La ca¨®tica organizaci¨®n del Mundial de balonmano: dos semifinalistas esperando sus maletas a la una de la madrugada
El diab¨®lico calendario obliga a Espa?a y Dinamarca a viajar en avi¨®n de Gdansk (Polonia) a Estocolmo nada m¨¢s terminar su partido, a 43 horas de jugarse el bronce y el oro, y despu¨¦s de dos semanas compitiendo cada dos d¨ªas
Es m¨¢s de la una de la madrugada en el aeropuerto de Estocolmo, ya vac¨ªo de viajeros, salvo por las selecciones de balonmano de Espa?a y Dinamarca, obligadas por el ca¨®tico calendario del Mundial a coger un ch¨¢rter nada m¨¢s disputar su semifinal en Gdansk (Polonia) para trasladarse a la capital sueca. Solo un d¨ªa y medio despu¨¦s, los Hispanos se juegan el bronce contra la anfitriona (18.00), mientras el conjunto dan¨¦s buscar¨¢ ante Francia (21.00) lo nunca visto: el tercer t¨ªtulo mundial consecutivo.
La escena es todo un cuadro dentro del mundo profesional y tras m¨¢s de dos semanas de Mundial compitiendo cada dos d¨ªas, con poco margen para la recuperaci¨®n y a¨²n menos para entrenar. Dani Dujshebaev se sienta en el suelo para consultar el m¨®vil; Joan Ca?ellas, que hab¨ªa aterrizado dolorido por el golpe recibido en la rodilla derecha nada m¨¢s empezar el partido, descansa en unas escaleras; Jordi Ribera se re¨²ne de pie con su equipo; y el resto se acomoda en el borde de la cinta de equipajes, que para m¨¢s inri se demora m¨¢s de la cuenta en escupir las maletas por un fallo, seg¨²n avisa la megafon¨ªa. El trance en la expedici¨®n de Dinamarca, justo enfrente de los Hispanos, es id¨¦ntico. O incluso peor, porque ellos acumulan m¨¢s viajes en los ¨²ltimos d¨ªas que los espa?oles.
El vuelo de ambos hab¨ªa salido de la ciudad polaca a las 23.05, puntual, y tom¨® tierra en Estocolmo pasada la medianoche. Una hora despu¨¦s de haber abandonado la aeronave, las dos plantillas segu¨ªan sin recibir los equipajes. Lo hicieron m¨¢s all¨¢ de la una de la madrugada. Despu¨¦s, a¨²n les qued¨® un trayecto en autob¨²s hasta el hotel, situado a unos 30 kil¨®metros del aer¨®dromo, pasar el check in en el alojamiento y, entonces s¨ª, tomar la cama y tratar de dormir tras una jornada estresante. Los espa?oles, antes de montarse en el avi¨®n, recibieron como cena un t¨¢per de arroz con pollo.
Fue el ¨²ltimo episodio de un campeonato organizado en dos pa¨ªses (Polonia y Suecia), con nueve sedes (Cracovia, Gdansk, Katowice y Plock en Polonia; y Gotemburgo, Estocolmo, Malm?, Kristianstad y J?nkoping en Suecia). Las exigencias de cada anfitri¨®n para asegurarse disputar las ¨²ltimas rondas en casa y el hecho de que la cita se celebre en dos estados (separados adem¨¢s por el B¨¢ltico, lo que obliga a depender de los aviones y sus inevitables tiempos de espera) ha convertido el calendario en un artefacto diab¨®lico para el f¨ªsico de los jugadores, la planificaci¨®n de los entrenadores, adem¨¢s de para los aficionados.
Todav¨ªa peor para Dinamarca
Espa?a, por ejemplo, cuando derrot¨® este mi¨¦rcoles en cuartos de final a Noruega en un encuentro que termin¨® sobre las ocho de la tarde, tras dos pr¨®rrogas, todav¨ªa no sab¨ªa d¨®nde se iba a celebrar su semifinal dos d¨ªas m¨¢s tarde, ni el horario, que lo marcan las televisiones que m¨¢s pagan. Si Suecia derrotaba a Egipto, como as¨ª hizo, en el choque que arrancaba a las 20.30, entonces se quedaba en Gdansk. Si no, hubiera tenido que trasladarse la ma?ana siguiente a Estocolmo, donde habr¨ªa tenido lugar su duelo por un puesto en la final 24 horas m¨¢s tarde.
Dentro de este caos, la selecci¨®n todav¨ªa disfrut¨® de estabilidad las dos primeras fases, que jug¨® en Cracovia. Para los cuartos debi¨® desplazarse a Gdansk, a 600 kil¨®metros (lo hizo en avi¨®n), y tras la incertidumbre de no saber hasta el final d¨®nde tendr¨ªa lugar su semifinal, este viernes se dirigi¨® de noche hasta Estocolmo, al otro lado del B¨¢ltico.
El cuentakil¨®metros de Dinamarca ha sido mayor. Cerr¨® el lunes la segunda fase en Malm? ante Croacia, los cuartos del m mi¨¦rcoles contra Hungr¨ªa fueron en Estocolmo (600 kil¨®metros), la semifinal del viernes ha sido en Gdansk, y otra vez ha tenido que regresar a la capital sueca para la final del domingo. Por su parte, Suecia, en calidad de anfitri¨®n, no ha abandonado su pa¨ªs en ning¨²n momento.
¡°Esto no se lo hacen a los futbolistas¡±, se quejaba m¨¢s de un jugador espa?ol en el avi¨®n, resignado por el poco tacto de la organizaci¨®n y dolido por la derrota.
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