La seguridad en un partido de Liga | ¡°Con esta c¨¢mara te cuento las pecas en el p¨®mulo de esa persona¡±
EL PA?S acompa?a durante siete horas al dispositivo de vigilancia de un choque del campeonato, el Valencia-Alav¨¦s. Casi 300 c¨¢maras captan im¨¢genes de alta resoluci¨®n dentro y fuera del estadio
La tarde transcurre tranquila en Mestalla antes del Valencia-Alav¨¦s del pasado domingo. Sol, paseantes y gente tomando sus cervezas. No se intuye ning¨²n peligro a simple vista. Pero da igual. Por si acaso, una bater¨ªa de hasta 280 c¨¢maras de alta resoluci¨®n lo captan todo, dentro y fuera del estadio. Hasta 88 enfocando solo las gradas. Un afinado dispositivo de seguridad, una especie de Gran Hermano futbolero, dirigido por un inspector de polic¨ªa que, llegado el momento de describir de forma gr¨¢fica hasta d¨®nde alcanza la vigilancia de lo que all¨ª sucede, no se pierde en formalismos: ¡°Aqu¨ª te puedo contar las pecas que aquella persona [en la distancia] tiene en los p¨®mulos¡±, asegura. Y lo demuestra. Le pide a uno de sus ayudantes que haga zoom con una de las c¨¢maras que apunta al exterior para dejar claro que es as¨ª, que el nivel de calidad de las im¨¢genes que reciben es tan depurado que resiste la comparaci¨®n. ¡°Toda actuaci¨®n il¨ªcita es bastante probable que quede registrada¡±, advierte el mando, que tiene su campamento base en la llamada sala UCO (Unidad de Coordinaci¨®n Operativa), en el interior del recinto, donde tambi¨¦n hay efectivos sanitarios, de la polic¨ªa local y, si el choque es de alto riesgo, tambi¨¦n bomberos.
EL PA?S presenci¨® y acompa?¨® durante m¨¢s de siete horas todo el despliegue de seguridad de este encuentro, un ejemplo de lo que se moviliza en una jornada liguera, en la que tambi¨¦n participan con un papel protagonista los dos directores de partido de LaLiga, encargados entre otras muchas funciones de registrar cualquier c¨¢ntico ofensivo, insultante o racista que se produzca en las instalaciones o los aleda?os. Y en esta ocasi¨®n, tambi¨¦n les acompa?¨® uno de los tres oficiales de seguridad de la patronal.
Empieza el partido y en la sala UCO el bal¨®n es un acompa?ante de fondo que se mueve en un monitor sin sonido. En los primeros minutos, la ¨²nica voz que entra en la habitaci¨®n es la del micr¨®fono de la persona que dirige los c¨¢nticos en la grada de animaci¨®n del Valencia, filiada previamente por la polic¨ªa. No el sonido ambiente de esa zona, sino directamente la toma del sistema de megafon¨ªa. Hasta ah¨ª llega tambi¨¦n el control. En paralelo, el inspector y una operadora van pinchando, viendo y ampliando en seis pantallas grandes las im¨¢genes de las casi 300 c¨¢maras repartidas en cada rinc¨®n. Todo lo que captan se almacenar¨¢ durante alrededor de un mes en unos servidores y, seg¨²n avisa el oficial de seguridad de LaLiga, ¡°se podr¨ªa utilizar como prueba directa en un juicio¡±. ¡°No admiten manipulaci¨®n¡±, puntualiza tajante esta persona que, como todas las que participan en el reportaje, no desvela su nombre ni su cara por seguridad.
A la UCO llegan los sonidos de la grada de animaci¨®n local, pero cerca de all¨ª tambi¨¦n se acomoda uno de los dos directores de partido de LaLiga, una figura que se termin¨® de impulsar a ra¨ªz del caso Jimmy, el ultra del D¨¦por muerto en 2014 en una pelea con ultras del Atl¨¦tico cerca del Calder¨®n. ?l y su compa?ero, el principal, situado en el t¨²nel de vestuarios, toman nota de los c¨¢nticos susceptibles de ser elevados al Comit¨¦ de Competici¨®n y a la Comisi¨®n Antiviolencia.
¡°En 2015, igual reportabas 25 c¨¢nticos corales [ofensivos], y hoy hay partidos que ninguno¡±, valora uno de ellos mientras recuerda c¨®mo eran aquellas tardes de hace una d¨¦cada. M¨¢s agitadas. En el caso del Valencia-Alav¨¦s, registraron tres c¨¢nticos ofensivos. Lo que s¨ª ha aumentado es el celo en perseguir lo que pueda producirse. Quiz¨¢ la gran diferencia: la respuesta.
Los dos directores de partido est¨¢n conectados a trav¨¦s de un chat que crean exclusivamente para cada encuentro donde est¨¢n ocho personas, incluidos varios responsables de LaLiga, y en el que van dando parte en tiempo real de cada movimiento o posible incidencia; no solo en materia de seguridad. Una especie de registro notarial interno antes de que a las 8.00 del lunes, como muy tarde, entreguen cinco informes en la sede central de la patronal. ¡°Por la noche, o en los d¨ªas siguientes, siempre hago una b¨²squeda en redes para ver qu¨¦ se dice o por si se nos ha pasado algo¡±, indica uno de ellos.
Recibidos sus escritos, empleados de LaLiga empiezan el lunes a bucear en las im¨¢genes de tres c¨¢maras seleccionadas estrat¨¦gicamente (en todo lo grabado, no solo en lo emitido por televisi¨®n) para localizar los c¨¢nticos identificados por los directores de partido y, si lo ven pertinente, presentar eso como prueba en Competici¨®n y Antiviolencia. Si lo necesitan, recurren a una empresa de peritaje de labios. Esta temporada, han encargado siete informes por seis hechos. ¡°Hemos endurecido los criterios sobre lo que se considera insultante¡±, avisan. No existen m¨¢s ataques, pero s¨ª m¨¢s denuncias.
En lo referente al racismo, el organismo cree que en breve habr¨¢ sentencias condenatorias en v¨ªa penal. El episodio que sufri¨® I?aki Williams en Cornell¨¤ en 2020, subrayan, fue un momento clave en este asunto, y hace un a?o aplaudieron la creaci¨®n de la figura del fiscal de sala coordinador de delitos de odio. En todo caso, insisten en una puntualizaci¨®n: ¡°Todos los c¨¢nticos racistas y hom¨®fobos han sido individuales, nunca corales. Por ejemplo, el de hace unas semanas contra Nico Williams en el Metropolitano¡±. Este curso, de los m¨¢s de 750 partidos de Primera y Segunda disputados hasta la jornada pasada, LaLiga hab¨ªa presentado 12 denuncias en la justicia ordinaria por insultos, y no todas por racismo.
En Mestalla, la sesi¨®n vespertina solo se vio alterada por un incidente en la grada visitante, donde se ubicaron 178 aficionados del Alav¨¦s con entradas nominativas. Seg¨²n la polic¨ªa, dos de ellos, pertenecientes a la secci¨®n m¨¢s radical, fueron expulsados por negarse a dejar libre un pasillo de seguridad y romper dos asientos. Pocos minutos m¨¢s tarde, varias decenas abandonaron el recinto en solidaridad. La situaci¨®n se resolvi¨® sin problemas aparentes.
La entrada hab¨ªa transcurrido con normalidad, m¨¢s all¨¢ de que a tres hinchas se les permiti¨® pasar con tickets de otras personas. Dentro estaban m¨¢s vigilados. Y la salida tambi¨¦n se produjo en calma. Alg¨²n aficionado, eso s¨ª, no estaba muy de acuerdo con que el resto de la zona alavesista siguiera la segunda parte sentada, casi sin cantar y con las pancartas del rev¨¦s en solidaridad con los expulsados. ¡°Han decidido no animar y bueno, lo hemos acatado¡±, comentaba resignado uno de ellos ya en la calle. Sobre todo, porque el 0-1 les hab¨ªa dado la salvaci¨®n matem¨¢tica. Por la noche, los directores de partido, siguiendo sus protocolos, leyeron la protesta en redes sociales del grupo de los expulsados, en la que adjuntaron un v¨ªdeo sobre el presunto mal estado de las butacas. ¡°Se ca¨ªan solas¡±, escribieron.
Mientras, en el t¨²nel de vestuarios, el director de partido principal no vari¨® sus rutinas. Adem¨¢s de la seguridad, atend¨ªa a su segunda competencia: la televisi¨®n, porque la patronal es quien produce la se?al. Una de las razones por las que surgi¨® esta figura (ahora son 40), seg¨²n explican, fue dar uniformidad a la imagen de cualquier partido de la Liga.
Su trabajo en Mestalla comenz¨® a las 14.35, cuatro horas antes del encuentro, con una reuni¨®n en una sala sin ning¨²n lujo, de gotel¨¦ gris, junto a tres miembros del operador televisivo y el director de partido del Valencia, en la que se desgranaron con una minuciosidad microsc¨®pica los detalles de la retransmisi¨®n: cu¨¢ntos micros habr¨ªa en una entrevista; las c¨¢maras (16 en total, 36 en un cl¨¢sico) que se iban a usar y para qu¨¦; la duraci¨®n al mil¨ªmetro de la entrevista del descanso (¡°vamos a hablar con el ¨¢rbitro para que salga el ¨²ltimo, y que entre la pregunta y la respuesta no haya m¨¢s de 30 segundos¡±, pidi¨® el principal); el volumen de la megafon¨ªa en la previa y el post¡
El encuentro, de 19 minutos, tom¨® la forma de una escaleta donde todo estaba pautado, salvo lo que har¨ªan los jugadores con la pelota. Posteriormente, revisaron los vestuarios para que, cuando entraran las c¨¢maras, solo se viera el patrocinador principal de cada club; subieron al palco para comprobar que la se?al de televisi¨®n era la correcta; e hicieron fotos con el m¨®vil de cada entrevista para adjuntarlas en sus informes. Cuantas m¨¢s entrevistas concede un equipo, m¨¢s puntos obtienen en un ranking que luego se traduce en dinero. El Alav¨¦s estaba contento: eran terceros.
A las 21.42, con los aficionados vascos de vuelta a casa, la zona de Mestalla en calma y los dos equipos fuera del estadio, los dos directores de partido salieron por la puerta. Las 280 c¨¢maras se apagaron hasta el siguiente encuentro.
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