El Madrid se sube a todos los aviones
Kroos levant¨® una catedral en el Bernab¨¦u. Llevaba alas en el cerebro, pens¨® a un ritmo superior en un equipo que gan¨® al trantr¨¢n
En el minuto 30 el Santiago Bernab¨¦u silbaba al ¨¢rbitro, se escuchaban los c¨¢nticos de la afici¨®n del Barcelona, Vinicius estaba desquiciado protestando y se llev¨® una tarjeta amarilla, Lewandowski acababa de fallar un gol a puerta vac¨ªa, cada ofensiva del Bar?a lo plantaba dentro del ¨¢rea madridista y Ancelotti se desga?itaba en la banda por el agujero blanco en la banda izquierda. El aficionado madridista que encendiese la televisi¨®n en ese momento se llevar¨ªa las manos a la cabeza. Pero el Madrid ten¨ªa un aliado secreto: el marcador. El marcador es la ¨¦pica del Madrid; si las cosas van mal, si el juego no convence, si los jugadores se echan a dormir, siempre queda el marcador. El marcador es Par¨ªs, y el Madrid es Bogart subi¨¦ndose al avi¨®n a toda prisa dejando en la pista al novio de Ingrid Bergman discutiendo con el guionista. Nos pasa a nosotros tambi¨¦n, tambi¨¦n hay d¨ªas en que las cosas nunca funcionan, en que no hay nada que vaya bien, y tienes el coraz¨®n roto, y hambre y sed, y en el bolsillo encuentras el dinero justo para comprar fruta, y acabas cenando con la persona que te la vendi¨®, y llegas a casa con los tres puntos. La vida no es un misterio: lo que es un misterio es el marcador.
Para entonces el cl¨¢sico segu¨ªa una trama famosa en el Bernab¨¦u: el Madrid se adelanta de un manotazo, el Barcelona reacciona qued¨¢ndose la pelota y los blancos sestean hasta que los espabilan con uno o dos goles. As¨ª estaban las cosas en el minuto 30 cuando se supo que adem¨¢s del marcador, el Madrid ten¨ªa a favor a Toni Kroos. Kroos levant¨® este domingo una catedral en Chamart¨ªn; hizo el partido de partidos, fue el capo di capi. Llevaba alas en el cerebro, pens¨® a un ritmo superior. De ¨¦l ya hab¨ªa salido el primer gol, y de ¨¦l fue toda la primera parte y casi toda la segunda, donde tambi¨¦n Modric se dedic¨® a levantar su estatua. El Bernab¨¦u lo despidi¨® como lo est¨¢n despidiendo en muchos campos de Espa?a: con aplausos y, en Madrid, con ovaci¨®n y c¨¢ntico. Modric juega cada domingo contra dos adversarios: el rival y la nostalgia de saber que un d¨ªa no estar¨¢, la a?oranza de lo que disfrutas sabiendo que no va a ser para siempre. Cada ca?o, cada finta, es una peque?a pu?alada en el coraz¨®n: todo esto es lo que perderemos.
En los dos goles particip¨® Vinicius, decisivo como un taladro. Hizo en el primero una carrera parecida a la de M¨¢nchester, incluso adelantando en el ¨¢rea el bal¨®n para dejar al defensa definitivamente atr¨¢s, pero esta vez se le fue lo suficiente como para que Ter Stegen le tapase el arco. El rechace lo machac¨® sin portero Benzema. En el segundo se plant¨® al borde del ¨¢rea y all¨ª desenchuf¨® las piernas pero no el cerebro, rode¨¢ndose de defensores para descargar y dejar a alguien solo: Mendy, y luego Valverde, el pajarito asesino. La pausa de Vini remiti¨® a la del 2-1 ante el PSG, cuando esper¨® la llegada de la artiller¨ªa tras el contragolpe lanzado por Modric. En realidad a partir de ahora todas las jugadas remitir¨¢n a la Champions 2022 (el penalti de Rodrygo al mismo palo que el de Benzema en la pr¨®rroga del City), como si la leyenda, en plena muda de piel, hubiese encontrado en esos pocos partidos inolvidables la fuente original de las jugadas posteriores. Como esas madres que creen ver en cada ni?o el rostro del hijo que tan felices las hizo hasta que creci¨®. El milagro del f¨²tbol es que no te obliga a crecer; el milagro del f¨²tbol, el deporte m¨¢s popular del mundo, es que uno puede tener 11 a?os durante 90 minutos sin que nadie te moleste.
El Bar?a termin¨® atosigando a un Madrid pasota hasta la temeridad ¨Dque acab¨® ganando al trantr¨¢n¨D con un Ansu Fati en modo estrella, condenado al banquillo por Xavi, que volvi¨® a usar pantalones claros. Sac¨® del apuro a los blancos un penalti de Eric Garc¨ªa que un paisano en el bar, aqu¨ª en Sanxenxo, resolvi¨® con el temple natural de los genios locales cuando otro le hizo ver que era ¡°dudoso¡±. ¡°Pisot¨®n dudoso, si, non sabemos se lle levou por diante tres dedos ou catro¡±.
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