De Barrika a Arabia, la revoluci¨®n de Jon Rahm
El golfista vasco, fichaje r¨¦cord de la liga saud¨ª, ha dejado huella en cada paso que ha dado en su carrera
Barrika es un municipio de Bizkaia de apenas ocho kil¨®metros cuadrados y 1.500 habitantes. Las casas gotean a lo largo de la carretera y de la r¨ªa de Plentzia, donde la marea juguetea con las barcazas. All¨ª se grabaron algunas escenas de la serie Juego de tronos. Y all¨ª comenz¨® hace 29 a?os esta historia.
Edorta Rahm y ?ngela Rodr¨ªguez llamaron Jon al segundo de sus hijos, tambi¨¦n var¨®n, como Eriz, seis a?os mayor. Pronto supieron que aquel ni?o hab¨ªa nacido con la necesidad de luchar. Cuando la madre lo recibi¨® en brazos, el beb¨¦ ten¨ªa la pierna derecha escayolada. Hab¨ªa llegado al mundo con el pie zambo, girado 90 grados. Comenzaba as¨ª para Jon Rahm Rodr¨ªguez una vida de superaci¨®n que le ha conducido a ir alcanzando las cimas que se propon¨ªa. Aquel ni?o de Barrika se ha convertido esta semana en el deportista espa?ol mejor pagado de la historia merced a un contrato que puede superar los 500 millones de euros por su fichaje por LIV, la liga saud¨ª de golf. De esa infancia en la que pas¨® dos veces por el quir¨®fano hasta descubrir el golf, saltar a la Residencia Blume en Madrid, volar a Estados Unidos sin saber ingl¨¦s, convertirse en una estrella del circuito profesional americano, PGA Tour, n¨²mero uno del mundo y ganador de dos grandes, y ahora ser el hombre r¨¦cord con su pol¨¦mico y millonario traspaso al bando contrario. As¨ª se ha escrito su revoluci¨®n.
Un estudio geneal¨®gico sit¨²a al carpintero suizo George Rahm, abuelo del tatarabuelo de Jon, como el origen emigrante de la familia en el Pa¨ªs Vasco. De golf no hab¨ªa ni rastro hasta una casualidad. Un amigo de Edorta fue invitado por Repsol a la Ryder Cup de 1997 en Valderrama, la m¨¢gica edici¨®n en que Seve capitane¨® la victoria europea ante Estados Unidos, y a su vuelta convenci¨® a la pandilla de cambiar el p¨¢del por los palos. As¨ª lleg¨® el deporte a casa de los Rahm. Jon hac¨ªa todo tipo de ejercicio. Le gustaba el f¨²tbol y adoraba al Athletic, heredero de la pasi¨®n de su abuelo Sabin, que fue 33 a?os delegado del conjunto de San Mam¨¦s. Jugaba de portero, porque esa pierna derecha con menos fuerza complicaba su desempe?o en otra posici¨®n.
En Barrika no hab¨ªa campo de golf. Los m¨¢s cercanos, Neguri y Laukariz, eran demasiado elitistas y no aceptaban socios, as¨ª que la familia viajaba una hora en coche hasta el club Larrabea, en ?vala, para practicar la nueva afici¨®n reci¨¦n descubierta. Hasta alquilaron una casa dentro del campo para los fines de semana y el verano. Enfrente se desplegaba un putting green en el que los dos hermanos consum¨ªan las horas, apenas sin parar a comer o beber, compitiendo entre ellos. El peque?o result¨® ser el mejor.
En el club, sede de la Pe?a de Amigos Jon Rahm, los recuerdos cuelgan hoy de las paredes: la tarjeta de resultados del ¨²ltimo campeonato que jug¨® como amateur, el US Open de 2016, las banderas del primer Open Brit¨¢nico y del primer Masters que disput¨®, el driver con el que conquist¨® su primer torneo profesional... All¨ª recuerdan que el peque?ajo se gan¨® el apodo de La ametralladora, porque con pocos a?os lanzaba la bola a 100 metros con una madera cinco de su padre. Su coordinaci¨®n, velocidad y potencia eran asombrosas.
Cuando tiempo despu¨¦s Eduardo Celles acogi¨® a aquel chaval en su escuela, quien fuera su primer entrenador personal descubri¨® un diamante. Sobre todo demostraba ya esa confianza en s¨ª mismo y esa convicci¨®n que arrastra hasta hoy. ¡°Eduardo, voy a ser el n¨²mero uno del mundo¡±, le solt¨® el alumno al maestro mientras volv¨ªan en coche de un entrenamiento. Jon ten¨ªa 13 a?os y Celles recuerda que se qued¨® tan impresionado que le cont¨® aquel episodio a su mujer nada m¨¢s llegar a casa. Tampoco olvida cuando en una ocasi¨®n le encarg¨® como ejercicio 100 putts de un metro. ¡°He hecho 659¡å, le asegur¨® Jon cuando volvieron a verse. Y para demostrarlo le ense?¨® las huellas de sus zapatillas en el green.
La siguiente estaci¨®n marcar¨ªa el primer gran punto de inflexi¨®n en su carrera, el momento en el que tuvo que mostrar la fe de que iba a apostarlo todo por el golf. A los 16 a?os dej¨® la casa familiar, su Barrika, sus amigos, para instalarse en la residencia Blume de Madrid, envuelto en un ambiente de estudio (le cost¨® desenvolverse acad¨¦micamente en castellano al formarse antes en euskera) y entrenamiento que afil¨® al m¨¢ximo su instinto competitivo. Hasta el punto de pasarse de frenada alguna vez. Eran conocidos sus cabreos cuando en el campo no conectaba el golpe perfecto, aunque fuera muy bueno, superior a los dem¨¢s, y hasta fue expulsado de un torneo por sus malos modos. Ese car¨¢cter volc¨¢nico le ha acompa?ado hasta hoy, pero Rahm ha aprendido a canalizar su energ¨ªa sin perder un gramo de su esencia. El fuego sigue dentro, pero sabe c¨®mo emplearlo.
Y si quer¨ªa ser el mejor, como le hab¨ªa prometido a Celles, deb¨ªa irse a Estados Unidos. La federaci¨®n espa?ola arregl¨® su mudanza a la Universidad de Phoenix, en el estado de Arizona, rampa definitiva de su lanzamiento al estrellato. El cambio fue todav¨ªa m¨¢s duro porque Jon Rahm apenas sab¨ªa ingl¨¦s. ¡°No lo va a conseguir. Probablemente se ir¨¢ de aqu¨ª despu¨¦s del primer semestre¡±, lleg¨® a decir de ¨¦l su entrenador. Y no uno cualquiera, sino Tim Mickelson, hermano de Phil Mickelson, una de las grandes estrellas del golf. Pero aquel joven vasco era muy testarudo. Si le prohib¨ªan hablar en espa?ol con un compa?ero mexicano, aprender¨ªa ingl¨¦s como fuera. Lo consigui¨® por las bravas, aprendi¨¦ndose canciones del rapero Eminem. Hoy se maneja en el idioma extranjero con una perfecta solvencia.
En el campo de golf fue algo m¨¢s sencillo. El novato ten¨ªa talento. Y agallas para apostar dinero con Phil Mickelson en un partido pese a que no guardaba m¨¢s que 40 d¨®lares en el bolsillo. Era ganar o ganar. Y gan¨®. ?l mismo confiesa hoy que esos episodios, como el de asegurar que ser¨ªa el mejor del mundo, como zanjar que se siente imparable cuando juega a su mayor nivel, simbolizan su confianza en s¨ª mismo, aunque algunos lo consideren ¡°una bilbainada¡±. El caso es que Mickelson apadrin¨® a Rahm (ahora coincidir¨¢n en la liga saud¨ª) y el vasco comenz¨® a volar solo.
Todo ha ido a gran velocidad desde que salt¨® a profesional. Sus primeros t¨ªtulos, la llegada al n¨²mero uno mundial, sus dos grandes (US Open 2021 y Masters de Augusta 2023), su condici¨®n de l¨ªder europeo en la Ryder y su posici¨®n de abanderado del circuito americano cuando apareci¨® LIV. De ah¨ª que su fichaje por la liga saud¨ª haya causado tanta sorpresa como impacto, pese al evidente peso en una decisi¨®n de este tipo de la enorme monta?a de dinero que se ha garantizado.
Rahmbo, como le bautizaron, ha forjado su vida en Estados Unidos. Conoci¨® a su actual esposa, Kelley, en la universidad de Phoenix, y juntos tienen dos ni?os de nombres vascos, Kepa y Eneko. Est¨¢ por ver si su marcha a la liga saud¨ª alterar¨¢ el cari?o y reconocimiento de una afici¨®n estadounidense que con el tiempo ha sabido acogerle casi como uno de los suyos. Sin que ¨¦l olvide sus or¨ªgenes. Ni el pie zambo (hoy tiene la pierna derecha ligeramente m¨¢s corta y hace un swing diferente), ni la conjura para ser el mejor, ni los cambios de vida en Madrid primero y en EE UU despu¨¦s. De nacer en Barrika a fichar por la liga que patrocina Arabia Saud¨ª, un largo y revolucionario viaje.
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