Corrupci¨®n y cultura
Un Mundial es una invasi¨®n pac¨ªfica que permite, entre otras cosas, denunciar y abrir el apetito de las libertades en pa¨ªses donde est¨¢n restringidas

Mucha fuerza debe tener el f¨²tbol si Los entresijos de la FIFA (Netflix) no nos quitan las ganas de ver un partido. Sabemos que la corrupci¨®n est¨¢ en el origen del Mundial de Qatar. El lobby entr¨® en la FIFA y encontr¨® gente sensible al d¨®lar, as¨ª de simple. El resultado es un Mundial en noviembre/diciembre, en una ciudad antes que en un pa¨ªs y bajo el imperio de una riqu¨ªsima monarqu¨ªa aut¨¢rquica. Occidente condena a Qatar sin fisuras por no respetar los derechos de la comunidad LGTBI, por considerar inferiores a las mujeres o por las terribles condiciones de trabajo de los obreros que construyeron los estadios. Pero ve¨¢moslo as¨ª: un Mundial es una invasi¨®n pac¨ªfica que permite, entre otras cosas, denunciar y abrir el apetito de las libertades en pa¨ªses donde est¨¢n restringidas. Quedar¨¢ por ver si el tiempo es capaz de hacer su trabajo cultural. Quiz¨¢s sea una ingenuidad, pero es mi coartada para que, al menos, no nos roben la posibilidad de disfrutar del f¨²tbol.
F¨²tbol sin grietas
Cuando las cosas se van transformando lentamente cuesta trabajo verle la cara al cambio, aunque lo tengamos delante. Por eso suelen ser los mundiales, cada cuatro a?os, los que ponen en evidencia las nuevas tendencias futbol¨ªsticas. Pero ya sabemos cosas y me temo que Qatar nos asombrar¨¢ desde la exuberancia f¨ªsica, el rigor t¨¢ctico y la perfecci¨®n acad¨¦mica. Lo dif¨ªcil ser¨¢ que nos asombre desde el asombro. Est¨¢ desapareciendo lo singular en beneficio de lo colectivo con la inefable ayuda de la tecnolog¨ªa. El deseo de controlar el juego que ayuda a que los entrenadores duerman tranquilos fue exagerando algunas acciones t¨¦cnicas, como el control y el pase. Cada toque es como un ladrillo que sirve para construir equipos estructurados que sostienen el edificio del juego. Al mismo tiempo, van desapareciendo los jugadores revolucionarios que abr¨ªan grietas en la muralla.
El m¨¦todo y la magia
Para estructurarse, correr es m¨¢s f¨¢cil que pensar y presionar m¨¢s f¨¢cil que jugar. As¨ª que todos a presionar. Bloque alto, bajo o medio para que la presi¨®n parezca m¨¢s erudita. Todo el equipo movi¨¦ndose coordinadamente, con los jugadores cerquita entre s¨ª, como si tuvieran fr¨ªo. La tendencia es general. Luego hay que saber lo que se hace con la pelota: pases, tiros, c¨®rners, faltas y todas las formalidades que conocemos. Pero seguimos yendo al campo en busca de lo inesperado y, como a tantas otras especies, a los mediapuntas, por ejemplo, les desapareci¨® el h¨¢bitat y, sin tiempo para cambios evolutivos, encuentran acomodo donde pueden: extremos, delanteros, medios puros y, sobre todo, banquillo. Ante este estado de cosas debo decir que, para el disfrute del juego, me empieza a dar m¨¢s miedo el m¨¦todo que el denostado mercado. Porque el mercado desclasa al f¨²tbol desde fuera del campo, pero el m¨¦todo pisa la hierba para quitarle magia.
Genio y libre
Yo voy al campo para ver jugar, adem¨¢s de ver ganar. Si el coste de ganar es el aburrimiento o la groser¨ªa, me quedo en casa. Adem¨¢s, para jugar bien de verdad hay que estar organizados, correr, presionar¡ y tener a Messi. Uno de esos a los que nunca alcanza la mediocridad. ?Por qu¨¦ nombro a Messi? Porque el f¨²tbol es un artefacto que buena parte de las instrucciones de uso las trae desde la cuna y Leo es de los pocos que puede permitirse ser libre y moverse a su antojo. En esta etapa de su vida, parece que mece los partidos mientras, a su alrededor, pasan cada vez m¨¢s r¨¢pido los f¨®rmulas 1. Pasan de largo, quiero decir. Porque Leo les amaga, les cambia de ritmo, les frena y termina encontr¨¢ndole, a cada problema, una soluci¨®n original. Esas cosas voy a ver a Qatar.
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