que volvemos a ser terrenales
¡°Est¨¢ claro que Espa?a no es favorita para ganar, pero s¨ª debemos competir. Es tambi¨¦n el momento de aprender¡±. Lo dice Pau Gasol, que algo sabe de estos negociados, y resume a la perfecci¨®n el momento en el que se encuentra la selecci¨®n espa?ola de baloncesto. El equipo triunfante, el de las grandes estrellas, los ¨¦xitos ininterrumpidos durante dos d¨¦cadas, el baloncesto tan l¨²dico como efectivo, el que nos sab¨ªamos de memoria sus jugadores, el que envidiaban el resto de los pa¨ªses, en definitiva, el que nos hac¨ªa sentarnos delante de la televisi¨®n relajados, convencidos y orgullosos de que por lo civil o por lo militar, el final de la pel¨ªcula era subirse a un podio, esa Espa?a ya no existe. Desapareci¨® definitivamente hace un a?o, en los Juegos de Tokio, ¨²ltima parada de una generaci¨®n irrepetible.
Hemos abandonado el Olimpo y no queda m¨¢s remedio que aceptar que volvemos a ser terrenales. Esto obliga a cambiar los temas de conversaci¨®n, que ya no deber¨ªan centrarse en debatir las posibilidades de hacer algo grande. Parecen escasas observando las limitaciones propias. Por diversas circunstancias, Espa?a presenta un colectivo tan animoso como limitado en algunos aspectos b¨¢sicos del juego como el poder¨ªo interior o la n¨®mina de tiradores fiables. Por no hablar de la inexperiencia en la alta competici¨®n o el no contar con al menos un par de jugadores de referencia internacional. Para ponerlo m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, estamos a pocas horas de que comience uno de los Europeos m¨¢s exigentes de los ¨²ltimos a?os. La n¨®mina de aspirantes es tan amplia como lujosa. Basta con pensar en Serbia, Eslovenia, Grecia, Francia o Lituania, que presentan potentes colectivos liderados nada m¨¢s y nada menos que gente como Jokic, Doncic, Antetokounmpo, Gobert o Sabonis, grandes estrellas de la NBA.
Espa?a, aunque todav¨ªa duela un poco, ya no se encuentra en esa liga, lo que nos obliga a levantar un poco la mirada del aqu¨ª y ahora para fijar objetivos a medio plazo. Pero intentemos ver algo de luz al final de t¨²nel. El presente no parece el ideal, pero hay m¨¢s cera de la que se ha podido reunir, castigado el presente por ausencias y lesiones (Mirotic, Aldama, Abrines, Ricky, Llull, Aloc¨¦n y alguno m¨¢s). Y lo que es casi tan importante. En el horizonte aparecen unos cuantos j¨®venes que apuntan grandes maneras y est¨¢n dominando las competiciones internacionales de su categor¨ªa. Si su maduraci¨®n es la correcta y cuentan con las oportunidades debidas, el panorama debe mejorar ostensiblemente.
Vuelvo a Pau. Aprender, competir, ganar. En esta primera etapa del camino de reconstrucci¨®n no deber¨ªan existir listones clasificatorios que separen el ¨¦xito del fracaso. Ahora se trata de observar c¨®mo se comporta el grupo tanto individual como colectivamente. Comprobar si aquellos nombres que parecen destinados a liderar la selecci¨®n cuentan con lo necesario para hacerlo. Coger la experiencia en grandes torneos que todav¨ªa no cuentan la mayor¨ªa de los jugadores. En definitiva, descubrir qu¨¦ nos puede valer de cara a a?os venideros, con qu¨¦ jugadores contar, cu¨¢les son capaces de dejar una huella que invite a un futuro optimista.
No somos un pa¨ªs que destaque por su paciencia y estamos muy mal acostumbrados por tantos a?os de vino y rosas. La realidad es la que es, por lo que entrar en nostalgias no conduce a ning¨²n sitio. Como dice el refr¨¢n, las cosas de palacio van despacio y no conviene saltarse las fases. La de ahora es la de aprender mucho, competir lo que se pueda y, sobre todo, no hacer comparaciones, que como todos sabemos, suelen ser odiosas.
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