Marc Toralles y Bru Busom, los alpinistas que no saben venderse
Los escaladores catalanes, con posibilidades de ser los primeros espa?oles en ganar un Piolet de Oro, firman otra gran ascensi¨®n en el Hindu Kush mientras esperan una ayuda econ¨®mica que no llega
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Marc Toralles y Bru Busom nunca fallan, ni siquiera cuando fallan. De hecho, no se permiten perder la ocasi¨®n de asumir enormes retos alpin¨ªsticos, ascensiones que dejan boquiabierta a la comunidad de especialistas. Lo suyo es un asunto de estricta necesidad: vital y econ¨®mica. La pareja catalana constituye la vanguardia del alpinismo espa?ol, sencillamente porque nadie apuesta tanto ni tan fuerte como ellos. Para ser un alpinista de referencia hace falta una cualidad que no se entrena. Hace falta tener hambre, una necesidad que sale de las tripas y que la cabeza apenas puede controlar. Reci¨¦n llegados de un periplo de 45 d¨ªas en las monta?as del Hindu Kush (macizo ubicado entre el norte de Pakist¨¢n y Afganist¨¢n), ambos extraen conclusiones y se declaran satisfechos de haber sido capaces de exprimir al m¨¢ximo una aventura que ten¨ªa muchas posibilidades de torcerse y acabar de forma amarga. Toralles y Busom, acompa?ados por los tambi¨¦n catalanes Oriol Bar¨® y Guillem Sancho, viajaron este verano a una de las ¨¢reas m¨¢s salvajes y remotas del planeta, un lugar que ni siquiera los alpinistas visitan. Tan solo unos pocos. Su cita con el Saraghrar, monta?a que ofrece varias cimas secundarias y una principal que culmina a 7.349 metros, constitu¨ªa en s¨ª misma un homenaje a la historia del alpinismo catal¨¢n y la oportunidad de ir m¨¢s all¨¢ mejorando lo presente.
Para ello, el cuarteto se hab¨ªa fijado en la posibilidad de abrir una nueva ruta, en un exigente terreno de roca. Progresaron en la vertical cerca de 500 metros hasta que dos d¨ªas de nevadas intensas les obligaron a abandonar su idea en la vertiente noroeste de la monta?a. Sin tiempo para acabar la faena, cambiaron de vertiente y decidieron repetir una ruta estrenada en 1982 por un poderoso equipo en el que figuraban, entre otros, Enric Lucas y Nil Bohigas. Estos dos ¨²ltimos firmar¨ªan dos a?os despu¨¦s una de las grandes haza?as de la historia del alpinismo, adelant¨¢ndose d¨¦cadas a su ¨¦poca y escalando en estilo alpino la cara sur del Annapurna, donde alcanzaron su cima central de 8.061 metros. Ten¨ªan 23 y 26 a?os respectivamente y aterrizaron en el campo base con sus novias, como si se hubiesen marchado de vacaciones a Sitges. As¨ª que la apertura de la v¨ªa de los catalanes al Saraghrar vino a ser algo parecido a un ensayo general para Lucas y Bohigas: entonces, fijaron cuerda hasta los 6.000 metros para aclimatar y desde ese punto escalaron hasta la cima del Saraghrar Noroeste II (7.200 m) en estilo alpino, invirtiendo en ¨¦sta ¨²ltima parte del trazado seis d¨ªas. A su vez, estos dos eran deudores de un par de intentos firmados a mediados de los a?os 70 por apellidos tan rutilantes como Pons, Anglada o Cerd¨¢. Como si buena parte de la historia del alpinismo catal¨¢n se citase por fases en una misma, complicada y fascinante monta?a.
Ahora, Toralles y Busom han repetido itinerario escalando la totalidad de la ruta en estilo alpino: cuatro d¨ªas para subir y dos para bajar. Toralles y Busom apenas han pasado un par de d¨ªas en su casa antes de salir disparados hacia Chamonix, donde les espera su trabajo como gu¨ªas de monta?a. ¡°Lo m¨¢s comprometido result¨® el descenso en r¨¢pel. Pasamos casi dos d¨ªas colgados de los arneses, abandonando cuidadosamente material para no quedarnos sin opciones de descender¡±, explica Toralles. Muy alto en la pared, un parte meteorol¨®gico desfavorable disuadi¨® a Bar¨® y Sancho de perseverar, pero Busom y Toralles escogieron seguir.
En diciembre de 2022, estos dos ¨²ltimos fueron declarados deportistas de alto nivel por el Consejo Superior de Deportes, hecho que no ha tenido reflejo alguno en sus apoyos econ¨®micos. Su forma de relacionarse con el alpinismo de ¨¦lite tiene muchas m¨¢s similitudes con la historia de precariedad de Federico Mart¨ªn Bahamontes que con el futuro brillante que se le augura a Juan Ayuso, por citar un deporte como el ciclismo al que Marc Toralles se ha enganchado con verdadera pasi¨®n. Resulta que la ¨¦lite del alpinismo espa?ol se paga sus expediciones (4.000 euros por cabeza para viajar al Saraghrar), trabaja a destajo, ahorra y vuelve a gastarse lo ahorrado en un nuevo proyecto. Si bien Toralles y Busom tienen el apoyo de sendos fabricantes de material de monta?a, ninguno cobra, a diferencia de otros alpinistas que s¨ª lo hacen y no exhiben ni de lejos un curr¨ªculo m¨¢s brillante. En la era de las redes sociales, el alpinista no debe ser brillante: solo ha de parecerlo. Busom y Toralles tienen muchas posibilidades de optar al Piolet de Oro, el m¨¢ximo galard¨®n que otorga cada mes de noviembre el mundillo del alpinismo y que ning¨²n espa?ol ha obtenido jam¨¢s. Su impresionante ascensi¨®n en la cara este del Siula Grande (Per¨²) en el verano de 2022 bien lo merece. ¡°Todav¨ªa puedo recordar el miedo intenso que pasamos ante los peligros objetivos y la severidad de la ruta¡±, se estremece Toralles.

Mientras esperan su nominaci¨®n, ambos recorren con sus clientes el Cervino, el Mont Blanc, el Eiger y asumen cualquier trabajo antes de que finalice el est¨ªo. Duermen en los parkings de Chamonix, a veces dentro del coche, a veces sobre colchonetas tendidas sobre el piso. Saben que no ganar¨¢n en invierno lo que no ganen ahora. ¡°Bru es el alpinista m¨¢s excepcional del pa¨ªs. Puede que no sea el escalador m¨¢s fuerte, pero si el m¨¢s comprometido y el que m¨¢s fuerza mental presenta. Empuja siempre fuerte hacia arriba¡±, alaba Toralles, quien con enorme humildad se reconoce un pelda?o por debajo en cuanto a motivaci¨®n. Su cordada parece indestructible. ¡°Es tan f¨¢cil escalar con ¨¦l, entenderse, que hasta cuando disentimos logramos dar con un punto medio que resulta la decisi¨®n correcta¡±, relata Toralles, quien a sus 40 a?os es el equilibrio perfecto para el empuje de los 31 a?os de Busom, un tipo extremadamente modesto y risue?o. Ambos desear¨ªan poder planificar con esmero sus expediciones, viajar al menos dos o tres veces al a?o, alcanzar un nivel de profesionalismo que les resulta esquivo, por falta de apoyos. ¡°Es cierto que tenemos un problema: no sabemos vendernos, no nos gusta vender humo. Y cuando logramos algo importante nos cuesta un mundo sacarle partido. En los tiempos de la comunicaci¨®n que vivimos, es un gran h¨¢ndicap¡±, reconoce Toralles.
¡°En el Himalaya y en el resto de grandes monta?as, todo est¨¢ siempre en contra: el mal tiempo, las dimensiones exageradas de las paredes, el miedo a lo desconocido, los peligros objetivos¡ todo hace que uno pueda excusarse y renunciar. Pero a nosotros nos cuesta tanto ahorrar y viajar que una vez in situ, lo damos todo. No podemos permitirnos el lujo de flaquear. He visto a expedicionarios a sueldo y con muchos medios renunciar por nimiedades: es un lujo con el que no contamos¡±, reconoce Toralles. Como Bahamontes, su fuerza puede que resida en su urgencia, en la imposibilidad de apoltronarse, en la voracidad de los sue?os que persiguen. Una fuerza que en apenas un lustro los ha colocado en la ¨¦lite del alpinismo mundial, donde no caben las excusas.
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