Marcelino e Iribar reviven el triunfo en la Eurocopa de 1964: ¡°Nunca Espa?a tuvo tanta calidad¡±
Los dos ¨²nicos supervivientes del once inicial de la selecci¨®n que gan¨® a la URSS en la hist¨®rica final del campeonato de Europa recuerdan la gesta en el Bernab¨¦u, hoy hace 60 a?os
Hace 60 a?os, el 21 de junio de 1964, Espa?a levant¨® su primera Eurocopa en pleno franquismo y frente a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el Santiago Bernab¨¦u. De los 11 jugadores que saltaron al campo en aquella cita que gan¨® la selecci¨®n (2-1), solo viven dos: el gallego Marcelino Mart¨ªnez, componente de la espl¨¦ndida delantera de los cinco magn¨ªficos en el Real Zaragoza y autor del famoso gol que dio la victoria a Espa?a, y el vasco Jos¨¦ ?ngel Iribar, entonces jovenc¨ªsimo guardameta del Athletic. Ambos se han prestado a recordar aquellos momentos que solo se conservan en blanco y negro.
En los cromos de la temporada 63-64 no aparec¨ªa el Chopo en la alineaci¨®n del Athletic, sino Carmelo, que disput¨® el Mundial del 62, pero acab¨® jugando Iribar y ganando la Eurocopa. ¡°?Sabe qu¨¦ pas¨®?, que a m¨ª, Jos¨¦ Villalonga, el seleccionador, me conoc¨ªa de jugar en el Basconia contra el Atl¨¦tico de Madrid en la Copa, que los eliminamos en el partido de desempate. Yo creo que ah¨ª le convenc¨ª¡±, cuenta Iribar; ¡°la selecci¨®n ven¨ªa de recibir bastantes goles en los partidos anteriores contra Escocia e Inglaterra. Entonces se vio que quer¨ªa cambiar, as¨ª que entramos gente joven¡±.
Marcelino tambi¨¦n revive aquel cambio generacional. ¡°Lapetra era un creador de juego, ten¨ªa un verdadero guante porque t¨¦cnicamente era un fen¨®meno. Yo me atrevo a decir que Espa?a, en cuanto a calidad, nunca tuvo una selecci¨®n tan impresionante como la del 64¡å, afirma rotundo. ¡°Era un equipo muy joven, el mayor deb¨ªa de ser Su¨¢rez. Un equipo para haber disputado y ganado el Mundial siguiente, pero hubo problemas porque el Gobierno influy¨® para que entrasen determinados jugadores. Y ya todo fue distinto¡±.
El seleccionador, Villalonga, era militar. ¡°S¨ª, pero una persona muy afable. Era un adelantado a la ¨¦poca, sobre todo muy puesto en cuestiones de preparaci¨®n f¨ªsica. Le gustaba mucho el atletismo y lo aplicaba en el f¨²tbol¡±, dice Iribar. ¡°En la preparaci¨®n incid¨ªa mucho y adem¨¢s era un gran lector y muy estudioso. Yo siempre le recuerdo con un libro debajo del brazo¡±.
Marcelino se convirti¨® en figura del Zaragoza saliendo del Seminario de Santiago. ¡°Yo estaba all¨ª y me encantaba jugar. Ten¨ªamos un equipazo, le llegamos a ganar un amistoso a un equipo del Deportivo. Me gustaba jugar, pero no pensaba en que pod¨ªa ser futbolista¡±. ?Y sacerdote? ¡°Pues cura, s¨ª. Mi padre se llev¨® un disgusto de cojones cuando fui al seminario, pero mi madre encantada porque era muy religiosa. Me quer¨ªan mandar a Roma a doctorarme. Y yo s¨®lo quer¨ªa estar en el seminario y si se terciaba ser cura, pero de pueblo¡±.
Iribar lleg¨® al Athletic desde el Basconia. Dentro de la desgracia familiar, tuvo cierta fortuna. ¡°Yo no hice el servicio militar porque muri¨® mi padre poco antes y me qued¨¦ como hijo de viuda y el ¨²nico var¨®n. Luego yo creo que me libraron tambi¨¦n por ganar la Eurocopa¡±.
Marcelino, como Iribar, tuvo la arena mojada de la playa de su pueblo como primera referencia. ¡°Me vino a ver jugar en la playa un entrenador del Racing de Ferrol, Galarraga, un vasco. Antes hab¨ªa entrenado alguna vez con el Deportivo y con el Celta, ten¨ªa 14 a?os y estaba en el seminario. Al final acab¨¦ en el Racing sin cobrar un duro. Ten¨ªa 18 a?os, estudiaba Industriales y el club me pon¨ªa un profesor particular para recuperar las clases que perd¨ªa en los viajes porque al estar ya en Segunda ibas a la otra punta de Espa?a y perd¨ªas tres d¨ªas. Pero fue ah¨ª cuando me empez¨® a ver el Zaragoza¡±.
Y luego, la selecci¨®n para ambos. ¡°Recuerdo que nos fuimos a La Berzosa (Madrid)¡±, rememora Iribar. ¡°Era un sitio donde se concentraba siempre la selecci¨®n. Y bueno, yo creo que a mediados de temporada fue la primera toma de contacto. Era un sitio muy tranquilo. Ten¨ªamos que llevar un libro, porque no hab¨ªa otras cosas. Lectura y paseos por el monte¡±. Marcelino tambi¨¦n recuerda La Berzosa. ¡°Con Luis Su¨¢rez me llevaba de maravilla. Est¨¢bamos concentrados all¨ª y solo hab¨ªa un tel¨¦fono y mientras se daba masaje me ped¨ªa que le llamase por tel¨¦fono a la novia y que le diese conversaci¨®n mientras ¨¦l acababa. Y as¨ª nadie le pillaba el tel¨¦fono¡±. ¡°Para entrenar ¨ªbamos a Madrid, que hab¨ªa hora y pico de viaje¡±, a?ade Iribar.
Como Marcelino, el Chopo hizo amigos en las concentraciones. ¡°Conoc¨ª a gente que luego fueron amigos para toda la vida. Ya ven¨ªamos de esos partidos en los que empec¨¦ a jugar, y ah¨ª se fue formando esa nueva generaci¨®n de futbolistas¡±.
Marcelino descubri¨® all¨ª a Iribar. ¡°Era muy jovencito, muy querido. Nos llev¨¢bamos muy bien. Es un vasco noble, m¨¢s bien t¨ªmido. No es vasco seco, es vasco serio. Siempre le dije que le ten¨ªan que hacer un monumento. Y, mire, se lo han hecho¡±.
Llegaron los partidos de la fase final, todos en Espa?a. ¡°La semifinal fue contra Hungr¨ªa en el Bernab¨¦u, y ganamos en la pr¨®rroga. Tuve bastante trabajo en los ¨²ltimos minutos y sali¨® bien¡±, recuerda Iribar.
Y lleg¨® la final, el 21 de junio. Con Franco en el palco. ¡°Cuatro a?os antes se hab¨ªa retirado Espa?a¡±, apunta Marcelino. ¡°Eso era un problema pol¨ªtico, nosotros nos centr¨¢bamos en el f¨²tbol. Lo que les dijimos es que o jug¨¢bamos o no volv¨ªamos a la selecci¨®n. Los jugadores empez¨¢bamos a tener algo de poder, algunos como Su¨¢rez ya se hab¨ªan ido a jugar al extranjero¡±. A?ade Marcelino: ¡°Jugamos de azul porque Rusia ten¨ªa derecho a vestir de rojo, pero nos impusimos los jugadores porque nos quer¨ªan vestir de blanco como el Madrid. Y les dijimos que ni de broma. ?De blanco y en el Bern¨¢beu? Hasta aqu¨ª hemos llegado¡±.
Enfrente, en la porter¨ªa, Yashin, ¡°que era un icono con una fama bien ganada. Le hab¨ªan dado el Bal¨®n de Oro siendo guardameta. En relaci¨®n a los de su ¨¦poca era un portero muy moderno, porque lo hac¨ªa todo bien¡±, analiza Iribar. ¡°Entonces la t¨¦cnica no era tan depurada¡±. Marcelino tambi¨¦n ensalza al meta sovi¨¦tico: ¡°Era un grand¨ªsimo portero, pero no pensaba mucho en eso. Para m¨ª el mejor portero que he visto es Iribar¡±.
Dice el Chopo que ¡°el ambientazo era incre¨ªble. Hab¨ªa 110.000 personas en el Bernab¨¦u, de pie casi todos, claro. Y eso impon¨ªa mucho¡±. Y estaba lo del comunismo, claro. ¡°Bueno, s¨ª, eran los demonios. Con rabo y todo eso. Les dibujaban as¨ª en las caricaturas de los peri¨®dicos¡±. Marcelino cree que ¡°Rusia era un equipo t¨¦cnicamente muy bueno y unos atletas. ?Entrenaban ocho horas al d¨ªa! Antes con la selecci¨®n jugabas tres o cuatro partidos al a?o, pero ellos se juntaban m¨¢s que nosotros. La selecci¨®n era lo que m¨¢s cuidaban¡±.
Se adelant¨® Espa?a con un gol de Pereda en el minuto seis. ¡°Del centro del campo para arriba, ten¨ªamos futbolistas muy desequilibrantes. Estaban Amancio, Su¨¢rez, Lapetra, Marcelino, y tambi¨¦n Pereda, que fue el autor del centro del segundo gol. Luego tuvimos mucha amistad. Siempre me dec¨ªa lo mismo: ¡®yo ten¨ªa que haber jugado en el Athletic¡±.
Empat¨® la URSS con un gol de Jusainov dos minutos m¨¢s tarde. Interviene Marcelino: ¡°En alguna entrevista, Iribar dijo que el gol que nos marc¨® Rusia en la final fue culpa suya y que menos mal que le salv¨¦ yo al final. ?Anda, vete al carajo! Iribar par¨® much¨ªsimo. Y aquel bal¨®n que le metieron era muy dif¨ªcil¡±. Todo sigui¨® igual, hasta el centro de Pereda en el minuto 84, y el cabezazo de Marcelino. ¡°Aprend¨ª a darle de cabeza a la pelota en la playa, aqu¨ª en Ares¡±, reconoce. ¡°Jug¨¢bamos como a voleibol, con una red por medio y yo saltaba para darle de cabeza¡±. Aplic¨® sus conocimientos. ¡°Como estaba yo situado, ya vi que iba a ser gol. Pereda se fue a la banda y centr¨® el bal¨®n con efecto hacia fuera, la pelota me qued¨® un poco atr¨¢s. Sab¨ªa que se la iba a clavar a Yashin abajo. No le dio tiempo a tirarse¡±.
Iribar vio entonces la Copa en sus manos. ¡°Cuando marc¨® Marcelino, pens¨¢bamos ya que ¨ªbamos a ganar. Nos achucharon un poco, pero sobre todo con balones a¨¦reos y centros, pero nosotros defendimos muy bien¡±.
Luego la celebraci¨®n, ¡°que fue muy sencilla. La alegr¨ªa la vivimos en el vestuario¡±, recuerda Iribar. ¡°Luego salimos del campo tranquilamente, nos fuimos al hotel, cenamos all¨ª y nos dieron permiso para salir y nos fuimos de juerga por la noche¡±.
Al d¨ªa siguiente, la visita al Pardo, para ser recibidos por Franco. ¡°Esas cosas no me gustaban¡±, dice Marcelino. ¡°Estaba muy cabreado porque el Gobierno influ¨ªa en la selecci¨®n. Estaba aquel Elola Olaso y era el que mov¨ªa esos hilos. Quer¨ªan que en la selecci¨®n estuviesen jugadores del Madrid y del Barcelona. Del Bar?a porque Franco a¨²n les ten¨ªa un poco de miedo. Pero al Zaragoza no le ten¨ªa miedo¡±.
¡°Nos dijeron que deb¨ªamos ir de etiqueta¡±, confiesa Iribar. ¡°Preguntamos qu¨¦ era eso y nos dijeron que con traje negro. Yo ten¨ªa un pr¨ªncipe de Gales gris y llegu¨¦ el ¨²ltimo, con Pereda, buscando un traje negro. Nos hab¨ªan dicho d¨®nde los alquilaban y fuimos a ver si consegu¨ªamos alguno y nada, ninguno me quedaba bien. Fui con lo que ten¨ªa¡±.
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