El Movistar, con Einer Rubio, gana la etapa alpina del Giro de Italia, recortada a su tercera parte
Los favoritos ascienden a ritmo defensivo las monta?as suizas y permiten una fuga en la que Thibaut Pinot pierde los nervios y el escalador colombiano hace valer su inteligencia
Solo la locura de Thibaut Pinot, su derrota inevitable en la cima de Crans Montana, da sentido a un d¨ªa triste m¨¢s del Giro m¨¢s triste en el que la ¨²nica alegr¨ªa la viven, gracias a la victoria de Einer Rubio, el Movistar y Colombia.
T¨ªmidos como el sol que apenas luce y no calienta las monta?as suizas, muros de nieve en la cima del Croix de Coeur, los favoritos del Giro recorren tranquilos al tran tran ¨Critmo defensivo, le dicen en la jerga, marcado por pesados rodadores, o heridos, del Ineos del l¨ªder Geraint Thomas¡ª, por el valle del padre R¨®dano, que all¨ª arriba nace, los 74 kil¨®metros a que ha quedado reducida la gran etapa alpina por decisi¨®n de los corredores (90% del pelot¨®n vot¨® por el recorte), que tem¨ªan una lluvia que no cay¨®, un fr¨ªo que no sufrieron.
Los deportistas se sienten empoderados. Por fin. Ya no son esclavos. Artistas sin derechos, solo el de divertir, de emocionar, de dar sentido a los caprichos de los organizadores, se creen liberados cuando no son m¨¢s que v¨ªctimas de las contradicciones de su oficio, profesionales de un deporte antiguo en un mundo posmoderno. Los ciclistas quieren sentirse como los dem¨¢s deportistas, poder hablar de tecnolog¨ªa, del peligro y la rapidez de los neum¨¢ticos tubeless, tan bruscas sus frenadas, de vatios, de control nutritivo, de c¨¢lculo, y del valor de sus campeones, su gusto por la aventura. Los aficionados, que silban y abuchean desde las cunetas fr¨ªas a los ciclistas que recorren en autob¨²s dos tercios de la etapa, y el Gran San Bernardo, arriba y abajo, hablan de romanticismo y ¨¦pica, de la sublimaci¨®n del sufrimiento, de que no deben morir los tiempos en los que se corr¨ªa por hambre, rabia o amor, de que solo sin romper sus ra¨ªces puede el ciclismo sobrevivir. Y se ponen de pie, y escuchan, cuando habla Eddy Merckx, el Can¨ªbal que gan¨® su primer Giro, ya en 1968, desafiando un d¨ªa de nieve en los Dolomitas, maillot de lana empapado y remangado, la voz de la memoria. ¡°Si la lluvia y el viento son un problema, ser¨¢ mejor que os qued¨¦is en casa jugando a las cartas¡±, les reconviene Merckx a los ciclistas del Giro. ¡°El ciclismo no est¨¢ hecho para vosotros¡±.
Crans Montana offered some waiting, some attacking and some never giving up.
— Giro d'Italia (@giroditalia) May 19, 2023
Watch the last km of stage 13! ?
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A Crans Montana c¡¯¨¨ chi aspetta, chi attacca e chi non molla.
Guarda l'ultimo km della tappa 13!?@expo2030#Giro #GirodItalia @Einerrubio1 @Movistar_Team pic.twitter.com/0X4hazXlih
¡°Nosotros, el Ineos, quer¨ªamos estar con la mayor¨ªa. Much¨ªsimos corredores han enfermado [cuando al Giro le quedan a¨²n ocho etapas, y las m¨¢s duras, han abandonado ya 41 de los 176 ciclistas que lo iniciaron el 6 de mayo]. Otra jornada de m¨¢s de cinco horas bajo la lluvia, con el fr¨ªo, no habr¨ªa sido lo ideal¡±, dice el l¨ªder, Thomas. ¡°Ya s¨¦ que al final el d¨ªa no ha sido tan de mal tiempo, pero nos basamos la v¨ªspera en las previsiones meteorol¨®gicas. Siempre es dif¨ªcil acertar¡±. Solo una aceleraci¨®n simb¨®lica de Damiano Caruso, lanzado por su compa?ero colombiano Santiago Buitrago, a dos kil¨®metros de la meta, les hace a Thomas y a Roglic levantar el culo de sill¨ªn y acelerar su coraz¨®n.
Es el aniversario de la muerte de Luis Oca?a, 29 a?os hace ya, dios de la cabezoner¨ªa y el sinsentido, el gran antiMerckx del ciclismo, y antes de la salida falsa, a las 10 de la ma?ana, los responsables del Eolo, el equipo que han creado a medias Alberto Contador e Ivan Basso, dos campeones de hace nada, anuncian con gran pena la muerte de su corredor de 25 a?os Arturo Gr¨¢valos, que hace dos a?os sufri¨® una primera operaci¨®n para extirpar un tumor cerebral que se reprodujo y acab¨® con sus fuerzas, pero nunca con sus ganas de vivir, con su esp¨ªritu. Su lucha, la del ciclista conquense contra todos, la de Gr¨¢valos por la vida, la plasma en la etapa Pinot, el ciclista que no quiso ser estrella, que se siente extra?o en un mundo conformista y al que desquician en el valle y en la ¨²ltima subida, 12 kil¨®metros, sus dos compa?eros de fuga, Rubio y el ecuatoriano Jefferson Cepeda. Pinot, que es el m¨¢s fuerte, el m¨¢s r¨¢pido, y marca el ritmo, no entiende que no le den relevos los dos ciclistas andinos. Les ataca una y otra vez, alcanza unos metros de ventaja, y al poco los ve de nuevo a su rueda, como quien fuma. Y as¨ª se desgasta el franc¨¦s, que quiere dejar el recuerdo de sus gestas. ?No quer¨ªan romanticismo? La rabia le ciega a Pinot. Es la lucha de la testarudez y el coraz¨®n desbocado contra la lucidez, la sinraz¨®n pura contra la raz¨®n t¨¢ctica. ¡°Yo no ganar¨¦, quiz¨¢s,¡±, le dice en un momento a Cepeda, se?al¨¢ndolo con la mano, ¡°pero seguro que t¨² tampoco¡±. Gan¨® el tercero, Rubio, el m¨¢s inteligente. Les deja discutir. Logra que le olviden. Les sorprende en los ¨²ltimos metros. Es el Giro de la diversidad, tambi¨¦n: 12 corredores diferentes de 11 equipos distintos (solo el Soudal de Evenepoel y el EF de Healy y Cort han repetido) han ganado etapa.
Rubio, de 25 a?os, es ciclista por hambre, para salir de la pobreza de la vida campesina en Colombia. Fue pe¨®n de alba?il en Paipa, en Boyac¨¢, y emigr¨® a Italia a los 19 a?os. Se hizo ciclista en la escuela de la Fundaci¨®n de Esteban Chaves, en Bogot¨¢, y en Italia creci¨® y creci¨® hasta convertirse en uno de los mejores escaladores en las carreras sub-23 del pa¨ªs. En 2018 gan¨® una etapa en subida, un buen puerto alpino de la frontera con Eslovenia, por delante de Pogacar; en 2019, termin¨® segundo del Giro sub-23. En 2020, a los 21 a?os, lleg¨® al WorldTour, su meta. ¡°Me fui solo a Italia¡±, dice el corredor. ¡°Un m¨¢nager italiano, Gino Ferri, me pidi¨® los datos de una prueba de esfuerzo y como eran buenos, me llev¨® en 2017 a un equipo del sur de Italia, en Benevento, cerca de N¨¢poles. Al principio lo pas¨¦ muy mal, pero logr¨¦ adaptarme. Viv¨ª en casa de Donato Polvere, el director del equipo, y su mujer. Son mis segundos padres. Y mi novia es italiana¡±.
Hace unos a?os, su padre, Libardo, contaba as¨ª la peripecia de su hijo, ganador de etapa en Crans Montana, en las monta?as suizas tan cuidadas, y sus vi?edos: ¡°Ya no somos campesinos, ahora trabajamos en el reciclaje en Bogot¨¢. Cultiv¨¢bamos papa en San Pedro de Iguaque, a 3.000 metros de altitud por Villa de Leyva, Arcabuco y C¨®mbita, tambi¨¦n las tierras de Nairo, pero hace ocho a?os empez¨® a bajar el precio de la papa, tuvimos una mala cosecha y no aguantamos m¨¢s. Vendimos la vaca y bajamos a Bogot¨¢. El campo se est¨¢ muriendo y el Gobierno no hace nada, deja tranquilamente que se acabe la cultura campesina. Nuestra vida. Ah, pero no vendimos la tierra. All¨ª tenemos una caba?a y cuando Einer deje el ciclismo y vuelva, todos regresaremos all¨ª¡±.
Como Rubio, unos 60 ciclistas colombianos han emigrado muy j¨®venes a Italia y Espa?a, sobre todo, en busca de futuro en el pelot¨®n.
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