Espa?a, una derrota con futuro
La Roja supera en el juego a una Italia atrincherada, pero esta vez sucumbe en la tanda de penaltis con los fallos de Olmo, el mejor del partido, y Morata, el goleador
A una Espa?a sin reparos esta vez le sali¨® cruz. No le falt¨® casi de nada frente a una Italia muy italianizada, lejos de la versi¨®n expansiva que hab¨ªa mostrado en el torneo. El equipo de Luis Enrique se encarg¨® de tramitar el f¨²tbol, el de Mancini de gestionar la victoria. Requiri¨® para ello una tanda de penaltis a la que Espa?a no mereci¨® llegar. Se tiraron los dados y los malditos gui?os del travieso f¨²tbol. Fallaron Dani Olmo, de largo el mejor del partido, y Morata, autor del empate. La Roja no tuvo provecho con su gobernanza y cay¨® en la orilla. Pero hay ca¨ªdas y ca¨ªdas. La de este grupo en progresi¨®n no supone ninguna tacha. El equipo est¨¢ de crecida y los Pedri, Unai, Olmo y compa?¨ªa ya pueden proclamar sin titubeos: ?Presentes! Habr¨¢ rasgos a mejorar, la mayor¨ªa derivados de la biso?ez, pero hay cesto y un consorcio de jugadores que han congeniado de maravilla.
Frente a Italia, que llegaba a la cita con 32 encuentros sin perder y 13 triunfos encadenados, nunca vacil¨® la joven Espa?a, a la que jam¨¢s se vio superada. Ni por la trascendencia del cartel, para muchos el de mayor estrellato de sus primarias carreras. Hil¨® la pelota y se atornill¨® la mand¨ªbula sin ella. Un incordio para Italia en todos los sectores del juego, sin sustento con el bal¨®n a pies del rival y sin periscopio para doblegar la estrujada defensa espa?ola, una zaga muy adelantada y con Unai Sim¨®n a campo abierto.
El equipo de Mancini, m¨¢s inc¨®modo que nunca en el torneo, no daba con Verratti, no estaba fino Barella y tard¨® en coger algo de pista Insigne. El bal¨®n era un tormento para los de Mancini, que apenas chapoteaban con ¨¦l. Nada de esa Italia tan pinturera toda la Eurocopa. El corro espa?ol a la hora de presionar la dej¨® chata. De alguna manera la Azzurra pact¨® consigo misma: la pelota no ser¨¢ nuestra, es una noche para el destape justo a la espera de un chispazo. Siempre le fue el papel de resistente.
La api?ada Espa?a apretaba y apretaba, mientras Dani Olmo flotaba con mucho acierto por el per¨ªmetro de Bonucci y Chiellini, dos centuriones. Quiso Luis Enrique quitarles una referencia, alguien m¨¢s est¨¢tico como Morata. El mismo montaje que en la final de 2012, cuando Del Bosque tir¨® de Cesc como ariete postizo. Repiti¨® cinco a?os despu¨¦s Lopetegui, con Asensio de se?uelo como nueve. En ambas ocasiones gole¨® Espa?a. Ya eran tiempos de los imperecederos Bonucci y Chiellini.
Estupendo para girarse e ir de cara, Dani Olmo sac¨® la cadena en m¨¢s de una ocasi¨®n a la retaguardia adversaria. Un partido, el de Olmo, para enmarcar. ?gil, descarado y picante. A partir de Olmo rimaba el equipo espa?ol al son de Pedri, Koke y Busi y sintonizaban bien Laporte y sus camaradas de la trinchera. Tan solo una salida precipitada de Unai puso en m¨¢xima alerta a Espa?a. Con el portero de merienda y la casa a la intemperie, Barella se hizo un nudo con la pelota. Era el instante que buscaba la Azzurra. Un fat¨ªdico parpadeo del oponente para penalizarle. Est¨¢ en los genes del calcio, un simposio de c¨®mo no perder en 90 minutos y ganar en un segundo.
Dani Olmo, c¨®mo no, puso a prueba a Donnarumma con un disparo seco tras un rebote. Al equipo de Luis Enrique, con criterio y hueso, le faltaba una marcha m¨¢s en los ¨²ltimos metros. M¨¢s aventureros que Olmo. Ocurre que es en ese tramo final donde est¨¢ el gran intr¨ªngulis del f¨²tbol. Es en la fase terminal cuando m¨¢s finura se requiere. Y m¨¢s cuando se trata de Italia, la de Chiellini y la de toda la vida.
Un equipo sin arrugas
De vuelta del intermedio Italia tuvo una entrada con m¨¢s soltura. Supo rastrear mejor los espacios en ataque y durante un rato pareci¨® no tener tanto desafecto por la pelota. No se alter¨® Espa?a, que sigui¨® por su ruta, aunque debi¨® redoblar las vigilancias. A Busquets se le fue un tiro por un me?ique poco antes del gol italiano. La jugada peor gestionada por el grupo espa?ol. Un pase con la mano de Donnarumma, tres toques y bingo de Chiesa, que enrosc¨® de maravilla la pelota en la red. Pura Italia, la que hist¨®ricamente penaliza sin previo aviso. Una de sus divisas preferidas. En ventaja, de vuelta al enchironamiento.
Luis Enrique dio paso a Morata, que sintoniz¨® r¨¢pido con el partido. Espa?a segu¨ªa a lo suyo, de tertuliana con el bal¨®n y sin achicarse ante cualquier fregado. Pero el tiempo menguaba. Y ante Italia suele ser a¨²n m¨¢s menguante. No lo fue para Dani Olmo, el jugador bandera de la noche. M¨¢s intr¨¦pido que nunca, el catal¨¢n fue el cornetista espa?ol. Sin una solo arruga ante los alguaciles italianos, Olmo percut¨ªa y percut¨ªa, con tanto empe?o como agudeza. Se le escap¨® un disparo por un dedo. Pero luego supo sortear el campo minado con una concisa y punzante pared con Morata. El madrile?o asalt¨® el ¨¢rea como si fuera un convoy en s¨ª mismo y cuadr¨® el bal¨®n en las redes de Donnarumma tras un control orientado con la derecha y culminado con un golpeo con la zurda. Una colosal liberaci¨®n para Morata, la culminaci¨®n de un choque indeleble para Dani Olmo. Y el billete espa?ol para otra pr¨®rroga que el equipo, con val¨ªas suficientes, no mereci¨®. S¨ª Italia. Sin disimulo ese quiso que fuera su destino abrigada por Bonucci y Chiellini. Quien de verdad se rebelaba contra cualquier desenlace fatal era Olmo, que puso el list¨®n bien alto al gigante Donnarumma con una falta lateral lanzada con muy mala uva. Sin remedio. Llegaron los penaltis y... M¨¢ximo castigo para una Espa?a con recorrido.
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