Vinicius destroza al Bar?a y el Madrid conquista la Supercopa de Espa?a
El brasile?o, en una actuaci¨®n superlativa, desquicia a Ara¨²jo e impulsa con un ¡®hat-trick¡¯ al equipo ante un rival que no encontr¨® c¨®mo transformar en goles los tramos de control
El cl¨¢sico de Arabia, la final del primer t¨ªtulo del curso, la Supercopa de Espa?a, fue el cl¨¢sico del show de Vini, que en el de pretemporada, en Dallas, se hab¨ªa peleado con los palos y el punto de penalti, y en el de Montju?c se vio desquiciado por Ara¨²jo y rescatado por Bellingham. En Riad, el brasile?o ofreci¨® una exhibici¨®n formidable con un hat-trick en 38 minutos y un Ara¨²jo desbordado de trabajo, que le hizo un penalti y termin¨® expulsado por otra falta a Vinicius. El brasile?o es otra vez una amenaza nuclear en un Real Madrid que gobern¨® el duelo a su antojo ante un Barcelona vulnerable y falto de sorpresa en ataque.
El equipo de Xavi ten¨ªa un plan hasta la primera carrera de Vinicius por una pradera desierta. Bellingham se gir¨®, mand¨® la pelota al espacio por el centro, y el brasile?o, despu¨¦s de una indecisi¨®n de Kound¨¦, corri¨® a una cita a solas con I?aki Pe?a. Dribl¨® al portero y revent¨® el partido, del que apenas se hab¨ªan consumido seis minutos. Se hab¨ªa destapado la p¨®lvora del Madrid, que solo unos segundos m¨¢s tarde estuvo a punto de repetir con un tiro de Rodrygo, atajado por Pe?a. La final parec¨ªa a punto de desintegrarse nada m¨¢s empezar.
Xavi hab¨ªa decidido adelantar bastante la l¨ªnea defensiva, y el equipo de Ancelotti celebr¨® la invitaci¨®n a correr detr¨¢s de ella. El siguiente en explorar la opci¨®n fue Carvajal, por su banda derecha, hacia donde lanz¨® a Rodrygo con un mundo abierto. El brasile?o avanzaba por ese costado mientras desde el otro volaba Vinicius al ¨¢rea. De brasile?o a brasile?o: el 7 se desliz¨® sentado sobre el verde y anot¨® el segundo.
Con el Barcelona sonado, el Madrid se acomod¨® atr¨¢s, en parte invitando a los azulgrana a seguir liberando latifundios a su espalda. El equipo de Xavi avanzaba pase a pase, alrededor de De Jong, G¨¹ndogan y Pedri, titular por fin despu¨¦s de su ¨²ltima lesi¨®n. Con el canario, el Bar?a gana control, orden e intenci¨®n. Y as¨ª fue reculando el Madrid, sin sentir m¨¢s amenaza del Bar?a que la p¨¦rdida de terreno. Se trataba de un dominio inofensivo. El Real aguardaba c¨®modo, sin inquietarse, siempre mirando por el rabillo del ojo la espalda de la defensa rival. Con ese panorama de un Bar?a romo y un Madrid con mala idea, la final pend¨ªa de un hilo. Y ese hilo era Ronald Ara¨²jo, el vigilante de Vinicius, y tambi¨¦n Bellingham, cuando persegu¨ªan las diagonales de R¨¹diger. Siempre al filo de quedarse de nuevo solos ante el portero.
El control del Barcelona, con las tropas adelantadas tratando de cercar al Madrid, supon¨ªa un riesgo enorme. Siempre al borde de la cat¨¢strofe, sin encontrar por d¨®nde amenazar a Lunin, la elecci¨®n de Ancelotti para la porter¨ªa despu¨¦s de la inseguridad de Kepa en la semifinal contra el Atl¨¦tico. La balanza de la competici¨®n en la porter¨ªa parece inclinarse un punto m¨¢s del lado del ucranio, a quien Carletto anunci¨® ya para el partido de octavos de Copa del jueves contra el Atl¨¦tico en el Metropolitano. El juego no llevaba a la porter¨ªa de Lunin al Barcelona, que termin¨® encontr¨¢ndola despu¨¦s de un mal despeje de Mendy y una volea exquisita de Lewandowski desde la frontal del ¨¢rea. Un ca?onazo inalcanzable, que abri¨® un breve instante en el que el Madrid volvi¨® a parecerles alcanzable. Pero no.
El batall¨®n de Ancelotti llevaba el mando provocando la ilusi¨®n de que se lo hab¨ªa cedido al Bar?a. Al gol de Lewandowski, que marcaba por tercer partido consecutivo, respondieron traslad¨¢ndose a territorio enemigo. Los azulgrana observaron el cambio de marea con actitud bastante contemplativa. Bellingham, Kroos y Tchouameni contaban siempre con tiempo y espacio para maniobrar.
En una de esas, el franc¨¦s avist¨® a Vinicius atravesando el ¨¢rea en compa?¨ªa de Ara¨²jo, como casi siempre. Cuando el env¨ªo estaba a punto de alcanzar al brasile?o, el uruguayo lo derrib¨® con el brazo. El penalti se lo pidi¨® el propio Vini, con el equipo a¨²n asomando la cabeza tratando de salir del desconcierto que le han supuesto las penas m¨¢ximas. El brasile?o ya hab¨ªa fallado contra el Bar?a, en julio en Dallas. Pero en Arabia acert¨® y complet¨® el hat-trick antes del descanso. Entonces el Madrid volvi¨® a reposar.
El duelo regres¨® al equilibrio anterior, con los azulgrana tocando, cada vez con algo m¨¢s de Pedri, m¨¢s cerca del ¨¢rea de Lunin, pero no m¨¢s cerca del gol. El Bar?a ten¨ªa la pelota, pero la pelota no funcionaba como esa piedra que fue sobre la que una vez edific¨® aquella catedral del control. Apenas amenaz¨® ni con la entrada de Lamine Yamal, Jo?o F¨¦lix y Ferm¨ªn.
El tim¨®n lo manejaba el Madrid, y en particular Vinicius, que despu¨¦s de las dos primeras roturas musculares de su carrera vuela como nunca, sobre todo cuando encuentra campo por delante. As¨ª fabric¨® tambi¨¦n el cuarto. Conquist¨® el ¨¢rea y busc¨® a Bellingham, pero despej¨® Kound¨¦ y Rodrygo cerr¨® la noche. Aunque el Madrid no baj¨® la persiana. Con uno m¨¢s por la expulsi¨®n de Ara¨²jo, entr¨® Brahim, un tipo con un apetito voraz, que nada m¨¢s pisar la hierba le dej¨® un surco con una frenada salvaje que tumb¨® defensas, aunque I?aki Pe?a desactiv¨® el tiro. El Real buscaba una goleada para el recuerdo, pero el contador se qued¨® en cuatro, y el equipo se va euf¨®rico a su siguiente parada de fuste, otro derbi el jueves en los octavos de Copa del Rey.
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