El Tour de Francia arder¨¢ en los Pirineos el fin de semana
Victoria al sprint de Philipsen en Pau la v¨ªspera de dos d¨ªas de alta monta?a en los que proseguir¨¢n su duelo interminable Vingegaard y Pogacar, que pierde a Ayuso
Viento de costado en los toboganes, chaparrones insidiosos, intentos de emboscada, incomodidad y batalla, el pelot¨®n desciende al sur hacia los Pirineos como una flecha recorriendo las tierras del arma?ac y D¡¯Artagnan, Nogaro, territorio Luis Oca?a. Tierra hermosa de luz y frutales templados para el exiliado que llegaba de la oscuridad de los valles de Ar¨¢n, tierra de escaramuzas y ataques hom¨¦ricos para el UAE desarmante, que infiltra a Adam Yates en un grupo de 21 fugados de alto calibre ¡ªMathieu van der Poel, Oier Lazkano, Arnaud de Lie, Jonas Abrahamsen de lunares, Rui Cosa, entre ellos¡ª, tras los que vuelan alarmados los Vismas, los Soudal, los Ineos. Todos temen que Yates, lugarteniente de Pogacar, ya tercero el ¨²ltimo Tour, y 6m 59s en la general, vuelva a meterse arriba. Tardan 96 kil¨®metros a 50 por hora en apagar el incendio, y no contentos, cinco kil¨®metros despu¨¦s se al¨ªan con el viento y organizan abanicos. El d¨ªa es un no parar hasta el sprint de Pau, en el que Jasper Philipsen consigue su segunda victoria.
Detr¨¢s se arrastra Juan Ayuso, con covid, que se retira en el kil¨®metro 30 de la etapa 13? del Tour de su debut, tanta preparaci¨®n, tantas ambiciones, tanta nada. No vuela tampoco Primoz Roglic, condenado a cubrir ¨¦l solo todos los a?os la casilla estad¨ªstica de favoritos ca¨ªdos, heridos y retirados, quien para encontrar esperanza en su complicada relaci¨®n con el Tour podr¨ªa mirarse en el espejo del conquense de Mont de Marsan, quien en su primer Tour, el del 69, se cay¨® el d¨ªa que Eddy Merckx se visti¨® de amarillo por primera vez en su vida y se rompi¨® la boca. Dos a?os despu¨¦s se cay¨® cuando hab¨ªa derrotado a Merckx, y se qued¨® sin el Tour del 71. Tambi¨¦n abandon¨® el del 72 por ca¨ªda. Finalmente, al destino, que parec¨ªa negro e imbatible, le derrot¨® la cabezoner¨ªa del ciclista de Priego en el 73.
Donde crece el arma?ac crece el foie, que hay que comer, como el que sale de los h¨ªgados de oca que engorda por esas tierras el hijo del campe¨®n Jean Louis Oca?a, el hijo del campe¨®n, condensado de grasa que quiz¨¢s, nada est¨¢ escrito, acabe formando parte del men¨² cotidiano de los ciclistas, tantas calor¨ªas necesitan, tanta energ¨ªa, para que sus motores fenomenales produzcan los vatios que derriten el asfalto a su paso.
El ciclismo de la vieja escuela, escaladores de motores di¨¦sel, resistentes a todo, sin cambio de ritmo, est¨¢ muerto. Bienvenidos al nuevo ciclismo. Escaladores explosivos con potencia de sprinters. Contrarrelojistas que aceleran en cada curva. Ya no se habla solo de vatios, tambi¨¦n de calor¨ªas, la nueva cara inhumana del ciclismo. Corredores atiborrados de carbohidratos para que sus m¨²sculos funcionen a pleno r¨¦gimen.
En la Agen-Pau de este viernes, que no es la que menos letras precisa para expresarse en la historia del Tour (hay una Nay-Pau, una contrarreloj en el 81 ganada por Hinault) los ciclistas necesitaron, m¨¢s o menos, producir moviendo las piernas 4,7 vatios por kilo durante casi cuatro horas. Eso significa una necesidad de energ¨ªa, seg¨²n los c¨¢lculos publicados en X por Aitor Viribay, fisi¨®logo del Ineos, de m¨¢s o menos 20 calor¨ªas por minuto, 1.200 a la hora. El 60% proviene de los carbohidratos que ingieren. Necesitan procesar casi tres gramos al minuto. ¡°Para generar 300 o 400 vatios para mover los pedales, el cuerpo tiene que producir 2.000¡å, dice Viribay. ¡°1.600 se dispersan en calor. Producir un vatio es car¨ªsimo a nivel energ¨¦tico. Y en las cunetas, auxiliares que deben ajustar su log¨ªstica para estar en varios puntos durante la etapa, les alimentan con hasta 150 de gramos de alimento por hora. ¡°La energ¨ªa se est¨¢ convirtiendo en un problema. Ya no se trata de c¨®mo gestionarla sino de que va a faltar. Hay que enfocar las estrategias hacia eso. Antes se pod¨ªa gestionar de otra forma. Antes era m¨¢s el hecho de la eficiencia, de intensidades subm¨¢ximas, de c¨®mo puedo ser m¨¢s eficiente. Hoy en d¨ªa eso no es suficiente, porque hay dispendios energ¨¦ticos diariamente¡±, explica Viribay. ¡°Cambia el t¨¦rmino de la ecuaci¨®n de alguna forma: para aumentar vatios relativos aumenta absolutos, no bajes peso. Todo cogido con pinzas, evidentemente. En el Galibier miramos el vatio relativo, pero lo que sufre el escalador ligero tantos d¨ªas de llano o viento, el gasto que supone el estr¨¦s, hasta llegar a la monta?a, es mucho m¨¢s¡±.
Si la fuga exagerada con Adam Yates ¡ª96 kil¨®metros a 50 por hora¡ª no fue quiz¨¢s el mejor entrenamiento para los dos d¨ªas del fin de semana ¡ªTourmalet y Pla d¡¯Adet, s¨¢bado; Peyresourde, Ment¨¦, Portet d¡¯Aspet, Agnes y Plateau de Beille demoniaco, el domingo: 350 kil¨®metros y 8.800 metros de desnivel positivo acumulado entre los dos¡ª en que arder¨¢n los Pirineos, s¨ª que supusieron un buen entrenamiento para su sistema digestivo. Aunque Pogacar mantiene que est¨¢ m¨¢s fuerte que nunca y que si no pudo con Vingegaard el mi¨¦rcoles en el Lioran fue porque el dan¨¦s, extra?a y sorprendentemente, est¨¢ en la mejor forma de su vida, la explicaci¨®n que ofrecen de los hechos los sabios de la fisiolog¨ªa es la de que el esloveno no se aliment¨® lo suficiente y se qued¨® sin energ¨ªa en el final. Y Pogacar, con sus 67 kilos, y la velocidad con la que asciende y su insuperable cambio de ritmo en pendiente, es el modelo de ciclista moderno. Hay ciclistas como Evenepoel que apenas comen, y ha perdido tres kilos buscando m¨¢s eficiencia escaladora). Son la vieja escuela, a la que le costar¨¢ adaptarse a los nuevos h¨¢bitos. ¡°El sistema digestivo es algo muy pl¨¢stico. Si t¨² no est¨¢s d¨¢ndole la necesidad de que trabaje y de que absorba, se comprime. Cuando se hacen ayunos intermitentes, por ejemplo, el est¨®mago se comprime y la capacidad alimentaria, el l¨ªmite alimentario, baja¡±, explica Viribay. ¡°Cuando un ciclista est¨¢ expuesto constantemente a restricci¨®n energ¨¦tica, no solo le afecta a nivel perif¨¦rico, muscular, sino que no estar¨¢ preparado para absorber las calor¨ªas que se necesitan en el Tour¡±.
Con los lunares rojos de rey de la monta?a, empatado a puntos con Tadej Pogacar, viaja, m¨¢s veces en fuga que en el pelot¨®n, un noruego llamado Jonas Abrahamsen, un ciclista grandote que pesa casi 80 kilos y hace fruncir el ce?o a los puristas. ?Un gordo escalador? ?Eso que es? No es un espejismo, una rareza, como muchos denuncian, sino un anuncio del futuro que ya est¨¢ aqu¨ª. En el fondo, Abrahamsen, que hace un par de a?os, obsesionado con la b¨¢scula, como todo ciclista que se precie, pesaba 20 kilos menos, no es sino un heraldo de lo que llega, un adelantado. ¡°Cuando pesaba 60 kilos no ten¨ªa energ¨ªa¡±, confesaba el noruego, de 28 a?os, en L¡¯?quipe. ¡°Com¨ªa tan poco que mi cuerpo se fue apagando poco a poco¡±.
¡°Eso es, eso es¡±, asiente vigorosamente Viribay, pues el colosal noruego es en cierta forma la encarnaci¨®n de sus ideas, que suponen en cierta forma el fin del mito de que para escalar mejor hay que pesar menos. ¡°A partir de un 7% de pendiente, siempre el peso va a jugar un papel importante. Lo que pasa es que est¨¢n subiendo tanto los vatios de los ciclistas que el peso no est¨¢ tan penado. Que una persona como Tadej, que pese 67, puede llegar en una ascensi¨®n de 20 minutos a siete vatios por kilo, igual que un Nairo de 54. Y en muchas de las etapas, como ayer, de tanta explosividad, el vatio absoluto manda, pues es que hoy en d¨ªa est¨¢ cerr¨¢ndose el hueco entre el vatio kilo y el vatio absoluto¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.