Deja que la pase con el exterior
He parado m¨¢s de un rondo por un exceso de juego con el exterior. No eran como ese de Lamine, aclaro. Me parec¨ªan un acto de pereza, de inactividad de pies
Metodol¨®gicamente el f¨²tbol nunca ha estado mejor. Los grandes clubes tienen ahora planes por etapas, con especialistas para cada categor¨ªa, y se sigue un itinerario progresivo desde edades tempranas hasta s¨¦nior. Jugadores y jugadoras avanzan aprendiendo, en teor¨ªa, lo que les corresponde a cada edad y se sabe que hay que ir acercando el entendimiento del juego a las capacidades evolutivas de los ni?os. Es decir, primero aprender desde la relaci¨®n yo-bal¨®n para ir incrementando la dificultad hacia el yo-bal¨®n-adversario, el yo-compa?ero, compa?eros-adversarios, para terminar en la colectividad y complejidad del f¨²tbol 11 contra 11.
Aceptamos, por tanto, que a los siete a?os no podemos esperar partidos con ¡°equilibrio posicional¡± pero s¨ª debemos exigir que haya acciones de cierta creatividad individual. Regates, conducciones, mucho uno para uno. Un cr¨ªo no ve al compa?ero, solo se ve a s¨ª mismo y al bal¨®n. Son ¨¦l y su juguete. El m¨¢s dotado, tambi¨¦n incluir¨¢ en el radar a su oponente m¨¢s directo. No es edad de compartir. Es edad de experimentar y proteger. ?Entonces, por qu¨¦ nos empe?amos en que jueguen desde el pase o desde el orden? ?Por qu¨¦ no les dejamos coger el bal¨®n y probar cosas?
No pretendo defender un f¨²tbol individualista o sin m¨¦todo, sencillamente subrayo lo interesante de aprovechar una etapa biol¨®gicamente ego¨ªsta del ni?o para formarle en acciones t¨¦cnicas y t¨¢cticas de resoluci¨®n de duelos y explorar su inventiva. Dominar esas situaciones b¨¢sicas luego les facilitar¨¢ la comprensi¨®n de lo que ir¨¢n aprendiendo cuando se hagan mayores. Anticipar t¨¢cticas complejas no es avanzar camino, es pasarle el marr¨®n al siguiente entrenador.
En esta era del pase y de ninguna pachanga en el parque, casi hemos llevado a la extinci¨®n a los regateadores, a aquellos futbolistas capaces de desequilibrar por s¨ª mismos. De inventar cosas. La Espa?a de De la Fuente fue una especie de vuelta a los b¨¢sicos que nos ¡ªo me¡ª reconcili¨® con un f¨²tbol en el que la amplitud era, sobre todo, para los extremos y se generaba el flujo ofensivo principal desde su capacidad de amenazar en el uno contra uno, yendo hacia fuera con Nico o hacia dentro con Lamine. Fue un soplo de aire fresco.
En Mallorca, el azulgrana dio una nueva exhibici¨®n de creatividad y magia. Su book ya empieza a quedar demasiado largo para estos tiempos de v¨ªdeos expr¨¦s y audios reproducidos a velocidad 1,5. Del exterior de su bota izquierda salieron un par de asistencias geniales que, de haberlas hecho con la superficie de contacto m¨¢s tradicional, ese interior obligado con la pierna no h¨¢bil, no hubiesen sido tan letales. Fueron magn¨ªficas, por espont¨¢neas y puntuales.
He parado m¨¢s de un rondo por un exceso de juego con el exterior. No eran como ese de Lamine, aclaro. Me parec¨ªan un acto de pereza, de inactividad de pies, una excusa para no orientarse mejor y ver todas las opciones de pase disponibles. Eran p¨¦rdida asegurada. Nunca ha sido una guerra contra el recurso t¨¦cnico en s¨ª ¡ªque es maravilloso en lo est¨¦tico y sorprendente en lo t¨¢ctico¡ª, sino con la intencionalidad que se le da. Termin¨® siendo un gui?o con una jugadora que hasta nos dio un gol en un partido.
El paradigma cl¨¢sico nos hace empe?arnos en que las jugadoras jueguen los partidos como queremos ¡ªdesde nuestra posici¨®n de entrenadores o de adultos¡ª y no nos damos cuenta de que su manera es a menudo tanto o m¨¢s v¨¢lida como la que hemos pensado nosotros. Y solamente nos planteamos cu¨¢nto de equivocados estamos cuando irrumpe un s¨²per talento y nos desaf¨ªa con su irreverencia y naturalidad. ?Cu¨¢ntos exteriores geniales habremos censurado?
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