El s¨ªndrome del conejo blanco
Par¨ªs est¨¢ a la vuelta de la esquina, el tiempo pasa muy r¨¢pido y queda mucho que hacer
Llegados a este punto, me siento como el conejo blanco de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, corriendo apresurado y con la sensaci¨®n de que no va a haber ya tiempo material para hablar de todo lo que me gustar¨ªa. Esto se acaba y sufro un poco el agobio del estudiante que deja casi todo para el ¨²ltimo d¨ªa. En mi descargo echar¨¦ mano de una frase de taza de Mr. Wonderful. La vida es una sucesi¨®n de elecciones y renuncias. En este caso la relaci¨®n es de 1 a 20, por lo que en homenaje a esas 19 no plasmadas, hoy intentar¨¦ escribir un poco pero de mucha gente.
Empiezo por Dami¨¢n Quintero y su explicaci¨®n post medalla de plata de lo que se siente cuando todo el mundo da por sentado que vas a pillar metal. Como si la competici¨®n no estresase suficiente, que se d¨¦ por supuesto el ¨¦xito es una pesad¨ªsima carga a?adida. Igual eso fue la que lastr¨® las piernas de Mo Katir en los 5.000, baza casi segura que se qued¨® en casi. Tendr¨ªamos que hablar, por supuesto, de Kevin Durant, una maravilla de la gen¨¦tica y de la t¨¦cnica que ha dominado de cabo a rabo el baloncesto, donde por cierto nos ha ido bastante mal, homenajes merecidos aparte a los Gasol o Laia Palau. Como no suele haber derrotas sin consecuencias, a Lucas Mondelo le dieron el finiquito despu¨¦s de una trayectoria impresionante. Extra?o m¨¢s que la destituci¨®n el timing, pues pocas horas antes de que se produjese, Lucas agradeci¨® en un tuit a la federaci¨®n la confianza depositada hasta 2024. Cosas de familia, supongo.
Vuelvo al atletismo, que ha puesto en el mapa definitivamente a unos cuantos j¨®venes sin ning¨²n complejo competitivo a los que hay que seguir el rastro. Ana Peleteiro por supuesto, Eusebio C¨¢ceres, uno de esos cuantos podios que se han escapado por el bigote de una gamba, la gente de marcha como Marc Tur o Mar¨ªa Perez, ambos como Eusebio, malditos cuartos, Adel Mechaal, quinto nada m¨¢s y nada menos que en 1.500 y otros nombres que me dejo. Qu¨¦ decir del r¨¦cord de Sa¨²l Craviotto, que es pata negra antes que cocinillas.
Como no todo tiene que ver con nuestro ombligo, algo habr¨ªa que haber contado de Italia, una buena vara de medir con respecto a nuestro desempe?o, y que la est¨¢ petando en estos Juegos. Pero volvamos a los nuestros. El balonmano, por favor, qu¨¦ torneo, siempre al borde del desastre para terminar por la puerta grande logrando un bronce con un ¨²ltimo gol del m¨ªtico Entrerr¨ªos, con el que se despide una generaci¨®n maravillosa. Y a la espera de c¨®mo terminen los chicos, el waterpolo de la selecci¨®n femenina, que no es flor de un d¨ªa ni mucho menos, y que mientras sufre una y otra vez el tener que jugar contra EEUU, por el camino recolecta triunfos.
Del f¨²tbol ya se habla con profusi¨®n como para darle m¨¢s bola de la que tienen, pero me ha parecido que han cambiado la mentalidad. De ir de sobrados diciendo, bueno, esto para nosotros es un segundo o tercer plato, a tom¨¢rselo m¨¢s en serio y honrar a los Juegos, no con los mejores jugadores, que la FIFA no quiere que se le estropee su negocio, pero s¨ª con la mejor de las actitudes.
Ufff, que se me acaba el tiempo y el espacio. Acabo con lo del orgullo en la derrota. Me parece fant¨¢stico, lo hemos dado todo y no hay nada que reprochar. La gente lo entiende y env¨ªa mensajes reconfortantes. Perfecto. Pero cada derrota u objetivo no conseguido trae una ense?anza, se?ala unas responsabilidades y muestra un camino de mejora que ser¨ªa err¨®neo dejar de analizar por complacencia. Par¨ªs est¨¢ a la vuelta de la esquina, y como le pasa al conejo blanco, el tiempo pasa muy r¨¢pido y queda mucho que hacer.
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