Confiar en que la racha va a cambiar
Dicen que el ¨¦xito genera m¨¢s ¨¦xito y es as¨ª porque la victoria alimenta nuestra creencia de ser capaces de volverla a lograr
Le llamamos racha pero, en realidad, se llama confianza. Son esas alas o ese peso que te hace jugar con ligereza o con freno. No sabes por qu¨¦ en ciertos momentos las cosas te salen ni por qu¨¦, en otros, te dejan de salir. Es tan cierto que la confianza es la llave del rendimiento de un equipo, como cierto es que es un misterio saber qu¨¦ cerraduras abre y cu¨¢les cierra. Y sabemos tan poco de sus patrones que terminamos calm¨¢ndonos con ese mantra futbol¨ªstico de que ¡°la din¨¢mica ya cambiar¨¢¡±.
Lo curioso es que ni es seguro que cambie ni podemos predecir cu¨¢ndo lo har¨¢. Podr¨ªamos abordar el tema desde las teor¨ªas de los juegos de azar, porque, a veces, tratamos al f¨²tbol como si fuera incontrolable y aleatorio. Entrar¨ªa, entonces, eso de la falacia del jugador, que en el entorno de las apuestas nos lleva al autoenga?o de pensar que es m¨¢s o menos probable que algo ocurra porque anteriormente ha sucedido lo mismo o lo contrario.
Nada de eso vale en el f¨²tbol, porque tirar bien o mal un penalti no es lanzar un dado esperando que te salga un cinco. Pero, tras la derrota en Liverpool, me pareci¨® ver a Ancelotti con algo de esa ilusi¨®n matem¨¢tica de esperar que la racha cambie solamente porque ya dura demasiado. Quiso proteger a Mbapp¨¦ recetando paciencia, aludiendo a las din¨¢micas goleadoras de los delanteros, en apariencia tan caprichosas, como si s¨®lo por acumular partidos sin gol se fuera a solucionar el bloqueo del franc¨¦s de cara a porter¨ªa.
Al t¨¦cnico italiano s¨ª le compro que cuando est¨¢s en un momento en el que no te salen las cosas, es preferible no complicarse demasiado y desenredarte desde la sencillez. Detectar que no est¨¢s en tu momentum y hacerlo f¨¢cil. Me conecta con lo que en baloncesto llaman mano caliente. Todos hemos aceptado que cuando un lanzador est¨¢ en racha y le entra todo, es m¨¢s seguro que vuelva a anotar su siguiente tiro. Da igual que haya estudios que argumenten lo contrario, aludiendo a c¨®mo la euforia del acierto o la presi¨®n a no fallar modifica su selecci¨®n de tiro o incluso su mec¨¢nica, porque, si queda una ¨²ltima jugada, se la daremos al enrachado confiando que mantendr¨¢ su acierto. Porque creemos en ¨¦l. La ciencia puede intentar que veamos esto como secuencias de 0 y 1, que en deporte seguiremos viendo a un deportista que conf¨ªa o que no conf¨ªa.
Hay mucha literatura sobre din¨¢micas y es fascinante comprobar lo dif¨ªcilmente predecibles que son en un entorno como el f¨²tbol. Nadie pod¨ªa esperar que el City de Guardiola empezara a acumular tropiezos sin levantar cabeza porque nunca le hab¨ªa pasado algo as¨ª pero, a la vez, entendemos por qu¨¦ le igualan un 3-0 estando en el momento en el que est¨¢. Cuando alguien que ven¨ªa ganando mucho pierde de repente, se tambalea tanto que corre el riesgo de volver a perder. En deportes de combate es frecuente que un luchador empiece a ser irregular despu¨¦s de un tiempo prolongado estando imbatido. ?Por qu¨¦ pasa eso?
Porque empiezas a creer que puede pasar. Porque pierdes confianza. Dicen que el ¨¦xito genera m¨¢s ¨¦xito y es as¨ª porque la victoria alimenta nuestra creencia de ser capaces de volverla a lograr. Nos impulsa a pensar en positivo y eso eleva nuestro desempe?o.
Enfrentarte a un equipo en buena din¨¢mica intimida y acompleja, mientras que si el de enfrente est¨¢ en horas bajas te creces desde su vulnerabilidad. Esto del f¨²tbol no va de dados, sino de manos que lo tiran.
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