Mendilibar, Busquets y varios momentos singulares
En la tanda de penaltis de la final de la Europa League pensaba en cu¨¢ntas cosas, o ninguna, pod¨ªan pasar en ese momento por la mente del entrenador
Creo que ya les he contado esa teor¨ªa m¨ªa de que el f¨²tbol, el juego, es como una pel¨ªcula continua, seguida, en la que nos empe?amos en sacar secuencias, cortes de esos segundos que dicen son los que aguantamos en nuestros m¨®viles, tablets, port¨¢tiles y dem¨¢s soportes tecnol¨®gicos. Pero tambi¨¦n espero que habr¨¢n comprendido que mis certezas est¨¢n llenas de flexibilidad y que me permito algunas contradicciones, alg¨²n momento de esos de pensar una cosa y la contraria.
Les cuento todo lo anterior para poderles explicar que este final de temporada me est¨¢ trayendo varios momentos singulares que quer¨ªa compartir con todos ustedes. Empiezo por la imagen de Jos¨¦ Luis Mendilibar, abrazado a su equipo t¨¦cnico, con la mirada en el suelo sin querer ver lo que pasaba en la tanda de penaltis, esa que acab¨® con el Sevilla levantando el trofeo de la Europa League por s¨¦ptima vez, as¨ª, como si fuera una norma.
Y yo pensaba en cu¨¢ntas cosas, o ninguna, pod¨ªan pasar en ese momento por la mente de Mendilibar, aunque ¨¦l puede que me dijese que solo quer¨ªa que Montiel transformase su penalti y poder celebrar ese t¨ªtulo tan m¨¢gico como inesperado. Pero ah¨ª, debajo de tantas capas de simplicidad y coherencia, seguro que tambi¨¦n habitaban otras emociones, varios recuerdos, alguna superstici¨®n y hasta alguna secreta promesa. De tanto elogiar la sencillez del manual Mendilibar hemos acabado por olvidar que en este deporte, en este juego, es rey quien hace f¨¢cil lo m¨¢s dif¨ªcil.
Y ese pensamiento me lleva al siguiente momento, ese de Sergio Busquets sentado en medio de su despedida, en medio del Camp Nou, ese territorio que tan bien conoce, su casa. Le ve¨ªa ah¨ª sentado con la misma tranquilidad con la que recib¨ªa un bal¨®n con la m¨¢xima presi¨®n rival y con un gesto, un amago, una ruleta, con retrovisores en lugar de ojos, era capaz de dar salida al bal¨®n por el lugar menos esperado, ese que daba la mejor y m¨¢s peligrosa continuidad al juego del Bar?a.
Y as¨ª, pase a pase, robo a robo, disputa a disputa, asistencia a asistencia, ha construido Sergio el prototipo ideal del medio centro, de ese 4 que es un 5, ese con el que compararemos a los que a partir de ahora se pongan en ese puesto. Ese con el que describiremos y subiremos a los altares futboleros a aquel que juegue como Busquets o haga cosas de Busquets o sea la base del juego como Busquets o equilibre el equipo como¡ Busquets.
Era la despedida de Sergio el ¨²ltimo evento que se celebrar¨¢ en el Camp Nou y con la tranquilidad del acto daba tiempo a mirar esas gradas verticales, altas, exageradas en las que tantos y tantos momentos se han quedado enganchados, impresos, vivos en medio de esa estructura grandiosa. Porque un recinto m¨¢gico como este no lo es por sus excelencias arquitect¨®nicas, por la magnificencia de su c¨¦sped o por la luminosidad de sus focos, sino por todo lo vivido all¨ª dentro, excelente, bueno, malo y terrible, por todo lo compartido, experimentado y abrazado, a veces para celebrar, otras para sostenerse en la dificultad.
De esos momentos como ese del bal¨®n que Fernando Pacheco sac¨® de la l¨ªnea, de detr¨¢s de la l¨ªnea, qui¨¦n sabe, hace un par de semanas y que refleja el dolor, la tristeza, la desesperaci¨®n de una afici¨®n como la espa?olista, esa que hace unos a?os hubiera apostado porque la tecnolog¨ªa ven¨ªa para evitar cosas como esta y ahora, hoy, esa secuencia, ese momento, ese exacto milisegundo va a representar todas las frustraciones vividas esta temporada.
Pero la vida sigue y a la felicidad de ser campe¨®n de la Europa League le siguen las preguntas sobre el futuro de Mendilibar; al adi¨®s de Sergio, la b¨²squeda de su sustituto; al Camp Nou y un nuevo tiempo en Montjuic, la monta?a m¨¢gica; y al Espanyol, el reto de volver a Primera, su lugar natural.
Como dijo el poeta: Se hace camino al andar.
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