La estadounidense Kristen Faulkner somete a las favoritas y se lleva el oro en ciclismo en ruta
La holandesa Mariane Vos, plata, y la belga Lotte Kopecky, bronce. La espa?ola Mavi Garc¨ªa, que estuvo siempre entre las mejores de la carrera en ruta, acaba sexta
Todo empieza y acaba entre las barras y estrellas. Termina tras atravesar el puente de Jena, cuando Kristen Faulkner le reclama a su compatriota Chlo¨¦ Dygert una fotograf¨ªa de ambas con la bandera de su pa¨ªs. Comienza una hora antes, en la curva del Moulin Rouge, donde giran los ciclistas hacia la empedrada y empinada Rue Lepic, y casi en la cabeza del pelot¨®n, Dygert, la corredora de la foto con Faulkner, se cae y provoca un tumulto que divide el grupo en pedazos, con muchas de las favoritas afectadas por el tap¨®n. Ah¨ª empez¨® a decidirse la carrera ol¨ªmpica. Lo cambi¨® todo.
All¨ª Faulkner fue de las que sac¨® beneficio, como la intr¨¦pida Mavi Garc¨ªa, que se puso en cabeza para aumentar la brecha, o Marianne Vos, que acabar¨ªa subida en el podio. En aquel lugar tambi¨¦n, se enterraron las posibilidades de Demi Vollering o Lorena Wiebes. Y tambi¨¦n parec¨ªa que entre las damnificadas iba a estar otra ilustre, Lotte Kopecky, pero la corredora belga persever¨® en solitario para reba?ar la diferencia que hab¨ªa perdido en el atasco, y entre el descenso desde la bas¨ªlica del Sacre Coeur y el callejeo por Par¨ªs, consigui¨® unirse a quienes, al final, se jugaron las recompensas del podio.
Muchas veces las medallas se ganan, adem¨¢s de por tener piernas, como es en el caso del ciclismo, por una concatenaci¨®n de casualidades favorables. Para Faulkner, la pen¨²ltima fue encontrarse en la cabeza del pelot¨®n cuando su compa?era Dygert provoc¨® el embotellamiento con su accidente; la primera, ya lejana, haber dejado el remo para pasarse al ciclismo hace cinco a?os. La siguiente, la renuncia hace solo un mes de su compatriota Taylor Knibb a competir en los Juegos, lo que le dio una plaza en el equipo de ruta, cuando inicialmente solo iba a participar en las pruebas de persecuci¨®n en pista. La ¨²ltima, engancharse a la ambici¨®n de la insaciable Lotte Kopecky en los ¨²ltimos kil¨®metros de la carrera, cuando Marianne Vos y Blanka Vas, Vos y Vas, llevaban ya un buen rato escapadas y parec¨ªa que se jugar¨ªan las medallas entre las dos.
En la ¨²ltima ascensi¨®n a Montmartre, en el empedrado, la belga Kopecky aceler¨®, para dejar al resto de sus acompa?antes, entre ellas Mavi Garc¨ªa, y solo Faulkner pudo seguir su comp¨¢s. En el llano fue la estadounidense la que llev¨® el ritmo. Cuando despu¨¦s de atravesar el patio del Louvre, se engancharon a Vas y Vos, Faulkner ya ten¨ªa claro lo que deb¨ªa hacer. Era la m¨¢s lenta de las cuatro en una llegada al sprint, pero, acostumbrada a la pista, iba a ser complicado engancharla si cog¨ªa unos metros, as¨ª que nada m¨¢s llegar a la rueda de las dos de cabeza, lanz¨® un ataque seco que nadie respondi¨®. Hab¨ªa hecho lo mismo en Zaragoza, en la Vuelta a Espa?a, para ganar una etapa. ¡°Sab¨ªa que si las alcanz¨¢bamos, ten¨ªa que atacar porque no pod¨ªa superar a ninguna de ellas en la l¨ªnea de meta¡±, confesaba Faulkner. ¡°El mejor lugar para atacar era justo despu¨¦s de que lleg¨¢ramos y todas estuvi¨¦ramos igualadas. Esa era mi oportunidad. Practiqu¨¦ mi ataque varias veces este a?o, as¨ª que me sent¨ª bastante c¨®moda con la forma de hacerlo. Solo esperaba que funcionara¡±. Funcion¨®.
Quedaban tres kil¨®metros y la desconfianza entre las otras tres se convirti¨® en otro factor favorable a la suerte de Kopecky, que gir¨® hacia el puente de Jena casi con medio minuto de ventaja y atraves¨® la l¨ªnea de meta sin levantar los brazos. ¡°Estaba bastante segura de que hab¨ªa ganado, pero no pod¨ªa procesarlo. Me tom¨® unos minutos. Tuve que verificar dos y tres veces que hab¨ªa ganado el oro. Lo sab¨ªa, pero no lo sab¨ªa¡±.
Despu¨¦s llegaron las otras tres para jugarse las medallas en un apretado embalaje. Vos se llev¨® la plata, Kopecky el bronce; la h¨²ngara Vas, la medalla de chocolate. Mavi Garc¨ªa, que hizo una gran carrera, acab¨® sexta y tendr¨¢ diploma ol¨ªmpico. Luego lleg¨® Chlo¨¦ Dygert, la que comenz¨® todo, y se hizo la foto con la bandera y Kristen Faulkner, la que lo culmin¨®.
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