La m¨¢scara de Mbapp¨¦ como portada de la Eurocopa

La m¨¢scara de Mbapp¨¦ muy bien podr¨ªa ser la portada que explique el recorrido de la Eurocopa hasta los cruces de octavos que empiezan el s¨¢bado con el Italia-Suiza. El torneo ha sido hasta ahora un ejercicio de c¨¢lculo de los favoritos y un acto de reivindicaci¨®n de las selecciones que no figuraban en los pron¨®sticos. Espa?a ser¨ªa la vencedora si el campeonato se acabara hoy tras ser la ¨²nica que ha ganado sus tres partidos, no ha encajado ni un gol y presume adem¨¢s de los dos jugadores del momento, como son Nico Williams y Lamine Yamal.

Ning¨²n gesto t¨¦cnico mejor que el control orientado del azulgrana (16 a?os) en el rato que jug¨® contra Albania, o el extraordinario gol del madridista G¨¹ler (19) contra la sorprendente Georgia para la contraportada de un torneo que todav¨ªa sigue pendiente de la respuesta de veteranos como Cristiano (39) y Kross (34) despu¨¦s de pasar p¨¢gina con Modric (38).

El formato de la Eurocopa no ha favorecido precisamente la competitividad sino la participaci¨®n (24 selecciones), o incluso la masificaci¨®n, al punto que no ha sido un torneo que premiara la regularidad ?¡ªcomo si se tratara de una Liga¡ª ni tampoco la emotividad, propia de la Copa, la Liga Europa o la Champions. Ha sido un h¨ªbrido alargado con una ronda de octavos (16 aspirantes) que ha permitido la clasificaci¨®n de cuatro de los seis equipos que quedaron terceros en la fase de grupos ¡ªlos dos ¨²nicos eliminados son Croacia y Hungr¨ªa¡ª.

La selecci¨®n espa?ola viaja por el mismo carril que Alemania, Portugal y Francia. La victoria ¡ªpresumiblemente¡ª ha penalizado m¨¢s a Espa?a que la derrota a Pa¨ªses Bajos, vencida por Austria y enfrentada ahora a Rumania. Las c¨¢balas de la tercera jornada no solo han alimentado los directos de los medios de comunicaci¨®n sino que han fabricado un suspense artificial y un debate interesado sobre la suerte de favoritos como Inglaterra o incluso B¨¦lgica. Las cr¨ªticas a Southgate han sido tan vehementes como las quejas de De Bruyne.

El viejo debate entre jugar y ganar se mantiene vivo si se atiende al rocambolesco cuadro final. Ah¨ª permanecen los candidatos importantes y, por supuesto, los anfitriones, indispensables para la salud del torneo y para mantener la llama de la movilizaci¨®n social, una de las grandes noticias de la Euro. Hay mucha gente en los estadios y en las calles de un pa¨ªs que en cualquier caso ya no es el mismo que populariz¨® el sommerm?rchen ¡ªo cuento de hadas¡ª del Mundial 2006.

El ¨¦xito social y cultural e incluso la diversi¨®n han ayudado a mantener las expectativas deportivas despu¨¦s de muchos minutos de calma y poca notoriedad en las canchas de Alemania. El Var no ha sobreactuado, apenas se cuentan dos expulsiones, las discusiones con los ¨¢rbitros han quedado limitadas porque solo se admiten a los capitanes como interlocutores y las pol¨¦micas han sido pocas, concretas y asumidas, como pas¨® con Croacia cuando encaj¨® el gol del empate con Italia en el minuto 98. La vieja Italia no cambia ni en Alemania. La Eurocopa vive a fin de cuentas un camuflaje que se expresa en la m¨¢scara de Mbapp¨¦.

Hay mucha m¨¢s informaci¨®n y muchos m¨¢s datos, tambi¨¦n muchos m¨¢s partidos y m¨¢s vida, para certificar que el f¨²tbol, adem¨¢s de deporte ¨Ccomo se ha visto con Austria¨C tambi¨¦n es pol¨ªtica ¨Calcanza con contemplar a Ucrania, Albania y a la debutante Georgia¨C. La verdad solo se sabr¨¢ cuando Mbapp¨¦, el icono de Francia y ya jugador del Madrid, el mismo que durante el gobierno futbol¨ªstico de Espa?a se ha significado m¨¢s por su declaraci¨®n sobre las elecciones a celebrar en su pa¨ªs que por su juego, sea portada por una victoria tan importante o m¨¢s que las que puedan conseguir Messi o Vinicius en la Copa Am¨¦rica.

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