Ricky Rubio, excepcional normalidad
Poco sabemos del futuro del jugador espa?ol, pero pase lo que pase, nos tendr¨¢ a su lado
Trece a?os despu¨¦s de su aterrizaje, Ricky Rubio ha bajado la persiana de la NBA. Y lo ha hecho p¨²blico con una nota donde se a¨²nan agradecimientos, petici¨®n de respeto a su privacidad y alguna explicaci¨®n, escueta pero suficiente para entrever el dur¨ªsimo proceso en el que se encuentra. Tambi¨¦n tiene hueco en su mensaje un optimismo no solo centrado en la superaci¨®n de su problem¨¢tica sino en la ayuda que pueda ofrecer en el futuro a otras personas en situaci¨®n parecida.
El impacto de la noticia no reside en lo deportivo. Su ¨²ltima grave lesi¨®n y todo lo ocurrido en los ¨²ltimos meses hac¨ªa presagiar que tarde o temprano llegar¨ªa la confirmaci¨®n oficial del cierre de actividades norteamericanas. El inter¨¦s y seguimiento producido tiene m¨¢s que ver con el hecho de que Ricky es uno de esos deportistas que logran establecer una conexi¨®n con el aficionado que trasciende a las pistas, va m¨¢s all¨¢ de escudos o colores y provoca un incondicional acompa?amiento emocional.
As¨ª ha sido desde el principio de su carrera, precoz como ninguna. No hac¨ªa falta ser un experto para intuir que aquel chaval de 14 a?os era especial, por lo que hac¨ªa y por c¨®mo lo hac¨ªa. En esas est¨¢bamos cuando lleg¨® la m¨ªtica final ol¨ªmpica de Pek¨ªn frente a EEUU, donde con 17 primaveras hizo un partido para enmarcar, lo que nos hizo conscientes de dos cosas. Una, su descomunal talento. Dos, que su patio de juego iba a ser allende los mares.
Ambas intuiciones se confirmaron sobradamente a lo largo de los a?os. Barcelona, Badalona, Minesota, Utah, Phoenix y Cleveland, unos en mayor medida que otros, han disfrutado de su singular juego. Lo mismo se puede decir de la selecci¨®n, plagada de ¨¦xitos sobre los que destaca el imborrable y eterno Mundial de China, cenit de su impacto y jerarqu¨ªa.
Pero por encima de logros y galardones, hay algo que conviene resaltar y que explica el enorme cari?o y empat¨ªa que despierta. La capacidad que ha tenido para mantener la normalidad en su excepcionalidad. Muchas veces asociamos al deportista con poderes casi de superh¨¦roes, con vidas y circunstancias muy especiales y poseedores de valores de dif¨ªcil alcance para el resto de los humanos. Ricky nos recuerda que si bien es verdad que la vida de un atleta de ¨¦lite tiene circunstancias especiales, esto no les convierte en invulnerables a debilidades o desgracias, ya sean en forma de lesiones importantes, fallecimientos de seres queridos, traspasos no deseados o problemas de salud mental. A todo esto, se ha enfrentado Ricky con sensatez, sin miedos ni m¨¢s silencios de los necesarios, sin palabras huecas cuando alza la voz, dando siempre el valor correcto a los diferentes avatares por los que ha atravesado, evitando el victimismo, intentando sacar alguna lecci¨®n positiva incluso a la negrura.
Poco sabemos del futuro de Ricky. Podr¨ªa terminar su carrera vestido de corto (azulgrana, verdinegro, vete t¨² a saber) o puede que no le volvamos a ver en una pista, la opci¨®n menos deseable. Pero pase lo que pase, nos tendr¨¢ a su lado, acompa?ando y disfrutando de la extraordinaria normalidad de un deportista singular.
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