Mueren en el Shisha Pangma dos alpinistas que compet¨ªan por ser las primeras estadounidenses en ascender los 14 ¡®ochomiles¡¯
Anna Gutu y Gina Marie Rzucidlo fallecieron en sendas avalanchas junto con sus dos gu¨ªas sherpa, al tratar de atajar el camino hacia la ¨²ltima cima que les faltaba a trav¨¦s de una peligrosa ladera de nieve
El pasado 7 de octubre dos tipos de fuerza convergieron para fabricar una cat¨¢strofe en el Shisha Pangma (8.046 m): la del destino m¨¢s cruel y la de las placas inestables de nieve que tanta muerte han causado desde la invenci¨®n del alpinismo. Dos mujeres estadounidenses y los dos gu¨ªas nepaleses de la etnia sherpa que las acompa?aban fallecieron sepultadas a escasas horas de convertirse en las dos primeras alpinistas de Estados Unidos en pisar las 14 cimas de m¨¢s de 8.000 metros del planeta. Los cuerpos de Anna Gutu y de Migmar Sherpa fueron localizados sin vida, mientras que siguen sin aparecer los restos de Gina Marie Rzucidlo y de Tenjen Lama, este ¨²ltimo uno de los sherpas m¨¢s importantes de la historia reciente del himalayismo, especialmente desde que conquist¨® junto a la noruega Kristin Harila los 14 ochomiles en apenas 92 d¨ªas.
Se ha afirmado que ambas mujeres compet¨ªan por ser las primeras, hecho consustancial al coleccionismo de ochomiles. Reinhold Messner, el primero en llev¨¢rselos todos (entre 1970 y 1986), temi¨® que Jerzy Kukuzcka, que ven¨ªa lanzado como un poseso, le robase la primicia. Por eso le escribi¨®: ¡°No eres el segundo, eres grande¡±. Despu¨¦s, las carreras perdieron todo su pedigr¨ª para limitarse a primeras nacionales, regionales incluso, y tuvieron un auge renovado cuando Edurne Pasaban, la coreana Oh Eun Sun y la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner dirimieron en 2010 casi al sprint y con pol¨¦mica cu¨¢l de ellas se llevaba el entorchado a la primera mujer en lograr ascender las 14 cimas m¨¢s altas del planeta. Ahora, Anna Gutu y Gina Marie Rzucidlo estaban en su pelea particular: ser las primeras estadounidenses en coleccionar todos los ochomiles. Ambas se citaron con su ¨²ltimo desaf¨ªo, el Shisha Pangma, por circunstancias burocr¨¢ticas: la monta?a, ubicada en el T¨ªbet (China) hab¨ªa estado cerrada por las autoridades locales, y tras resolver el resto de ascensiones, quedaba pendiente la decimocuarta.
En estos asuntos, como en casi todos los relacionados con los deportes tradicionales, nadie se acuerda del segundo o de la segunda. Quiz¨¢ por eso Rzucidlo logr¨® convencer a la estrella Tenjen Lama, que no trabajaba en la agencia que hab¨ªa contratado, para que la guiase: ten¨ªa fama de r¨¢pido y eficaz. Quiz¨¢ tambi¨¦n por ser la primera, ambas mujeres y sus gu¨ªas escogieron un ataque a cima poco convencional, es decir, cruzando una peligrosa ladera de nieve en lugar de transitar por la m¨¢s segura (pero m¨¢s lenta) arista. As¨ª, cuando ambas parejas avanzaban separadas por rutas diferentes, fueron barridas por sendas avalanchas que partieron a unos 7.800 metros de altitud, seg¨²n los testigos que acudieron posteriormente en su ayuda. Ninguna de las dos parejas transitaba por la ruta habitual y m¨¢s segura. ?Por qu¨¦? Al parecer ambos equipos quer¨ªan atajar al m¨¢ximo. Y eso les cost¨® la vida.
En oto?o de 2006, el desaparecido I?aki Ochoa de Olza traz¨® una nueva ruta, directa a la cima principal del Shisha Pangma, desde el inicio de la arista, a 7.400 metros: en vez de seguir por la ruta normal de la vertiente norte, escalar el filo, pasar por la cima central (8.039 m) y encarar un v¨¦rtice muy delicado hasta el verdadero punto culminante, el navarro traz¨® una traves¨ªa descendente hacia el este de 150 metros, alcanz¨® la base de un espol¨®n de roca y desde ah¨ª escal¨® directamente. I?aki no quer¨ªa complicaciones en la parte delicada de la arista y juzgaba muy peligrosas las pendientes intermedias que acumulan mucha nieve tras el monz¨®n. Adem¨¢s, esos d¨ªas, el navarro soport¨® fuertes rachas de viento, lo cual no hac¨ªa sino incrementar el peligro de aludes por placas de viento.
El pasado 5 de octubre, los 50 aspirantes al Shisha Pangma tuvieron un aviso al asistir a una gran avalancha por debajo de los 7.000 metros. Esto deber¨ªa haber disuadido cualquier ataque a cima, pero varios equipos siguieron avanzando. Entre ellos estaban el famoso Nirmal Purja o su compatriota Mingma G, este ¨²ltimo gu¨ªa con certificaci¨®n internacional, ambos interesados en escalar sin ayuda de ox¨ªgeno artificial los 14 ochomiles. Es decir, enfrascados en sus propios desaf¨ªos y r¨¦cords. Ambos son los grandes art¨ªfices del reciente y explosivo empoderamiento de los escaladores de la etnia sherpa, due?os y se?ores del negocio de las expediciones comerciales. No hace tanto, la leyenda Marc Batard, gu¨ªa franc¨¦s de alta monta?a, avis¨® que los dramas en los ochomiles seguir¨ªan creciendo a menos que los conocimientos t¨¦cnicos y de nivolog¨ªa de los nepaleses mejorasen dr¨¢sticamente. Criticaba que no fuesen gu¨ªas aut¨¦nticos, es decir, bien formados y experimentados. La gran mayor¨ªa de los gu¨ªas de la etnia sherpa no tiene certificaci¨®n alguna. En Europa, formarse como gu¨ªa de alta monta?a lleva cerca de cinco a?os. En Francia, cada a?o salen al mercado 60 nuevos gu¨ªas (hay m¨¢s de 3.000 en el pa¨ªs vecino), mientras que en Nepal existen 67 gu¨ªas con la certificaci¨®n internacional, pero no todos trabajan en los ochomiles: las agencias no los contratan porque exigen una paga elevada. En 2017, el gu¨ªa franc¨¦s Paulo Grobel elabor¨® un trabajo en el que desaconsejaba contratar una agencia de Nepal para una primera visita al Himalaya¡ a menos que la misma garantizase el concurso de un gu¨ªa con certificaci¨®n UIAGM, es decir, internacional. Pese a esto, consideraba que los responsables occidentales (europeos, especialmente) de asegurar la formaci¨®n de los nuevos gu¨ªas UIAGM hab¨ªan ido ¡°demasiado r¨¢pido¡± como para garantizar una calidad contrastada. ¡°Har¨¢ falta tiempo para inculcar los valores y las buenas pr¨¢cticas del guiado¡±, conclu¨ªa Grobel.
Dicha circunstancia explica el desastre que acab¨® segando cuatro vidas el pasado d¨ªa 7. El acuerdo que alcanzaron ambas clientas estadounidenses con sus sherpas quedar¨¢, igualmente, sepultado. Lamentablemente, seg¨²n declar¨® a Explorersweb, Mingma G considera que nada hubiese ocurrido de no haber mediado tal rivalidad entre Gutu y Rzucidlo: ¡°Fue una expedici¨®n horrible. Todo marchaba bien hasta que la competici¨®n entre las dos mujeres lo arruin¨® todo¡±. Incluso el destino parece aceptar injerencias del ser humano, pero ?de qu¨¦ ser humano cabe hablar en este caso? Con vientos feroces soplando desde la vertiente sur y depositando nieve en la vertiente norte por donde deb¨ªan ascender los alpinistas, nadie deber¨ªa haber estado en la monta?a. Y menos tras el monz¨®n. Y a¨²n menos sin la observaci¨®n de los partes nivol¨®gicos de los que se disfruta en Europa, Canad¨¢, Estados Unidos o Nueva Zelanda. Partes que acotan con gran precisi¨®n los peligros y que disuaden a cualquiera que aprecie su vida. Adem¨¢s, ninguno de los fallecidos (y seguramente casi ninguno de los presentes en la monta?a) portaba un equipo de rescate en avalancha: pala, sonda y detector de v¨ªctimas de avalancha. Medidas que no impiden los aludes, pero que conceden una segunda oportunidad a los desafortunados. Con todo, resulta extremadamente dif¨ªcil descifrar a simple vista los peligros de aludes y nadie est¨¢ en disposici¨®n de asegurar si una placa de viento se quebrar¨¢ o no a su paso. De ah¨ª que la renuncia sea la mejor manera de conjugar estos peligros ocultos, especialmente cuando se carece de herramientas de juicio y prevenci¨®n.
Pero la tarea m¨¢s comprometida y peliaguda de un gu¨ªa tiene que ver con la toma de decisiones: saber renunciar es la premisa base. Este es el quid del oficio. Ejercer un liderazgo sereno pero firme. Renunciar pese a la presi¨®n de los clientes, frente a la costumbre, frente a la apariencia de invulnerabilidad que muchos alpinistas observan. Nadie sabe de qu¨¦ forma (o ni siquiera si lo hicieron) presionaron a sus gu¨ªas Gutu y Rzucidlo, pero todos saben que ambas mujeres nunca hubieran salido hacia la cima si estos se hubiesen negado. Hab¨ªa dinero en juego¡ y prestigio para las agencias nepalesas. Y un liderazgo en entredicho. Tenjen Lama pertenec¨ªa a la todopoderosa agencia de Nepal Seven Summits Treks, quien deber¨¢ replantearse, como el resto, su estrategia de seguridad en la monta?a.
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