Un Vinicius mundial corona al Real Madrid
El brasile?o lanza al club blanco a su octavo t¨ªtulo en el torneo intercontinental tras superar al Al-Hilal saud¨ª en un duelo brillante en el ¨¢rea rival y confuso en el propio
Un partido con curvas entroniz¨® por octava vez al Madrid en ese torneo antes Copa Intercontinental y luego Mundial o Mundialito, seg¨²n lo defina el campe¨®n o el derrotado. El Real tuvo tanto mazo en el ¨¢rea del Al-Hilal saud¨ª como poco cuerpo en la trinchera de Lunin. Con un Vinicius brillante y un Valverde colmado, el equipo espa?ol fue abrasivo para un rival al que concedi¨® m¨¢s de lo debido en el rancho propio.
No hubo tardanza del Real Madrid, comprometido y con prisas en Rabat. De entrada, un Real concienciado, con nervio y muy aplicado abrum¨® a su adversario saud¨ª, destartalado los primeros 25 minutos. El Madrid le encapot¨® y le zarande¨® por los costados. En una orilla Vinicius, en la otra la alternancia entre Carvajal, Valverde y Modric. Y al frente, como vertebrador, el panor¨¢mico Kroos.
El Al-Hilal, desamparado. M¨¢xime cuando Vinicius sell¨® el 1-0. Una estupenda trenza entre Benzema y Valverde deriv¨® en una convocatoria del capit¨¢n al extremo brasile?o. Vinicius, cada d¨ªa m¨¢s conciso ante el gol, bati¨® a Al-Mayouf, que se le enfrent¨® con pies de sapo y la pelota le hizo una mo?a entre las piernas.
Los muchachos del Pelado D¨ªaz iban sin cadena, abrochados por un rival con colmillo, con y sin la pelota. Un tiro raso de Vietto result¨® un espejismo. Al cuadro ¨¢rabe, tan fr¨¢gil y aparatoso en el inicio, Lunin le quedaba a varias ¨®rbitas. Carvajal, relevo de Nacho, casi anticipa el segundo gol tras un par de aventuras. Era cuesti¨®n de tiempo. Esta vez, los goles eran hijos del juego. Y poco despu¨¦s del cuarto de hora lo certific¨® Valverde tras el en¨¦simo quite de los blancos. Modric asisti¨® y tras un despeje del portero el uruguayo carg¨® la derecha y acentu¨® el jaque al equipo asi¨¢tico.
El f¨²tbol tiene sus momentos s¨²bitos. Tan dicharachero y festivo se ve¨ªa el cuadro de Ancelotti que el Al-Hilal, que ya mor¨ªa de realidad, dio con un atajo. El Pelado acababa de rectificar la pizarra y Marega dej¨® el nueve para dejarse caer a la derecha. De paso, Vietto, el m¨¢s ilustrado, adelant¨® la posici¨®n. De repente, el Real en tanga. Marega, futbolista con mucha carrocer¨ªa, puso el turbo y caz¨® a los madridistas en una contra parvularia. No hubo jugador blanco que cerrara la jugada con aplomo. El atacante franc¨¦s, de piernas de acero y pies no muy sutiles, cruz¨® medio campo a la carrera y Lunin no tuvo remedio. Marega, un flotador para el Al-Hilal. ?l jugaba un partido, sus colegas, otro. En Rabat, inopinadamente, a¨²n hab¨ªa trama. Y m¨¢s cuando Marega empez¨® el segundo acto con igual machaconer¨ªa.
Contrariado el Real lleg¨® otro momento Vinicius. El chico esponja y esponja. Su repertorio parece infinito. Queda plasmado su mejor ligue con el gol, y destronca cinturas como pocos. En esta final, tambi¨¦n fue Modric, suerte que no se le conoc¨ªa. En el 3-1 calc¨® el cl¨¢sico toque con el empeine exterior del croata. Una cita con el gol ineludible para Benzema. Una asistencia para rese?ar en cualquier simposio futbolero. Vinicius, sin arrestos macarr¨®nicos, para todo.
Y no estuvo de rebajas Valverde, que en Marruecos ha dado muestras de haber superado el bajonazo de Qatar. De nuevo hay brotes del Valverde fecundo, pulmonar en ataque y defensa. Al hilo del tanto de Benzema, el charr¨²a se ali¨® con Carvajal, tuya-m¨ªa, tuya-m¨ªa hasta el 4-1, estampado por el Pajarito, que en plenitud tiene poco de tal. M¨¢s bien es un convoy por s¨ª solo.
La final, presuntamente, estaba solventada cuando lleg¨® otra desatenci¨®n blanca. Camavinga, con problemas sin el bal¨®n como lateral, Alaba y R¨¹diger se desali?aron, se les col¨® Vietto y el argentino resolvi¨® con mimo ante Lunin. Ancelotti ya hab¨ªa retirado a Benzema y Tchouameni por los meritorios Rodrygo y Ceballos. Reclutado como titular o como reserva, no hay partido sin huellas del andaluz, que por fin se ve jugador del Madrid. Ha cambiado su escala. En un partido de golazos, su maniobra en el 5-2 fue para enmarcar. Con giro y una pisadita mand¨® al garete a su marcador, pero se le cruz¨® Vinicius, que lo reba?a todo, y ajust¨® la pelota al rinc¨®n izquierdo de Al-Mayouf.
Se presum¨ªa que el Al-Hilal ya estaba en los huesos cuando en la noche de los emboques sobresalientes, Vietto, al que nunca le falt¨® clase, hizo patinar a Nacho, se gir¨® y a la cazuela: 5-3. Tan desatornillado iba el partido ¡ªla zaga blanca ya era Vallejo, Nacho, R¨¹diger y Alaba¡ª que Marega a¨²n tuvo el 5-4. No hubo mayor angustia para el campe¨®n europeo, un Madrid Mundial por octava vez con la Copa al viento de Benzema. Su 24? t¨ªtulo, tantos como Gento, a uno de Marcelo.
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