Bajo el yugo de Tadej Pogacar en las tierras de Ja¨¦n

Lo moderno es el ciclismo antiguo y Tadej Pogacar atacando en un puerto que se llama Despiernacaballos, toponimia popular, por una carretera que ni es carretera, peque?os parches de asfalto sobre las escarpas de la Sierra de Cazorla sobre el Segura, piedras lunares que cant¨® Miguel Hern¨¢ndez. Quedan 12 kil¨®metros de etapa hacia la cuesta de Santiago de la Espada, y los tres espa?oles que le siguen, los mejores ciclistas espa?oles de estos tiempos, Mikel Landa, Enric Mas y Carlos Rodr¨ªguez, deciden aut¨®noma y un¨¢nimemente, mirar para otro lado, dejarle irse al ciclista y, como uncidos a un yugo, colaborar, y con ellos el colombiano Santiago Buitrago, del equipo de Landa, y subir a su ritmo. Pogacar sube al suyo, que es at¨®mico. Ciclismo a la antigua, de una sola velocidad. Lejos de ¨¦l, de su fortaleza, las sutilezas del ciclismo t¨¢ctico que permiten a los d¨¦biles de piernas y fuertes de inteligencia competir y ganar.

No son ellos, las esperanzas espa?olas, los ¨²nicos que sufren el yugo del ni?o esloveno. Todo el ciclismo mundial est¨¢ a sus pies.

Es la primera etapa de la Ruta del Sur (Vuelta a Andaluc¨ªa), es la segunda carrera que disputa este a?o el fenomenal esloveno; es, dos d¨ªas despu¨¦s de sus 40 kil¨®metros entre los olivos de ?beda y Baeza, la segunda victoria espectacular del adolescente perpetuo que se deja llevar siempre por el entusiasmo, el mismo ciclista que gan¨® las dos ¨²ltimas carreras que disput¨® en 2022, y no eran moco de pavo, el Giro de Lombard¨ªa y los Tres Valles Varesinos. Tiene 24 a?os. Acumula ya 48 victorias, y dos Tours de Francia entre ellas. En 2022 corri¨® 54 d¨ªas, 31 de ellos qued¨® entre los 10 primeros de la carrera, 16 veces el primero. Los m¨¢s viejos intentan recordar si Eddy Merckx, el can¨ªbal de las 525 victorias, tuvo finales y arranques tan espectaculares. No se ponen de acuerdo. La memoria.

Landa, Mas y Rodr¨ªguez no necesitan estirar mucho su memoria para valorar al esloveno cuya rueda vigilan mientras sus amigos del UAE Majka, Bennett y Tim Wellens ensayan lo que har¨¢n en el Tour en julio y aceleran el ritmo en la carretera estrecha y traicionera, y maldita para los engranajes de las bicis de ¨²ltima tecnolog¨ªa de Rodr¨ªguez y Mas, que se rompen y fastidian a los que las pedalean. Rodr¨ªguez, el campe¨®n de Espa?a, sufre el percance antes del ataque de Pogacar, y no sufre tanto perjuicio como el l¨ªder del Movistar, que se queda solo y descolgado cuando persigue. Hasta entonces, como los otros dos, ten¨ªa la mirada fija en la rueda trasera del esloveno, como el a?o pasado, como seguir¨¢ el a?o que comienza, y en el Tour.

Y la esperanza de Mas nace del recuerdo de su subida al Santuario de San Luca en Bolonia, el d¨ªa de oto?o en el que infligi¨® a Pogacar la ¨²nica derrota que sufri¨® el esloveno en sus ¨²ltimas carreras del a?o. La esperanza de la afici¨®n en Landa nace de verlo disputar un sprint casi por primera vez en su vida, y ganarle a Rodr¨ªguez en la lucha por la segunda plaza despu¨¦s de, oh, maravilla, tomar por el interior, como hay que hacerlo, la ¨²ltima curva en Santiago de la Espada, el pueblo de Ja¨¦n desde el que se ve el futuro del a?o ciclista, y parte del pasado. Ambos llegaron a 38s de Pogacar, que, despreocupado, levanta el pie en los ¨²ltimos metros para dejarse llevar por la alegr¨ªa de la victoria, indiferente al segundero. ¡°Sab¨ªa que estaba bien, pero me sorprende lo bien que estoy¡±, dice Pogacar. ¡°Y, sobre todo, de haber ganado dos veces ya¡±. A 1m 39s lleg¨® Mas.

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