Nueva Zelanda restablece el antiguo r¨¦gimen

Argentina es, muy a su pesar, el cronista de la reconstrucci¨®n de los All Blacks. Incendiaron su casa en agosto del a?o pasado con su victoria en Christchurch, su primera en suelo neozeland¨¦s, un 19-25 con maquillaje que puso fecha de caducidad al seleccionador, Ian Foster ¨Cno seguir¨¢ tras el Mundial¨C y oblig¨® al tirano del rugby a alejarse del primer puesto del r¨¢nking. El gigante vencido, sin los l¨ªderes de anta?o, ha crecido desde la vulnerabilidad: polivalencia en ataque y disciplina en defensa. Este viernes, 14 meses despu¨¦s, reestableci¨® el orden con un triunfo categ¨®rico en Par¨ªs por 6-44 rumbo a la final del Mundial, en la que se enfrentar¨¢ al ganador del Inglaterra-Sud¨¢frica (este s¨¢bado, 21:00 horas).

Argentina solo hab¨ªa ganado dos veces a los All Blacks en 36 partidos, pero ve¨ªa el vaso medio lleno: eso triunfos hab¨ªan llegado en los ¨²ltimos tres a?os. De los 23 semifinalistas, 15 jugaron aquel partido en Christchurch. Esa experiencia como gasolina para un grupo cuestionado en un Mundial por debajo de sus prestaciones, con bajos como la clara derrota ante Inglaterra y altos como su reacci¨®n en cuartos para tumbar a Gales. Pero la misi¨®n exig¨ªa, como reconoci¨® Emiliano Boffelli, el pateador clave aquel d¨ªa, ¡°el partido perfecto¡±.

La primera p¨¢gina lo fue. Los suyos se plantaron en campo neozeland¨¦s tras el saque inicial y percutieron con la delantera hasta que lleg¨® el golpe de castigo para que el propio Boffelli estrenase el electr¨®nico embocando entre palos una patada sencilla. Con eso los Pumas ya hab¨ªan mejorado su nefasta puesta en escena en las semifinales de 2015 ante Australia. Tres puntos que no marcaron tendencia porque Argentina allan¨® la primera posici¨®n rival con faltas. As¨ª se plantaron en la frontera del ensayo mientras el colegiado recordaba a los americanos que el maul ¨Cla plataforma de empuje formada tras poner el bal¨®n en juego desde la banda¨C no se puede frenar por el lateral. As¨ª que la defensa acumul¨® efectivos y los All Blacks aprovecharon la desnudez por la derecha para que Will Jordan anotara un ensayo rutinario.

Otras generaciones de los All Blacks se cimentaban en delanteros herc¨²leos con un f¨ªsico voluminoso como Richie McCaw o en tres cuartos rompedores como Jonah Lomu. El grupo actual es herencia del rugby total, el de los delanteros que no solo cargan ¨Cahora corren y hasta patean¨C y los tres cuartos con f¨ªsico de tren mercanc¨ªas. Con terceras l¨ªneas como Ardie Savea ¨Ccon un pie digno de un apertura¨C o Sam Cane, el nexo entre delantera y trasera es fluidez pura. Una armon¨ªa que adquiere su m¨¢xima expresi¨®n en la defensa. Aquellos All Blacks falibles que cayeron ante Argentina conjugaban faltas por doquier; a?o y medio despu¨¦s, como demostraron en cuartos ante Irlanda, pueden ser dominados sin quebrarse. Su paciencia sin bal¨®n desespera a los rivales.

La defensa fue el elemento fundacional de las dos victorias argentinas, duelos en los que los All Blacks no pasaron de 20 puntos. En los otros cinco encuentros que han disputado desde 2020, sumaron al menos cinco ensayos y el parcial de los dos antecedentes inmediatos era s¨¢ngrate: 94-15. ¡°La forma de placar determina como defiendes¡±, defendi¨® el seleccionador de Argentina, Michael Cheika, minutos antes del partido. Cuando Boffelli vio llegar a Jordie Barret, uno de los tres hermanos en el XV inicial, despu¨¦s de una de esas secuencias arm¨®nicas de todo el escuadr¨®n negro, acert¨® a derribarle, pero no impidi¨® su ensayo. Otra m¨¢cula que costaba puntos.

La esperanza argentina era la posesi¨®n y las cargas de Kremer o Isa, los metros que sumaban quebrando defensores. As¨ª se acercaron al ensayo, pero la l¨ªnea aguant¨® y se conformaron con tres puntos de Boffelli. Un consuelo que sus rivales neutralizaron enseguida con una patada de Mo¡¯unga. Y a¨²n quedaba una dentellada antes del descanso. Mark Tele¡¯a rompi¨® un par de placajes amistosos de los argentinos para avanzar como un mercanc¨ªas, provocando una retirada imposible para los Pumas. Ah¨ª estaba Shannon Frizell, otro gordo preparado listo para posar.

Una cosa es ganar a los All Blacks y otra, remontarles. Y si el 20-5 del intermedio exig¨ªa un tratamiento agresivo, el diagn¨®stico empeor¨® en el primer lance, una mel¨¦ dominada por los de negro hasta que su director, Aaron Smith, cogi¨® el bal¨®n y se escabull¨® entre camisetas argentinas. Sin pausa, Frizell sumaba otra marca, ahora tirando de fuerza. El final estaba escrito cuando Jordan sum¨® su octavo ensayo, el pichichi del torneo. Argentina placaba, pero no era suficiente. Su tercera semifinal mundialista tuvo el mismo desenlace que las otras: una derrota sin r¨¦plica. Enfrente estaba un ogro con heridas que cerrar. ¡°Podemos tener dos tipos de lunes y uno de ellos es horrible¡±, apuntaba Cane, el capit¨¢n de negro, uno de los que mordi¨® el polvo ante Inglaterra en Yokohama hace cuatro a?os. El pa¨ªs que no olvida las derrotas buscar¨¢ su cuarto Mundial.

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