El Inter ya espera al Madrid o al City en Estambul
De la mano de un Brozovic magistral, el equipo de Inzaghi no deja lugar a dudas sobre su condici¨®n de finalista de la Champions ante un Milan menor
El Internazionale zanj¨® con autoridad el debate vecinal del ¨²ltimo derbi de Mil¨¢n. El martes, ante un Milan condenado a morder el candado despu¨¦s del repentino 0-2 de la ida, el Inter elimin¨® a su rival por primera vez en la historia de la m¨¢xima competici¨®n europea y se convirti¨® en el primer finalista de la Champions que se decidir¨¢ en Estambul el pr¨®ximo 10 de junio. Ser¨¢ su sexta final desde 1964. Seguramente no marchar¨¢ como favorito. Pero no cabe duda de que de aqu¨ª sale un equipo templado en el viejo arte italiano de la resistencia. La ventaja psicol¨®gica ser¨¢ suya.
El Inter lleg¨® con media hora de retraso a San Siro. El bulevar Federico Caprilli, principal v¨ªa de acceso al estadio, se atasc¨® de coches y el autob¨²s del equipo, seguido de cientos de hinchas en ciclomotor, encall¨® como un enjambre en una ca?er¨ªa sin que el batall¨®n de polic¨ªas que lo escoltaban pudieran hacer nada m¨¢s que proferir gritos ahogados en sus motos in¨²tiles. Durante unos instantes la elegante Mil¨¢n, la distinguida metr¨®poli de la Lombard¨ªa, siempre din¨¢mica, aunque no haga falta, se paraliz¨® por amor. Amor por las instituciones, por los recuerdos. Por las expectativas de f¨²tbol, m¨¢s que por la realidad de un juego que apenas es un vestigio decadente de tiempos m¨¢s hermosos.
Tanta agitaci¨®n, tanto fervor por la productividad, tanto Armani, tanto Zegna, tanto Miu-Miu, provoc¨® el efecto rebote. Inmovilismo. Par¨¢lisis. Si el Inter lleg¨® tarde a la cancha, el Milan entr¨® tarde al partido. Suele suceder cuando al f¨²tbol se le caen los ornamentos y los futbolistas se quedan solos ante la pelota. Cuando el tama?o de los problemas supera a la capacidad, el espacio se reduce, el tiempo transcurre fugaz, y la hinchada alienta como el pescador que arroja su carnada en la ba?era. El Milan ten¨ªa que remontar un 0-2 y el primer ataque expuso la clase de epopeya que le esperaba: fue un saque de porter¨ªa de Maignan, un bal¨®n bombeado de 70 metros para que Giroud lo bajara rodeado de seis opositores.
La verdadera dimensi¨®n del Milan se manifest¨® en el hecho de que todo su juego gravit¨® en torno a Brahim D¨ªaz, muchacho de 23 a?os cedido por el Madrid, que sin tener su plantilla m¨¢s espl¨¦ndida de la d¨¦cada no le encuentra sitio en el banquillo. Ni volante ni delantero, Brahim se movi¨® con libertad, pero en soledad. Eximido de las tareas m¨¢s amargas de la defensa por el doble pivote estacional que conforman Tonali y Krunic a su espalda, su misi¨®n tuvo car¨¢cter heroico o absurdo. Le pidieron que buscara fisuras en el hormig¨®n. Ni con una lupa las descubri¨®. Siempre seguido de cerca por un interior y un central interista, el malague?o busc¨® asociaciones con gente demasiado pesada para poder llegar a tiempo de ofrecerse para el toque. Messias, por la derecha, es un carromato; Giroud, al frente, es un gigante de tobillos inflamados que mostr¨® evidentes dificultades para desplazarse; y Rafael Le?o, por la izquierda, es un H¨¦rcules tan cargado que para despegar necesita un kil¨®metro de pista. Mientras Brahim buscaba combinaciones, sus hostigadores lo envolvieron como a un canel¨®n.
Si el Milan sali¨® al partido a constatar su defunci¨®n, el Inter lo hizo para ajustar las marcas. Acerbi adelant¨® l¨ªneas y los diez jugadores de campo subieron a campo contrario a medir las distancias y a familiarizarse con sus pares oponentes. Pasada la auscultaci¨®n, el Inter se agazap¨® en su campo prietas las filas. La ¨²nica ocasi¨®n clara del Milan en una hora sobrevino a los 20 minutos, cuando por un accidente en la salida del juego, Tonali aprovech¨® un carril descubierto y centr¨® al punto de penalti. Brahim debi¨® sentirse perplejo: por una vez descubierto y con la pelota. Su tiro, poco angulado, fue interceptado por Onana. Lo que sigui¨® fue la larga marcha del Milan ¡ªni un disparo m¨¢s entre los palos¡ª hacia la rendici¨®n.
El mejor pagado
Armado por cinco defensas de tomo y lomo y tres interiores vigilantes, nada de carrileros, nada de veleidades, pocas aventuras, el Inter se hab¨ªa hecho fuerte en la comunidad del cerrojo, cuando antes del descanso se reforz¨® m¨¢s todav¨ªa. Sucedi¨® que Mkhitaryan se lesion¨® y fue sustituido por Brozovic. El croata, que sufre contracturas musculares desde que se agot¨® en la Copa del Mundo, vive al l¨ªmite de la rotura fibrilar. Pero no por nada es el hombre mejor pagado de la plantilla. Su ingreso en el campo tuvo un efecto devastador para los remontadores. Su omnipresencia, su sentido de la administraci¨®n, su dedicado deambular pidiendo la pelota en todas partes, brind¨® a sus compa?eros la certeza de que cada uno har¨ªa en tiempo y forma lo que mandaba el libreto del partido. Al ritmo de sus pases, el Milan se convirti¨® en un grupo de peregrinos sin destino.
El gol de Lautaro, tras un intercambio con Lukaku en el ¨¢rea de penalti, descubri¨® la inoperancia de los centrales del Milan para anticiparse y proporcionar firmeza. A falta de esperanzas, los errores de Thiaw y Tomori, consolidaron la eliminaci¨®n para dicha de la hinchada negra y azul, que hizo temblar los hierros de San Siro a base de botar.
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