Rudy Fern¨¢ndez: Ferocidad competitiva
Su mejor virtud, esa infinita capacidad competitiva que le ha acompa?ado incluso en algunos momentos donde su f¨ªsico no daba para mucho. Cuanto m¨¢s exigente era el reto, individual o colectivo, mayor empe?o y rendimiento era capaz de ofrecer
Muy a su estilo, sin ruido ni alharacas, Rudy Fern¨¢ndez ha anunciado que se retira al final de esta temporada. Con 39 a?os, solo el gusto y el respeto por el juego, unidos a su capacidad para soportar los rigores de la alta competici¨®n con un cuerpo bastante maltrecho y poder seguir aportando valor tanto al Madrid como a la selecci¨®n, le ha mantenido en carrera. Oficializada su marcha, el reconocimiento ser¨¢ un¨¢nime, sin peros. No siempre ha sido as¨ª, y ha necesitado una longevidad extrema para que su figura haya alcanzado el lugar que merece. Seguramente el compartir olimpo hisp¨¢nico con nombres de la talla de los Gasol, Navarro o Calde le orill¨® un poco. Tampoco su car¨¢cter ha sido en ocasiones el ideal para ganarse el cari?o del personal, aunque tengo la sensaci¨®n de que esto nunca le preocup¨®. Sea como fuera, ya no es discutible que la exitosa historia escrita por el baloncesto espa?ol en los ¨²ltimos 20 a?os tiene a Rudy Fern¨¢ndez como uno de sus protagonistas principales.
Su legado es doble. En la selecci¨®n siempre supo entender su papel, que nunca fue de prima donna. Desde sus inicios, all¨¢ por 2004, en los que se convirti¨® en complemento inmejorable de los j¨²niors de oro hasta su reciente faceta de veterano capit¨¢n portador de los valores que deben ser transmitidos a las nuevas generaciones. En cuanto al Madrid, basta con recordar que fue el primer gran fichaje de la era Laso. A partir de su llegada, la secci¨®n dio un giro radical y de una ¨¦poca de oscuridad se pas¨® a otra luminosa, casi cegadora, que dura hasta nuestros d¨ªas.
Rudy ha sido un jugador total, pues su impacto alcanza las dos orillas de la pista. Ofensivamente, la naturaleza y el entrenamiento le otorgaron una mu?eca muy bien calibrada, que unida a su gran capacidad atl¨¦tica y una buena lectura del juego, le convert¨ªan en una amenaza. Al otro lado de la pista, la buena nota ofensiva se convert¨ªa en sobresaliente defensivo a pesar de los marrones a los que se deb¨ªa enfrentar. Mil veces le hemos visto en supuestas inferioridades bati¨¦ndose el cobre ante adversarios que le sacaban un palmo de altura o 10 kilos de tonelaje. Mil veces asistimos admirados a c¨®mo esas desventajas no se plasmaban y el guerrero Fern¨¢ndez sal¨ªa airoso.
Lo que nos lleva a su mejor virtud, esa infinita capacidad competitiva, cercana a la ferocidad, que le ha acompa?ado incluso en algunos momentos donde su f¨ªsico no daba para mucho. Cuanto m¨¢s exigente era el reto, individual o colectivo, mayor empe?o y rendimiento era capaz de ofrecer. Poco o nada le importaba dejarse en el empe?o salud o reputaci¨®n. Para un competidor extremo, eso es lo de menos.
Quiz¨¢s como premio por lo que ha dado a este juego, la vida le ha escrito un cierre que puede ser glorioso. Adem¨¢s de buscar sus dos ¨²ltimos grandes t¨ªtulos con el Madrid, Rudy puede, preol¨ªmpico mediante, convertirse en el primer jugador de baloncesto en disputar seis Juegos Ol¨ªmpicos. Un colof¨®n a la altura de una rutilante carrera.
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