Tadej Pogacar, a trav¨¦s de los olivos
El ciclista esloveno comienza su temporada en la Cl¨¢sica Ja¨¦n, la ¡®strade bianche¡¯ andaluza que eleva a categor¨ªa internacional
Antonio Machado, su sombrero, su bast¨®n, se daba paseos apacibles al atardecer desde Baeza hacia ?beda a trav¨¦s de los olivos, como har¨¢n, en cierta forma, los ciclistas el lunes, por caminos blancos de piedrecitas que rechinan, aunque menos apacibles, m¨¢s bien acelerados y adrenal¨ªnicos, y con ellos, dando a la carrera Cl¨¢sica Ja¨¦n, en su segundo a?o, ya categor¨ªa mundial, Tadej Pogacar, el ciclista esloveno que, antes de cumplir los 24 a?os, ha ganado dos Tours de Francia y ha perdido uno, y ha ganado una Strade Bianche y ha perdido un Tour de Flandes.
¡°Venir aqu¨ª fue una idea de Matxin [su director en el UAE] hace alg¨²n tiempo, y yo estuve de acuerdo porque me gusta conocer nuevas cosas, nuevas carreras¡±, dice Pogacar, quien seguir¨¢ toda la semana en Andaluc¨ªa, pues el mi¨¦rcoles comienza la Ruta del Sol hasta el domingo, y cambia su tradicional arranque de a?o en el UAE Tour, la carrera de su patrocinador. ¡°La Ruta del Sol es m¨¢s dura, me va mejor, m¨¢s variada, y en el UAE Tour ya he corrido tres veces y dos veces lo he ganado. Es tiempo ya de seguir adelante¡±.
Habla el fenomenal Pogacar, el terror que a los 19 a?os, en su debut en la Vuelta gan¨® tres etapas y subi¨® al podio, desde una terraza en el parador de Ja¨¦n, un castillo en la monta?a, y mira curioso el paisaje, Sierra M¨¢gina a sus pies, y el Guadalquivir, una l¨ªnea, y un cielo de febrero fr¨ªo m¨¢s gris que azul. ¡°No, no son los Alpes de Eslovenia, claro, pero me gusta ver montes, y me gusta el fr¨ªo¡±, dice Pogacar, que despu¨¦s de un invierno de trabajo, y est¨¢ fino, y sus ojos siguen siendo los de un ni?o curioso, y sus mejillas sonrosaditas, tiene ya ganas de soltarse, de volver a dejar hablar a su instinto.
Por la ma?ana ha estado recorriendo las carreteras y los caminos, 180 kil¨®metros entre ?beda y Baeza, 44 por caminos, siete tramos, algunos muy empinados, y el viento da fuerte, 125 por asfalto, y dice que le recuerda un poco a la Strade Bianche, la carrera toscana que atraviesa los caminos y los cipreses del campo de Siena y termina en la dura cuesta de Santa Catalina, y que le gustar¨ªa ganarla, claro, como gan¨® el a?o pasado, un ataque de otros tiempos, en Siena, y como querr¨¢ ganar de nuevo este a?o la primera semana de marzo, pues le esperan Wout van Aert y Mathieu van der Poel, los dioses del ciclocross que con ¨¦l conforman la sant¨ªsima trinidad del ciclismo de ataque, los que no tienen miedo de perder.
La Cl¨¢sica Ja¨¦n ¡ª¡±piccole strade bianche¡±, dice el esloveno¡ª, ser¨¢ un buen aperitivo. El a?o pasado, en la primera edici¨®n, gan¨® el kazajo del Astana Alexei Lutsenko, e Igor Arrieta, uno de los j¨®venes que llega, goz¨® del instante de sentirse Van der Poel, su ¨ªdolo, pedaleando solo, delante de todos, por los caminos, dej¨¢ndose llevar hasta quedarse sin fuerzas.
En un cuadradito de sol, terracita, al mediod¨ªa, en el P¨®pulo de Baeza, toman un caf¨¦ Guillaume Martin, barba desordenada, ciclista y fil¨®sofo que ha escrito ensayos y obras de teatro y est¨¢ escribiendo una novela ¡ª¡±una obra de ficci¨®n en la que no hay ciclistas¡±, advierte. ¡°Y a¨²n me queda, supongo, un a?o de trabajo¡±¡ª y su compa?ero en el Cofidis Ion Izagirre. Charlan tranquilos, relajados, como les gustar¨ªa estar todo el a?o. Comienzo de temporada, primera carrera, todo est¨¢ por descubrir, dicen, y descubren una nueva carrera que les intriga, y que a los aficionados atrae, y al nuevo ciclismo, el ciclismo de comando, no de equipo, pues rompe la rutina de las carreras de asfalto, el pelot¨®n tan impenetrable, imposible de romper, tan insoslayable su ley. En los caminos a trav¨¦s de los olivos, por ?beda, Rus, Canena, Ibros, J¨®dar, Bedmar, Jimena, Garc¨ªez, Baeza, los caminos de Machado, poeta y profesor de franc¨¦s en el instituto, lo imposible es sobrevivir sin m¨¢s yendo a rueda.
Nuevos organizadores, nuevo estilo de ciclismo
La Cl¨¢sica de Ja¨¦n sali¨® del mag¨ªn de Pascual Momparler, levantino de ?beda y seleccionador nacional de ciclismo, que convenci¨® a la Diputaci¨®n de Ja¨¦n del atractivo de sus caminos para crear una carrera ciclista diferente. Y hace unas semanas, organiz¨® en Benidorm una Copa del Mundo de ciclocross con Van der Poel y Van Aert. Encarna Momparler un nuevo estilo de organizadores, de esos que primero piensan el producto y luego el rendimiento econ¨®mico, y su producto no es solo ciclista, sino en cierta manera po¨¦tico, y el paisaje y la historia pesan, como pesan en Galicia los recorridos as¨ª de O Gran Cami?o, carrera de cuatro d¨ªas la ¨²ltima semana de febrero, que ha creado el exciclista Ezequiel Mosquera.
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