Un tenis cada vez m¨¢s plano
Nuestro deporte est¨¢ cambiando y a nosotros y a nuestros vecinos franceses nos est¨¢ costando algo m¨¢s adecuarnos a sus nuevas exigencias
Roland Garros sigue su curso con normalidad y nos adentramos hacia el final de la primera semana. La noticia poco halag¨¹e?a para el tenis espa?ol es que s¨®lo tres de nuestros jugadores, dos hombres y una mujer consiguieron superar la segunda ronda. Si bien la ausencia de Paula Badosa y de Garbi?e Muguruza ya hac¨ªa presagiar un muy dif¨ªcil acceso a las rondas m¨¢s avanzadas en la parte femenina, algo m¨¢s sorprendente ha sido la temprana eliminaci¨®n de casi todos nuestros representantes masculinos. S¨®lo Carlos Alcaraz (en octavos) y Alejandro Davidovich (eliminado ya por Novak Djokovic) fueron capaces de alcanzar la tercera fase. Est¨¢ claro que esta falta de jugadores puede quedar compensada por la probabilidad elevada de que nuestro tenista murciano, uno de los m¨¢ximos favoritos si no el que m¨¢s, levante el trofeo por primera vez el d¨ªa de la gran final.
Creo que debemos retroceder muchos a?os para encontrarnos en una situaci¨®n similar. Y la actual es algo m¨¢s dolorosa, si cabe, despu¨¦s de haber vivido la ¨¦poca m¨¢s brillante de nuestro tenis, en la que hac¨ªamos de Roland Garros nuestro torneo emblem¨¢tico y ve¨ªamos a un nutrido grupo de nuestros representantes alcanzar sin grandes dificultades la segunda semana.
Peor suerte que la espa?ola es la que han corrido los aficionados franceses, quienes ejerciendo de anfitriones, han tenido que encajar no contar ya con ning¨²n representante en ninguno de los cuadros.
Algo est¨¢ pasando en el mundo del tenis cuando las dos potencias de los ¨²ltimos a?os han visto tan extremadamente reducidas sus aspiraciones. Es evidente que nuestro deporte est¨¢ cambiando, y probablemente tambi¨¦n que a nosotros y a nuestros vecinos nos est¨¢ costando algo m¨¢s adecuarnos a sus nuevas exigencias de mayor velocidad en detrimento del control.
Le¨ª hace unos d¨ªas que, en esta edici¨®n, se ha dado el mayor n¨²mero de partidos de primera ronda que no se han decidido hasta el quinto set. Este hecho, poco com¨²n hasta ahora, es la consecuencia l¨®gica de la igualdad que cada vez impera m¨¢s en el mundo del deporte. El estudio de las estad¨ªsticas, la tecnolog¨ªa aplicada a todos los aspectos del juego y la velocidad creciente de la bola han ido reduciendo el margen que daba pie a hacer un juego basado en fortalezas o estilos m¨¢s personales. Hoy d¨ªa se ha vuelto muy dif¨ªcil contrarrestar los golpes del que tiene la decisi¨®n de pegar primero y de hacerlo muy fuerte.
A pesar de que Roland Garros es el escenario donde a¨²n se mantienen algunas posibilidades de aplicar una t¨¢ctica, la realidad es que en los siguientes a?os y, sobre todo, en el resto de los Grand Slams y los torneos en pista r¨¢pida, veremos una mayor dificultad para marcar diferencias o para imponer registros de juego que den a nuestro deporte un abanico de estilos que lo hac¨ªan, a mi entender, un poco m¨¢s atractivo.
A¨²n jug¨¢ndose en pistas de tierra, tambi¨¦n denominadas superficies lentas, la rapidez del juego actual hace que cualquier peque?o desajuste en el golpeo de la pelota provoque la p¨¦rdida de control de la misma y muchos m¨¢s vaivenes en el marcador. Quiz¨¢s en los pr¨®ximos a?os nos tendremos que ir acostumbrando a algunas sorpresas como las que vivimos en el torneo de Madrid, donde dos jugadores que ven¨ªan de la fase previa disputaron sendos partidos de semifinales y uno de ellos, que adem¨¢s ni tan siquiera la hab¨ªa superado y entr¨® en el cuadro como repescado, Jean-Lennard Struff, acab¨® disputando la final contra el mejor tenista del torneo y vencedor del mismo, Carlos Alcaraz.
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