De Brasil a Alemania, las favoritas en el escenario m¨¢s incierto
La ¡®canarinha¡¯, por la opulencia de su plantilla, se eleva sobre un pelot¨®n de favoritos en el Mundial muy lejos de su mejor momento
Hace ya tres d¨¦cadas que la Copa del Mundo se convirti¨® en una feria. En la plaza ambulante m¨¢s popular del planeta cotizan compa?¨ªas de todos los rubros que cada cuatro a?os, en cada partido, se juegan miles de millones de euros. Conglomerados audiovisuales, fabricantes de coches, bancos o marcas de patatas fritas, invierten en una industria que cuanto m¨¢s crece m¨¢s cautela inspira en los inversores. Ya nadie compromete un patrocinio sin antes intentar medir con la m¨¢xima precisi¨®n posible las probabilidades de ¨¦xito que tiene cada equipo y cada estrella. El reto es calcular los potenciales reales, deportivos y econ¨®micos. La carrera por acertar con el favorito ha multiplicado el poder de las grandes consultoras, cada vez m¨¢s volcadas en desentra?ar las claves del juego. Influidas por la banca de inversi¨®n, ninguna de las empresas que directa o indirectamente se vinculan al Mundial hacen un desembolso sin surtirse de an¨¢lisis cu¨¢nticos y subjetivos. ¡°El big data, las matem¨¢ticas, es la parte menos relevante de las prospecciones¡±, se ufana un experto en f¨²tbol a sueldo de una consultora americana. ¡°Los finalistas se han acertado el 70% de las veces. Ahora todos los prospectores coincidimos: este es el Mundial m¨¢s incierto. Los africanos est¨¢n ante una oportunidad hist¨®rica de colarse entre los dos primeros¡±.
Ninguna de las grandes selecciones que desembarcan en Doha est¨¢ en su apogeo. No hay rastros de un equipo hegem¨®nico, ni se vislumbra nada parecido a un dominador fiable, que haya garantizado rendimientos regulares con fundamentos en ideas y organizaciones notablemente ventajosas respecto a las dem¨¢s. Escasean los colectivos s¨®lidos y tambi¨¦n las figuras. Los mejores futbolistas de la ¨²ltima d¨¦cada, presentes en Qatar, superaron su pico expresivo hace algunas temporadas. El m¨¢s resolutivo del planeta, Erling Haaland, permanecer¨¢ ausente junto con Noruega.
Brasil
En el desierto catar¨ª destaca el oasis de Brasil. La mejor plantilla del campeonato, con diferencia, no puede ser un espejismo. Si en Rusia le falt¨® esp¨ªritu de uni¨®n, ahora le sobran alicientes. Comenzando por su l¨ªder. Animado por un repentino deseo de revancha desde que el PSG le abriera la puerta de salida, Neymar lleva meses jugando a un nivel que no frecuentaba desde que dej¨® el Bar?a en 2017. No es poco, considerando los kilos de m¨¢s que cargan sus piernas. La motivaci¨®n, unida a sus condiciones naturales, han hecho de Neymar el jugador m¨¢s determinante de todos los que llegan al torneo. Le rodean compa?eros con herramientas excepcionales. Los desmarques de Gabriel Jes¨²s, la amplitud de recursos de Antony, el olfato de Casemiro, el muro de Marquinhos y la porter¨ªa bien guardada por Alisson Becker componen los v¨¦rtices de un equipazo en el que orbitan actores secundarios de grandes facultades espec¨ªficas, como Vinicius.
Brasil tiene jugadores y tiene un contexto social favorable a la exigencia absoluta. No hay ganador sin presi¨®n y eso es algo que la selecci¨®n brasile?a carga en grandes dosis. Lo dice Tite, como el reo que se descubre sin escapatoria: ¡°Es hora de ser campeones¡±. El sufrido seleccionador gaucho sabe que su margen de error se ha estrechado al m¨¢ximo. Brasil, el pentacampe¨®n, no gana el trofeo desde 2002. Nunca antes hab¨ªa transcurrido tanto tiempo sin que un pa¨ªs sudamericano levantara la Copa.
Argentina
Brasil disput¨® 30 partidos desde el ¨²ltimo Mundial y solo perdi¨® uno: la final de la Copa Am¨¦rica de 2021, en Maracan¨¢. El vencedor fue la Argentina m¨¢s precaria de siempre. Lionel Messi no ha vuelto a ser el mismo desde que se mud¨® a Par¨ªs. Con 35 a?os, el cuerpo del mejor jugador del siglo no parece haber asimilado los cambios traum¨¢ticos que le depararon la vida profesional primero y una grave infecci¨®n de covid despu¨¦s. Messi no est¨¢ bien y, aun as¨ª, es el mejor jugador de Argentina a una distancia sideral del resto. La brecha denuncia el estado deplorable del f¨²tbol en un pa¨ªs imprescindible para comprender el juego.
Condicionado por la sequ¨ªa de talento, Lionel Scaloni, el seleccionador, ha organizado un equipo funcional que se defiende con oficio y no arriesga un bal¨®n sin que lo autorice Messi. No cuenta con grandes volantes pero tiene a Guido, a McAllister, a De Paul o a Papu, que saben acompa?ar al capit¨¢n con la seguridad de que atr¨¢s nadie les arruinar¨¢ el trabajo. Romero, Otamendi y Lisandro permiten a Argentina acudir a Qatar con la posibilidad de alinear algo imposible desde 2006: una parejita de centrales serios.
Francia
Las bajas de Pogba y Kant¨¦ servir¨¢n para descubrir qu¨¦ era lo esencial y qu¨¦ lo accesorio en el equipo que conquist¨® el Mundial de Rusia. Queda Griezmann, obligado a buscar nuevos c¨®mplices, y queda Mbapp¨¦, obligado a convivir con Benzema sin que la relaci¨®n haya progresado en el ¨²ltimo a?o. Tambi¨¦n queda la f¨®rmula simplificadora de Didier Deschamps, el seleccionador, felizmente anclado en el pasado catenacciaro. No hay dudas de c¨®mo jugar¨¢ Francia. Lo que resulta menos evidente es c¨®mo har¨¢ para reproducir la solidez defensiva de anta?o con jugadores como Tchouam¨¦ni o Kound¨¦, si es que el t¨¦cnico insiste en alinearlos. La triste Euro de 2021 fue una advertencia: no basta con reunir a la mejor plantilla de Europa. La reconstrucci¨®n, deportiva y moral, sigue siendo una tarea pendiente.
Alemania
Entre las d¨¦cadas de los ochenta y los noventa el f¨²tbol alem¨¢n lanz¨® la hornada de centrocampistas m¨¢s apabullante que se registra. Schuster, Matth?us, Littbarski, Hassler, Doll, Magath, Effenberg... El aluvi¨®n evoca una factor¨ªa sin l¨ªmites. Aquel tiempo ha dado paso a la escasez. Por cantidad y por calidad. Faltan las variantes espl¨¦ndidas de Espa?a 82, M¨¦xico 86, o Italia 90. A cambio, Alemania ofrece una escuela de entrenadores atrevidos. Joachim L?w, y ahora Hansi Flick, compensan las carencias de la cantera con ideas ingeniosas y una determinaci¨®n que no desmerece a la historia de la selecci¨®n europea m¨¢s exitosa. Alemania juega al ataque, tenga o no tenga con qu¨¦, y por momentos, con orden y entusiasmo, es capaz de elevarse por encima de sus posibilidades. Ahora el equipo anda busc¨¢ndose. De momento no ha dado con el nueve que reemplace al lesionado Werner. Pero a partir del sentido asociativo de G¨¹ndogan y la creatividad de Musiala recorre un camino de crecimiento. Si los engranajes mueven la rueda, ser¨¢n temibles.
Pa¨ªses Bajos
Hay futbolistas buenos y hay futbolistas que hacen buenos a los compa?eros que juegan con ellos. Frenkie de Jong pertenece a esta categor¨ªa. No hay en Qatar un jugador capaz de hacer tantas cosas tan bien hechas: defender como un central, ordenar como un mediocentro, pasar como un enganche, desbordar como un extremo y llegar al gol como un punta. La clase de repertorio que, protegido por centrales como Van Dijk y De Ligt, puede convertir a una selecci¨®n competitiva en un aspirante al t¨ªtulo.
Inglaterra
Nadie concentra la melancol¨ªa y la confusi¨®n inglesa mejor que Gareth Southgate, el hombre que puso una tanda de penaltis en manos del robot de Google antes de tirar a la basura la mejor oportunidad que tuvo su pa¨ªs de ganar un trofeo desde 1966. La final de la Euro 2021 marc¨® el declive en el ciclo de este seleccionador bendecido por un pu?ado de excelentes jugadores y un fuera de serie llamado Harry Kane. Revertir la tendencia se antoja una epopeya. Pero todo es posible en el Mundial m¨¢s incierto.
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