Bilardo entre la niebla
El doctor vive sus ¨²ltimos d¨ªas con la cabeza deshilach¨¢ndose por momentos: el f¨²tbol despu¨¦s del f¨²tbol, la memoria de tantos partidos y tantas jugadas que se quedan dentro de uno hasta que se evaporan
Pocos minutos despu¨¦s de que Leo Messi levantase la Copa del Mundo en Qatar, una cuenta de Twitter colg¨® la foto de un anciano sentado en un modesto sal¨®n, frente a una mesita y un televisor en el que el astro argentino besaba la Copa. El hombre, desvalido, ten¨ªa una mano sobre su cuerpo y otra mano abierta sobre el sof¨¢. Daban ganas de abrazarlo al doctor Carlos Salvador Bilardo (Buenos Aires, 84 a?os) el entrenador del equipo argentino campe¨®n del mundo de M¨¦xico 86. Afectado por el s¨ªndrome de Hakim-Adams, una enfermedad degenerativa que le puede ausentar durante horas y le hace perder memoria, sus apariciones ya son a cuentagotas e impactantes por lo que tiene de simb¨®lico para el f¨²tbol mundial el legendario entrenador que jug¨® al f¨²tbol en San Lorenzo de Almagro y Estudiantes de la Plata.
La idiosincrasia de Bilardo da para varios vol¨²menes. Rescatemos dos, prueba de su genio para el juego y para el espect¨¢culo. Cont¨® hace a?os en una entrevista en televisi¨®n que a Diego Maradona le ped¨ªa siempre que le prometiese la camiseta durante el partido a cuatro o cinco rivales. ¡°Y as¨ª, en los minutos finales, esos cuatro o cinco estaban pendientes de estar cerca de ¨¦l cuando el ¨¢rbitro fuese a pitar el final para que Diego se la diese a uno, ?y se abren huecos en el equipo contrario!¡±. La otra, acusado siempre de que sus equipos, resultadistas, nunca jugaban bien al f¨²tbol, dej¨® una frase para la historia. Ocurri¨® que Bilardo, decidido por fin a hacer f¨²tbol champ¨¢n, se present¨® en el banquillo de Estudiantes en el Monumental con una botella de champ¨¢n que apoy¨® en una mesita en la que se sent¨®, como si estuviese en un restaurante. En el descanso baj¨® al campo la fiscal de turno para llev¨¢rselo detenido por estar consumiendo alcohol en un espect¨¢culo deportivo. Bilardo no daba cr¨¦dito y estall¨® ante la fiscal y las c¨¢maras: ¡°?Es Gatorei, se?orita!¡±. Concretamente, ¡°tengo 50 a?os de cancha, usted se equivoc¨®: es Gatorei, se?orita¡±. Era Gatorade. El l¨ªquido con el que hab¨ªa rellenado la botella de champ¨¢n.
El hombre que en Espa?a dej¨® otra escena antol¨®gica que fulmina todos los principios del juego limpio (¡°Domingo, los de colorado son los nuestros¡±, le dijo entrenando al Sevilla cuando su m¨¦dico atend¨ªa a un rival, ¡°al contrario, pisalo¡±), y recomend¨® a sus jugadores antes de la Copa de M¨¦xico que sexo s¨ª, ¡°pero mejor con ellas arriba para que ustedes no se cansen¡±, vive sus ¨²ltimos d¨ªas con la cabeza deshilach¨¢ndose por momentos: el f¨²tbol despu¨¦s del f¨²tbol, la memoria de tantos partidos y tantas jugadas que se quedan dentro de uno hasta que amenazan con evaporarse; la pr¨®rroga, el momento en el que los 90 minutos dan lo mismo y uno s¨®lo piensa en evitar, o buscar, los penaltis.
Bilardo y Maradona, dos genios de lo suyo, que era el campo, y de la vida; excesivos cada uno a su manera, dinamitando indiferencias. No le comunicaron al doctor, debido a su estado de salud, la muerte de su jugador. Lo supo casi un a?o y medio despu¨¦s, en marzo de 2022, mientras ve¨ªa la serie de HBO Bilardo, el doctor del f¨²tbol. En el ¨²ltimo cap¨ªtulo se cuenta que muri¨® Diego en 2020. ¡°Bilardo ve la pantalla que cuenta la muerte de Diego y no dice nada. Simplemente, junta las manos¡±, cont¨® un amigo que estaba junto a ¨¦l. Un punto final y, al mismo tiempo, un punto y seguido.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.