El mejor Mundial de la historia
No est¨¢ claro que este torneo sea ni siquiera mejor que el de 1970, pero lo tiene todo para convertirse en un gran relato sobre las virtudes y defectos del f¨²tbol
Esto empez¨® muy mal. Se organizaba en pleno mes de noviembre, en una teocracia en medio del desierto, bajo una temperatura infernal. El nivel de los equipos no era el mejor de la historia, no hab¨ªa cerveza¡ y los hinchas eran catar¨ªes disfrazados. La bola de nieve de un Mundial de cart¨®n piedra fue creciendo y la opini¨®n en contra de este evento ¡ªcorrupto, falso, vergonzoso¡¡ª era ya demasiado fuerte como para pensar que pudiese convertirse en otra cosa. Pero la mayor¨ªa de los inconvenientes han terminado siendo sus principales virtudes. No est¨¢ claro que este Mundial sea el mejor de la historia, como proclam¨® el viernes el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Ni siquiera que sea mejor que el gran torneo de 1970. Pero lo tiene todo para convertirse en un gran relato sobre lo mejor y lo peor del f¨²tbol.
Un final perfecto. ?Alguien imaginaba mejor desenlace? Un rodillo bleu que ha llegado a cuatro finales en los ¨²ltimos siete mundiales contra un amasijo de desenga?os, acumulados desde 1986, que se ha estrellado en las dos ¨²ltimas que ha disputado. Dos equipos de continentes distintos, en las ant¨ªpodas de c¨®mo se concibe la vida a un lado y otro del Atl¨¢ntico. Y, sobre todo, el rey absoluto del f¨²tbol de los ¨²ltimos 13 a?os (Messi gan¨® su primer Bal¨®n de Oro en 2009) contra el que es ya su heredero: Mbapp¨¦ podr¨ªa ganar el domingo su segundo Mundial con solo 23 a?os. Toda una ceremonia de sucesi¨®n mon¨¢rquica en directo. ?Qu¨¦ final hab¨ªa escenificado as¨ª un cambio de ¨¦poca en el f¨²tbol?
La trama, la pol¨ªtica. El f¨²tbol y la pol¨ªtica han ido siempre de la mano. Y en un momento en que este deporte se hab¨ªa vuelto cada vez m¨¢s insustancial, Qatar ha devuelto el debate y la imposibilidad de que lo que suceda en el terreno de juego y en los despachos pueda abstraerse de lo que ocurra en la calle. Qatar ha descubierto estos d¨ªas lo que significa el efecto Streisand ¡ªtambi¨¦n le ha pasado a Elon Musk¡ª, un fen¨®meno nacido como meme que amplifica algo que, en realidad, uno pretend¨ªa silenciar. Sobornos, una masacre en los andamios, injerencias en el Parlamento Europeo. Ahora, quien lleve publicidad de Qatar en la camiseta o en el nombre del estadio, ya no podr¨¢ olvidar que este evento se construy¨® con el m¨²sculo del petr¨®leo y la sangre de miles de trabajadores.
La tragedia. Cristiano Ronaldo, lo m¨¢s parecido a un villano de pel¨ªcula, se ha marchado llorando por la puerta de atr¨¢s de un Mundial, enterrando una descomunal carrera en la que, aun as¨ª, tuvo que conformarse con el papel de rival de altura. Su ¨²ltima actuaci¨®n, un arrebato narcisista que le cost¨® en su club y en la selecci¨®n la marginaci¨®n por parte de sus compa?eros, confirma el guion de su carrera como solista. Hoy se entrena consigo mismo en Valdebebas, las instalaciones deportivas del club que se lo sac¨® de encima cuando intuy¨® lo que todos percib¨ªan.
Los protagonistas. Lo mejor del Mundial se ha visto sobre el terreno de juego. Partidos competidos, largos, con tandas de penaltis de infarto. Giros de guion imprevistos, como una Espa?a que destroza a Costa Rica y luego cae ante Jap¨®n. O selecciones como Marruecos, que abren una nueva dimensi¨®n en el f¨²tbol y confirman su auge en ?frica. La vieja regla de que las mejores selecciones de la historia estaban construidas sobre la base de un gran club no se ha cumplido: ninguna de las que ha llegado a semifinales tiene esos cimientos. El problema, justamente, ser¨¢ ahora retomar la rutina de enero con el f¨²tbol corriente. Y sin Mundial.
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