El Real Madrid no deja de asombrar
Los blancos sellan una remontada hist¨®rica en el templo de Anfield y liderados por Vinicius aguantan un chaparr¨®n de entrada y acaban bailando al Liverpool
Hay veces que el Madrid no parece Real. El equipo m¨¢s asombroso de la historia no deja de pasmar. Lo sucedido en Liverpool dej¨® casi en una broma las remontadas universales de Chamart¨ªn. Ya no basta con el aforismo cl¨¢sico: es el Real Madrid, est¨²pido. En Anfield, que no es la ¨®pera, estaba azotado al cuarto de hora. Pero es el Madrid, capaz de soportar el primer chaparr¨®n, templar el partido y luego triturar a su insigne rival, al que abrum¨® en el segundo acto. Tremendo.
En el templo de Anfield, el mejor tributo posible a Amancio, homenajeado por el Liverpool, con el tot¨¦mico Dalglish al frente. F¨²tbol total, porque en juego de aciertos y pifias hubo de las dos partes. De entrada, ambos equipos tuvieron curvas en un duelo trepidante y emotivo hasta que se desat¨® la tormenta blanca. Hasta entonces, mucha trama, mucho imprevisto. Sin zarandajas.
De inicio, un par de parejas como actores principales. Por las dos v¨ªas de un costado, Salah y Vinicius, divisas principales de madridistas y reds. El estr¨¦pito, en las porter¨ªas. Este endemoniado juego tiene instantes tan s¨²bitos que, de repente, dos porterazos se volvieron paticojos.
Comenz¨® a toda mecha el grupo de Klopp, al que le van las oleadas. A la primera emboc¨® N¨²?ez. No fue un gol, sino un do de pecho. Parec¨ªa imposible mejorar el pase con escuadra y cartab¨®n de Salah, pero el uruguayo, que no es precisamente Zidane, se larg¨® un espuelazo magn¨ªfico.
Al Liverpool le va la banda sonora de la banda derecha, donde afina Alexander-Arnold, un lateral con alma de extremo y luces de interior. Y por donde rema y rema Henderson, escolta de Salah, que tiene ojo, velocidad y regate. Un poco de todo. Por esa ruta padec¨ªa Alaba y a Modric le costaban los auxilios. Fabinho y Bajcetic, el prometedor cadete vigu¨¦s, abarcaban todo el eje. A Salah se le fue un gol por una u?a y al cuarto de hora Courtois hizo un Karius. Tras una cesi¨®n no muy fina de Carvajal, la pelota se le hizo un ovillo al belga, le rebot¨® en la rodilla derecha y cay¨® a pies del extremo egipcio con la porter¨ªa abierta de par en par. El h¨¦roe de Par¨ªs azorado ante el Liverpool nueve meses despu¨¦s. En la jugada precedente resbalaron Henderson y Camavinga. Como tantos otros antes y despu¨¦s, porque, vaya usted a saber la causa, parec¨ªa que los futbolistas se hubieran calzado patines, no botas.
Con el 2-0 en un pesta?eo, el encuentro forzaba al Madrid a ser el Madrid, el del fetiche europeo. Otro se hubiera desmoronado en Anfield. El Real, a lo suyo. O sea, a ser el Real.
Con Salah plet¨®rico, al reto le faltaba la irrupci¨®n de Vinicius. Y no se demor¨®. A¨²n estaba turbado el cuadro de Ancelotti, sin gobernanza en el medio y fuera del radar Rodrygo ¡ªm¨¢s esforzado en defensa que pujante en ataque¡ª, cuando emergi¨® Vinicius. Su repertorio es infinito. Esta vez, un golazo sin necesidad de driblar, de esprintar. En est¨¢tico, dentro del ¨¢rea, donde abundan los lobos, sac¨® un latigazo combado, imposible para su compatriota Alisson. Un partido esgrimista: Vinicius contra Salah, al que le cambiaron de alguacil, con Nacho por el lesionado Alaba.
Otra aventura del africano llev¨® al l¨ªmite a Carvajal y Milit?o, que reba?aron por dos veces el bal¨®n bajo el larguero. Apretaba el Liverpool, siempre por la derecha, y replicaba Vinicius. El chico se tiene tanta fe que no se rindi¨® ante una cesi¨®n de Gomez a Alisson. El portero hizo un Courtois y su despeje se estrell¨® en Vinicius cuando este ya estaba de espaldas. Tracas en las dos porter¨ªas. El Madrid, tan capaz de jugar muchos partidos, en las buenas, las malas y las regulares, renacido por en¨¦sima vez. Y a¨²n le quedaba carrete. Alisson se redimi¨® con una estupenda estirada ante otro disparo con mala uva de Vinicius y a Valverde se le fue al tercer grader¨ªo un disparo franco para ¨¦l. Robertson evit¨® justo antes del intermedio un tanto de Rodrygo. Por supuesto, jugada de Vinicius.
El segundo acto present¨® a un Real en estampida. Modric, un chiquillo, cogi¨® el partido por la pechera, Valverde abri¨® mecha y el Liverpool, el peor Liverpool de la noche, puso de lo suyo. De inmediato, con la defensa en zona, todos los locales se hicieron los lonchas en el lanzamiento de una falta de Modric. Milit?o entr¨® al remate de cabeza como un convoy. Justo despu¨¦s de un muy posible penalti por un empuj¨®n de Carvajal a N¨²?ez, se present¨® Benzema. Su remate lo desvi¨® involuntariamente Gomez (2-4) y, como el gol no fue muy versallesco, lo que s¨ª es el capit¨¢n blanco, dej¨® otro para enmarcar. Modric, el juvenil Modric, hizo un quite en el medio. Vinicius asisti¨® al delantero galo y ¨¦ste dej¨® por los suelos a Alisson y puso la jugada entre par¨¦ntesis antes de dar un pase a la red ante un pelot¨®n de rivales. Coser y cantar para el Madrid, que ya bailaba a su rival, ya sin rastro de Salah ni de nadie. Salvo que el Liverpool sea el Madrid en Chamart¨ªn, los cuartos son blancos.
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