Recital del Madrid para nada
La Real Sociedad aguanta el empuje del mejor partido del equipo de Ancelotti, con Vinicius, Benzema y Rodrygo inspirados, pero que se alejan ya a cinco puntos del Barcelona
El Real Madrid hizo todo lo que Carlo Ancelotti llevaba semanas exigiendo, y tambi¨¦n algo m¨¢s. Cumpli¨® lo estructural y deslumbr¨® en el adorno, en la fantas¨ªa. Pero no sirvi¨® para nada. A la Real Sociedad, que llegaba de exprimirse en el Camp Nou, no le tiemblan las piernas ni cuando parece que todo se va a derrumbar a su alrededor porque vibran sintonizados Vinicius, Rodrygo y Benzema. Dejaron ejecuciones memorables, precisas y bellas, pero no acertaron con el gol. Y as¨ª, la noche en la que por fin afinaron todo lo que desafin¨® en la cubierta del nav¨ªo que naufrag¨® en el cl¨¢sico de la Supercopa de Arabia, fue tambi¨¦n la noche en la que se descolg¨® otros dos puntos de la cabeza que ocupa el Bar?a, despu¨¦s de un partido en Girona muy romo, las ant¨ªpodas de este Real entonado que no atin¨® con el gol al contrario que muchas veces que no atina con nada m¨¢s.
El equipo de Ancelotti encontr¨® un molde s¨®lido en circunstancias extra?as, con un once con agujeros notables. Para empezar, los laterales no eran laterales. El de la derecha lo parec¨ªa algo m¨¢s. Nacho, central de formaci¨®n, de esp¨ªritu es casi cualquier cosa, y tiene muchas horas de vuelo en la banda. Pero en la izquierda Ancelotti alist¨® a Camavinga, un experimento reciente, en aprendizaje desde que Deschamps ech¨® mano de ¨¦l durante el Mundial. El franc¨¦s, que se estaba haciendo a los secretos t¨¢cticos del mediocentro defensivo, no desentona como defensa, e incluso mejora a Vinicius cuando se lanza al ataque. Fue una soluci¨®n a la desesperada, que lo apartaba del hueco dejado por Tchouameni, a¨²n lesionado. Pero a Ancelotti no le quedaba m¨¢s en el armario para el lateral, y encomend¨® de nuevo a Kroos el ancla del equipo, acompa?ado de Valverde y Ceballos.
El andaluz tuvo otra noche feliz. Acaba de aparecer despu¨¦s de meses en la trastienda, pero volvi¨® a dejar la impresi¨®n de que era dif¨ªcil entender el equipo sin ¨¦l. Ayud¨® a Kroos en la salida, hasta hundirse entre los centrales para desactivar la presi¨®n de los de Imanol Alguacil. Y result¨® determinante para acelerar los ataques m¨¢s arriba, clarividente en el regate y el pase, implacable en el robo.
La Real jugaba con la convicci¨®n y la calma con la que se ha desenvuelto en los ¨²ltimos meses con la pelota. No ten¨ªan a Mikel Merino en el centro, pero Zubimendi e Illarramendi manejaron la pelota durante algunas fases sin tembleque alguno, aguardando a que el Madrid se desordenara y a que Take Kubo apareciera entre l¨ªneas para acelerar. Aunque cuando m¨¢s amenazaron fue cuando Aihen se acerc¨® por su banda izquierda a la l¨ªnea de fondo. Un pase lateral suyo se perdi¨® despu¨¦s de casi rozar la punta de la bota de Sorloth, a nada del gol. Otro provoc¨® un rechace del que Illarramendi sac¨® un tiro cruzado que rond¨® el poste izquierdo de Courtois.
El Madrid no permit¨ªa mucho m¨¢s. Se hab¨ªa juntado como casi suplicaba Ancelotti. Y los tres de arriba parec¨ªan inalcanzables para la defensa. En una de las primeras jugadas del partido, Vinicius se escap¨® dos veces de Elustondo, su pareja para ese baile del Bernab¨¦u, y entre esos dos enga?os dej¨® tambi¨¦n atr¨¢s otro defensor. El brasile?o alcanzaba el ¨¢rea por su lado y por el otro, siseante en el regate como en sus noches m¨¢s inspiradas. Cuando Vini flota as¨ª, a su antojo, el Madrid vive con la confianza de conocer la combinaci¨®n de la cerradura rival.
Adem¨¢s, Benzema y Rodrygo estaban tan ligeros de pies como ¨¦l. Oleada a oleada, se mov¨ªan leves y arm¨®nicos, al son de una m¨²sica secreta compartida, en un aparente caos jazz¨ªstico que resultaba en danza desconcertante para la Real, peligros¨ªsima siempre. Pero el gol les resultaba esquivo. Dejaron una colecci¨®n extraordinaria de miniaturas exquisitas. Taconazos, amagos, regates por lugares imposibles. Barroco exaltado. Pero al final siempre quedaba un ¨²ltimo detalle que les negaba la red. El medio palmo por el que se le iba un buen remate a Vini o la palma con la que Remiro espantaba una vaselina del brasile?o.
Pese al despliegue exuberante, la Real aguantaba. No solo eso. Cada vez m¨¢s, se sacud¨ªa el control del Madrid y visitaba a Courtois, firme en su costumbre de salvar el peligro que se escapa.
Sali¨® Asensio, sali¨® Modric. Ambos encontraron maneras de acercarse a Remiro. Pero no lo suficiente. Les esquiv¨® el gol y se les escap¨® el Bar?a un poco m¨¢s. El mejor recital del Madrid no sirvi¨® para nada.
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