Espa?a se lanza a un tiroteo para deshacer un encierro
La Roja rinde a Georgia, que se adelanta con un gol en propia puerta, con un ataque sin pausa y se medir¨¢ en cuartos a Alemania
Cuando Espa?a se vio de nuevo ante un rival acorazado, como en esas viejas pesadillas inabordables, prob¨® algo nuevo: en lugar de amasar el bal¨®n a la espera de que sucediera algo y se abriera un resquicio, se lanz¨® de cabeza a provocar que sucediera ese algo. Sin pausa. De ese modo, y pese al sopapo imprevisto del gol en propia puerta, se deshizo de la primeriza Georgia, sostenida por las paradas de Mamardashvili y la esperanza en una misi¨®n suicida de alguno de sus dos delanteros. Hasta que los venci¨® la insistencia de este equipo de Luis de la Fuente, tan determinado, tan poco contemplativo, y que se jugar¨¢ el viernes en Stuttgart los cuartos de final contra Alemania (18.00, La1).
Con la perspectiva de una Georgia fiada a la resistencia, el partido empez¨® por el final. Espa?a sali¨® con un ¨ªmpetu medio desesperado de minuto 80 y situaci¨®n atascada. Como si quisiera evitar cuanto antes llegar a ese punto del cron¨®metro y, entonces, recordar que hab¨ªa tenido mucho tiempo antes para evitar encontrarse en esa situaci¨®n. Antes de vestirse, mientras reconoc¨ªan el campo, los futbolistas de la Roja estuvieron mirando en las pantallas el sofoc¨®n de Inglaterra contra Eslovaquia. Y el alivio de Bellingham m¨¢s all¨¢ del 90.
As¨ª que cuando Nico Williams recibi¨® la primera pelota en la banda izquierda, y apenas se hab¨ªa consumido el primer minuto, escrut¨® a Kakabadze, fingi¨® que era pronto para empezar a pelearse, y se fue a por ¨¦l. Alcanz¨® la l¨ªnea de fondo y puso un bal¨®n que no alcanz¨® Morata.
Georgia hab¨ªa retrocedido desde el comienzo, apoyada sobre una l¨ªnea de cinco defensas protegida hasta por el brillante Kvaratskhelia, que persegu¨ªa los pases que cruzaban de lado a lado. Aunque no eran demasiados. Espa?a se lanz¨® a por el encuentro sin rodeos, incrustando a Fabi¨¢n y Pedri entre la apretada red de Willy Sagnol. Por la izquierda Nico se juntaba con Cucurella, aceleraban con una pared y rociaban el ¨¢rea de centros.
Georgia achicaba agua como si no le importara toda la que le pod¨ªa caer todav¨ªa en los 90 minutos que ten¨ªa por delante. Confiaba en recuperar un bal¨®n y lanzar a Kvaratskhelia y Mikautadze al p¨¢ramo desierto que era el campo de Espa?a. Pero el batall¨®n de De la Fuente se lanzaba a por cualquier georgiano al que le cayera una pelota despistada. Les duraba un parpadeo.
Espa?a manten¨ªa el asedio, entre centros y una salva de disparos que terminaban bloqueados o desviados por Mamardashvili. El gol parec¨ªa inevitable. Y Espa?a marc¨®, s¨ª, pero en propia puerta. Kvaratskhelia mantuvo con un regate el bal¨®n recuperado, lo que les dio unos segundos para desplegarse. Encontraron a Kakabadze acelerando por la banda derecha, y su centro lo mand¨® a la red con la barriga Le Normand, que reculaba para evitar el remate de Kvaratskhelia.
El gol aviv¨® esa sensaci¨®n de partido ya al l¨ªmite del fin. Se encendi¨® la grada georgiana, m¨¢s poblada que la espa?ola. Cada despeje provocaba una explosi¨®n de alivio que parec¨ªa anunciar la inminencia del silbatazo final. Pero solo hab¨ªa transcurrido media hora y Rodri reclam¨® calma. No para ir m¨¢s despacio, con m¨¢s meandros, sino para rebajar las pulsaciones. Cogieron aire y retomaron la carga, que permiti¨® a Mamardashvili seguir amontonando paradas. Hasta que el propio Rodri recibi¨® en la frontal, recort¨® y acert¨® con la zurda en un lugar pegado al palo al que no alcanz¨® el portero del Valencia. Y vuelta a empezar.
Al lado del mediocentro del City, Fabi¨¢n va ocupando cada vez m¨¢s, clarividente con la pelota, encontrando casi siempre maneras de avanzar, de amenazar sin entretenerse, sin dejar un respiro a un rival aculado. Georgia prob¨® dos veces a tirar a la desesperada desde su propio campo, una al sacar de centro tras el gol de Rodri y otra Kvaratskhelia, que casi sorprende a Unai Sim¨®n despu¨¦s de un robo. Si ese reflejo resum¨ªa el margen que ve¨ªa Georgia que ten¨ªa, la construcci¨®n del segundo gol de Espa?a muestra de manera n¨ªtida el nivel de determinaci¨®n de Espa?a.
Al poco de regresar del vestuario tras el descanso, Yamal enfil¨® en diagonal hacia el ¨¢rea. Le pararon derrib¨¢ndole. Tir¨® la falta, par¨® Mamardashvili y el rebote le cay¨® a Nico, que enseguida la devolvi¨® al otro lado. Lamine puso un centro y Fabi¨¢n cabece¨® a la red. Entre el lanzamiento de la falta y el gol, entre el primer intento y el siguiente, pasaron apenas 15 segundos. Espa?a volv¨ªa y volv¨ªa y Georgia comenzaba a disolverse bajo la lluvia.
Consegu¨ªa aventurarse poco al otro lado, y cuando lo hac¨ªa, cada vez le costaba m¨¢s regresar. En uno de sus intentos m¨¢s atrevidos, cuando recuper¨® la Roja Fabi¨¢n vio que se hab¨ªan destapado demasiado, avist¨® la carrera de Nico y le envi¨® un pase largo magn¨ªfico. El extremo del Athletic se deshizo de un defensa y bati¨® a Mamardashvili.
La resistencia hab¨ªa ca¨ªdo y Olmo anot¨® el cuarto despu¨¦s de entrar por un Pedri un tanto a la deriva, impreciso en los controles. El atacante del Leipzig parece seguir m¨¢s la m¨²sica de esta Espa?a que no empieza las misiones dando rodeos, sino que aprieta desde el principio para no llegar al final con el peso de la angustia de los acertijos irresolubles.
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