El kil¨®metro de bronce de Alejandro Mart¨ªnez Chorro
El ciclista alicantino, primer espa?ol que baja del minuto en los 1.000 metros en el vel¨®dromo, la especialidad del oro ol¨ªmpico de Jos¨¦ Manuel Moreno
Malas bestias dan cuatro vueltas a tope, a tope al vel¨®dromo de Saint Quentin en Yvelines, la banlieu de Par¨ªs. Qu¨¦ exhibici¨®n de gl¨²teos m¨¢ximos, de vastos, de los m¨²sculos que producen la fuerza que genera la velocidad, qu¨¦ l¨¢grimas las de Alejandro Mart¨ªnez Chorro, que desengrasa en el rodillo clavado en la pelousse. Es la final del kil¨®metro contrarreloj (salida parada) del Mundial de ciclismo en pista. Mart¨ªnez Chorro, alicantino de Sant Vicent del Raspeig, de 24 a?os, 1,82m, 90 kilos, ¡°y soy un ciclista, no un culturista, aunque la gente lo piense por mis m¨²sculos¡±, aclara, ha salido el primero de los ocho que la disputan. En teor¨ªa, as¨ª deber¨ªa terminar, octavo, pues la salida se organiza en orden inverso a los tiempos de la clasificaci¨®n matinal.
Pero algo ocurre.
?l se ha asegurado bien, con correa suplementaria, las zapatillas en los pedales y ha hecho algo imprevisto. Ha hecho el mejor kil¨®metro de su vida, el mejor, de hecho, de cualquier espa?ol en la historia. Ha dado las cuatro vueltas a la pista de suave pino siberiano en menos de un minuto (59,871s), a m¨¢s de 60 kil¨®metros por hora (y con una punta m¨¢xima de 70 kil¨®metros por hora a los dos tercios del recorrido), una marca que hasta hace poco solo consegu¨ªan los muy buenos y en altura, como bajar de los cuatro minutos en persecuci¨®n, el grial, y observa, como si fuera una pel¨ªcula de suspense insoportable, ¡°y solo me sal¨ªan l¨¢grimas mientras lo ve¨ªa¡±, precisa, c¨®mo, uno tras otros, reputados sprinters, dioses de gl¨²teos, vastos, rectos, isquios, gemelos de acero, chocan contra su marca sin lograr superarla. Se acercan a mil¨¦simas, a cent¨¦simas, y ah¨ª se quedan. Chocan el neozeland¨¦s Kergozou y el canadiense Hedgcock. Choca el japon¨¦s Obara y hasta choca el alem¨¢n Dornbach. Quedan tres por salir. La medalla se acerca y, al lado de Mart¨ªnez Chorro, botan nerviosos el presidente de la federaci¨®n, Jos¨¦ Luis L¨®pez Cerr¨®n, y el t¨¦cnico F¨¦lix Garc¨ªa Casas, su primer Mundial al frente de la pista espa?ola.
El coloso franc¨¦s Melvin Landerneau le supera, uno de los favoritos, le supera, pero solo por 303 mil¨¦simas, y sus esperanzas aumentan viendo la salida catastr¨®fica del pen¨²ltimo rival, el italiano Bianchi, que termina por encima de un minuto. Ya es medalla. Es bronce. Y sabe que es as¨ª porque solo un milagro impedir¨ªa que el neerland¨¦s Jeffrey Hoogland, el rey de la especialidad, no reviente el reloj. Lo hace con la mayor de las facilidades. Gana con 58,106s, m¨¢s de un segundo menos que cualquiera de sus rivales, a 61,926 kil¨®metros por hora de media, y, en su locura veloz, llega a rozar los 80.
Para entonces, derrotado por la emoci¨®n, el velocista alicantino, el primer espa?ol que consigue una medalla en pruebas de velocidad en pista desde hace tres d¨¦cadas, desde los tiempos de Jos¨¦ Manuel Moreno, campe¨®n mundial en el 91 y ol¨ªmpico en el 92, tambi¨¦n del kil¨®metro, una especialidad que ya no figura en el programa ol¨ªmpico. ¡°Para Par¨ªs 24 quiero preparar bien el keirin, la prueba que mejor me va despu¨¦s del kil¨®metro, pues la de velocidad pur¨ªsima, el sprint individual (200 metros lanzados) se me queda corta¡±, dice, por tel¨¦fono, Mart¨ªnez Chorro. ¡°Ser¨ªa la bomba que volviera a triunfar en este vel¨®dromo dentro de dos a?os, pero tengo solo 24. No s¨¦ si mis Juegos ser¨¢n Par¨ªs o Los ?ngeles. Tengo que seguir creciendo y hay tiempo. Y ahora quiero disfrutar del momento. Pase lo que pase, este vel¨®dromo de Saint Quentin ser¨¢ siempre ¨²nico para m¨ª he hecho la mejor prueba de mi vida, y, encima, en un Mundial.¡±.
A su lado habla Garc¨ªa Casas, anteriormente t¨¦cnico del equipo paral¨ªmpico espa?ol de ciclismo en todas las superficies. Cuenta que el ciclista alicantino c¨®mo el ciclista se entrena en el vel¨®dromo de Valencia con Jaume Barber y es tan duro que hasta se fue a entrenarse en Cottbus, la factor¨ªa de la velocidad alemana, la ciudad de Lutz Hesslich, el monstruo sagrado de la velocidad en la Alemania del este de los a?os 80, cuatro veces campe¨®n mundial y doble campe¨®n ol¨ªmpico en los vel¨®dromos. ¡°Y all¨ª estuve un a?o y aprend¨ª much¨ªsimo¡±, dice el sprinter alicantino, que piensa, en este momento, solo en su gente, sus padres, su familia, su pareja, en todos los que han sufrido a su lado todos los ¨²ltimos meses de trabajo, covid incluida, que le han llevado a llegar a Saint Quentin en su mejor momento. ¡°Y todos lo han sufrido conmigo. Es un camino muy largo, pero es mi camino personal¡±.
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