La Paternal, el barrio m¨¢s maradoniano de Argentina, resiste a duras penas la ¡®messiman¨ªa¡¯
A d¨ªas de la final del Mundial contra Francia, muchos vecinos aseguran que ¡°Messi es un fen¨®meno, pero el mejor jugador del mundo es Maradona¡±
Desde el martes, son pocos los argentinos que logran pensar en otra cosa que no sea la final del Mundial. La Scaloneta capitaneada por Lionel Messi ilusiona a todo el pa¨ªs sudamericano y son muchos los ni?os que asisten a la ¨²ltima semana de clases con la camiseta de la Pulga bajo el guardapolvo o que patean una pelota so?ando que alg¨²n d¨ªa llegar¨¢n a la selecci¨®n. El triunfo de la Albiceleste en la Copa Am¨¦rica en 2021, la osad¨ªa del 10 dentro y fuera del campo de juego y la creencia generalizada de que este ser¨¢ su ¨²ltimo mundial han unido a Argentina detr¨¢s de Messi como nunca antes. El fervor por el capit¨¢n ha conquistado incluso La Paternal, el barrio de Buenos Aires que ha hecho del culto a Diego Armando Maradona parte de su identidad, pero no ha derribado a¨²n la barrera m¨¢s dif¨ªcil: que el rosarino salga victorioso de la eterna comparaci¨®n entre las dos estrellas del f¨²tbol argentino.
¡°Messi es un fen¨®meno, pero¡ el mejor jugador del mundo es ¨¦l¡±, dice Mauricio Montegrosso, vecino de 52 a?os de La Paternal, al se?alar uno de los murales de Maradona pintados en las paredes del estadio de Argentinos Juniors. ¡°Esperemos que se nos d¨¦ el domingo, esperemos que s¨ª, pero el Diego siempre ser¨¢ el Diego. ?l era pueblo, se cargaba a todo el equipo, a toda la Argentina a sus espaldas. Jugaba como fuese, incluso lesionado, como en Italia, que jug¨® con el tobillo infiltrado¡±, coincide el jubilado Hugo Ju¨¢rez, quien durante m¨¢s de tres d¨¦cadas fue encargado de un edificio vecino al que a¨²n habitan las hermanas mayores de Maradona, a pocos metros del estadio. ¡°Messi reci¨¦n ahora es lo que quer¨ªamos que fuese, pero es tarde, muy tarde, 35 a?os¡±, agrega Ju¨¢rez.
¡ª ?Y si el domingo se le da a Argentina?
¡ª Puede ser¡ Quiz¨¢s no es tarde, responde, tras unos segundos de duda.
La Paternal fue el primer barrio del Pelusa fuera de su Villa Fiorito natal, donde debut¨® en Primera y comenz¨® a forjarse un mito que tendr¨ªa alcance mundial. Casi medio siglo despu¨¦s de su llegada, quedan muchos vecinos que lo recuerdan y las calles est¨¢n llenas de homenajes: dibujos, altares, fotograf¨ªas, graffitis, estatuas, negocios bautizados en su honor, el veh¨ªculo en el que viajaba para sus partidos con las inferiores, la casa en la que vivi¨® convertida en museo y hasta un santuario con los objetos donados por los hinchas cuando muri¨®. En cambio, no hay se?ales visibles de la Messiman¨ªa, a excepci¨®n de alguna camiseta de Qatar 2022.
¡°Yo jugu¨¦ con el Diego en Argentinos y despu¨¦s me enfrent¨¦ a ¨¦l cuando estaba en Comunicaciones. Ya de chico era imposible, nadie lo frenaba¡±, recuerda Tato Lenose, due?o de un bodeg¨®n a una cuadra del estadio decorado con fotograf¨ªas de Maradona y camisetas de jugadores del Bicho autografiadas. ¡°Messi juega fenomenal, pero el Diego¡ era ¨²nico, mir¨¢¡±, dice antes de agarrar el mando de la televisi¨®n y mostrar un v¨ªdeo del Mundial de 1986, el ¨²ltimo que gan¨® Argentina y con el que Maradona conquist¨® para siempre el coraz¨®n de todo el pa¨ªs.
Las estad¨ªsticas decantan la balanza del lado de Messi, pero ese t¨ªtulo que los separa y la figura ¨¦pica de un Maradona que concentra como pocos lo mejor y lo peor de Argentina explican la resistencia en el barrio m¨¢s maradoniano del pa¨ªs. Quienes se atreven a declarar su amor incondicional por la Pulga son, en su mayor¨ªa, mujeres y menores de treinta a?os.
¡°Maradona era simpatiqu¨ªsimo, viv¨ªa a una cuadra de mi casa y jugaba en la calle con mis hijos mellizos, que son de su edad¡±, recuerda Myriam Gargaglione, quien hace 50 a?os que vive en el barrio. ¡°Me gusta mucho Maradona, pero m¨¢s Messi. A Messi lo amo¡±, dice, bajando la voz, como quien confiesa un secreto, antes de revelar el motivo: ¡°Maradona era provocador, excesivo, lo perdieron las adicciones¡ Messi es una joya, muy buen tipo, familiero¡±, asegura Gargalione al comparar a ambos ¨ªdolos populares.
A las puertas del santuario de Maradona, un veintea?ero mendocino le dice a su padre que es la primera vez que siente algo as¨ª por una selecci¨®n.
¡ª?Y el Mundial del 86?, ?Italia?, ?La ilusi¨®n rota del 94?
¡ª Viejo, yo nac¨ª en 1995.
El padre quer¨ªa entrar al santuario para agradecer a Maradona. El hijo, para pedir ayuda al dios del f¨²tbol de cara al domingo.
Hace ocho a?os Argentina tambi¨¦n lleg¨® a la final. La Alemania de 2014 atemorizaba tanto como la Francia actual, pero la ilusi¨®n que despierta este Messi en su pa¨ªs natal es muy superior a la que despertaba entonces, cuando muchos lo tildaban de pecho fr¨ªo. Ese insulto ha quedado arrinconado, incluso en la maradoniana Paternal.
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