El Sevilla levanta la s¨¦ptima
Un gol de Montiel en la tanda de penaltis acaba con una Roma que pele¨® en una final ag¨®nica de 147 minutos de juego, con Bono salvando a los andaluces
El Sevilla nunca falla. Tras una final ag¨®nica de 147 minutos de juego, contando todos los descuentos, agarr¨® su s¨¦ptima Liga Europa en la tanda de penaltis. Un gol de Montiel, como en la final del Mundial con Argentina, hizo que los andaluces tocaran la gloria ante una Roma que revivi¨® su peor pesadilla. La de 1984, cuando tambi¨¦n perdi¨® una Copa de Europa en su estadio ante el Liverpool. Tambi¨¦n en la tanda de penaltis. La gloria, una vez m¨¢s, y la m¨ªstica, acompa?aron al Sevilla, ganador de nuevo del trofeo que m¨¢s quiere. Otra vez, s¨ª, otra vez. En el triunfo, resulta imposible no hablar de Bono, que hizo tres paradas antol¨®gicas y par¨® un penalti en la tanda. Tras un a?o convulso, el Sevilla volvi¨® a subir al cielo. Nunca se rinde. Ni ante esta Roma tan canchera.
Pocos entrenadores son capaces de dominar el entorno como Mourinho. En la previa, se?alando que Dybala estaba solo para jugar 30 minutos, en el partido, con un rosario de gestos e indicaciones que surtieron efecto en una Roma que fue una roca para el Sevilla. Adem¨¢s, el equipo italiano se dio el gustazo de sorprender al de Mendilibar en los primeros compases del choque. La Roma sali¨® atrevida, alegre, pisando campo del Sevilla, cuando todos los an¨¢lisis previos se?alaban a cierto repliegue intensivo de los romanistas. Para nada. Pujante y fuerte, sin f¨²tbol pero con anticipaci¨®n y mucha velocidad, la Roma ya cre¨® una clara ocasi¨®n a los 12 minutos, cuando Bono salv¨® el disparo de Spinazzola. Ya empez¨® a hacer diabluras Dybala, el futbolista diferencial de la final, el de m¨¢s talento. El Sevilla jam¨¢s encontr¨® en la primera mitad la forma de sorprender a la Roma. Ni por las bandas ni por el centro, con un juego plano y demasiado previsible. Solo Fernando sosten¨ªa a su equipo en defensa. Ocampos y Gil no entraron en juego, mientras que ?liver Torres ca¨ªa al suelo ante cualquier contacto con cualquier rival.
En ese panorama desalentador para el Sevilla, ocurri¨® lo que nunca debe ocurrir en una final. Y m¨¢s ante un equipo como el de Mourinho. Rakitic sinti¨® el acoso de Cristante y se dej¨® ir pensando que el ingl¨¦s Taylor iba a pitar falta. Craso error. Mancini tuvo un tiempo precioso para lanzar un pase en profundidad a Dybala, que encontr¨® un hueco perfecto entre Bad¨¦ y Navas con la defensa saliendo. El campe¨®n del mundo defini¨® con precisi¨®n. El partido se puso como dicta el libro de Mourinho. Un gol por delante ante un equipo sin atrevimiento ni desborde. La Roma, bien asentada atr¨¢s, sembr¨® el p¨¢nico. No lleg¨® el segundo porque el Sevilla, al fin, tuvo el atrevimiento de soltarse en los minutos finales de la primera mitad. Para ganar una final hay que tambi¨¦n atacar, soltar los complejos e intentar jugar en campo contrario. La tuvo primero Fernando y luego lleg¨®, en el minuto 51, la mejor ocasi¨®n del Sevilla con un disparo de Rakitic al palo. Al fin, el Sevilla dio s¨ªntomas de rebeld¨ªa. En la Roma, cualquier falta en contra era sin¨®nimo de agravio, con sus jugadores protestando de forma desaforada, como todo su banquillo. Al alza el m¨¦todo Mou.
Y, de repente, el Sevilla comenz¨® a jugar. Mendilibar meti¨® a Suso y Lamela. Los dos le cambiaron la cara al equipo andaluz, m¨¢s atrevido, con capacidad para pisar campo contrario y mostrarle a la Roma qui¨¦n hab¨ªa ganado seis finales anteriores de este torneo. Por muchos minutos, los jugadores del Sevilla recobraron esa energ¨ªa que siempre muestran en esta competici¨®n. Sometida la Roma, un medido centro al ¨¢rea lo meti¨® Mancini en su propia porter¨ªa. El equipo italiano, seguro hasta entonces, comenz¨® a dudar. Se repleg¨® en su ¨¢rea, esperando tiempos mejores. Se salv¨® de milagro. El ¨ªmpetu del Sevilla se tradujo en llegadas al ¨¢rea. El tri¨¢ngulo Navas-Ocampos-Suso hizo estragos. En el minuto 75, Taylor pit¨® penalti tras un posible derribo de Ib¨¢?ez a Ocampos. Consultado el VAR, el ingl¨¦s modific¨® su decisi¨®n.
Claro, que tambi¨¦n salv¨® Bono ante Abraham en una jugada en el ¨¢rea peque?a. Lo de este portero no tiene nombre. Sin Dybala, reventado, entr¨® Belotti. En el minuto 83, el delantero italiano estuvo cerca de marcar. Con Bono de estrella, pareci¨® que el Sevilla llegaba mejor a la pr¨®rroga. El bal¨®n fue siempre de los andaluces, pero tambi¨¦n el miedo. Dos equipos cansados y temerosos se limitaban a echarse el bal¨®n al pie. M¨¢s t¨¦cnico el Sevilla, siempre contundente la Roma, con un Smalling brillante en el juego a¨¦reo. Los de Mourinho perd¨ªan tiempo de forma constante. Desgarrados y medio muertos, los dos equipos se entregaron a la suerte de los penaltis tras un final ag¨®nico, en el que Smalling lanz¨® un remate al larguero.
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