Nuevas tecnolog¨ªas vs. emociones
?Qu¨¦ es lo que se les escapa a los dict¨¢menes del nuevo mundo para que, pese a haber minimizado la distancia entre los deportistas, sigan ganando los que ya sabemos que son los mejores?
Premonitoriamente, ya en 1991 y en una entrevista televisiva, Antonio Gala describi¨® un mundo futuro m¨¢s aburrido en el que la inmensa mayor¨ªa de las personas responder¨ªamos de igual manera a los mismos est¨ªmulos. El afamado escritor predijo que un nuevo paradigma y la inteligencia artificial dictaminar¨ªan nuestra forma de actuar tanto a nivel personal como profesional.
Hemos llegado a este escenario futuro y el mundo del deporte, evidentemente, no es ajeno a la nueva realidad. Esa inteligencia artificial que todos ya conocemos, el acceso a un mayor conocimiento general y el uso totalmente extendido de estad¨ªsticas y estudios de todo tipo, han hecho que se entrene de igual manera en Espa?a, en Estados Unidos o en China, y que los j¨®venes jugadores, casi desde sus inicios, vayan siendo preparados y casi programados uniformemente por sus respectivos entrenadores en los mismos principios y fundamentos. Los an¨¢lisis y estudios m¨¦dicos deciden, aqu¨ª y m¨¢s all¨¢ del Atl¨¢ntico, cu¨¢nto tiempo tiene que durar el entrenamiento, cu¨¢nta carga debe soportar un jugador y qu¨¦ ejercicios t¨¢cticos debe realizar cada uno de ellos para optimizar al m¨¢ximo sus capacidades.
Por una parte, todo esto conlleva que en el juego actual sea dif¨ªcil ver grandes diferencias en los planteamientos de los partidos. Cuando analizamos las estad¨ªsticas de los distintos encuentros, vemos una gran similitud en todas ellas. Las estrategias responden invariablemente a los designios que los an¨¢lisis tecnol¨®gicos han marcado, ya que, al disponer todos de los mismos datos, hay una tendencia general a responder de la misma manera. Por la otra, todo esto ha provocado, tambi¨¦n, que las distancias entre los jugadores se hayan estrechado definitivamente. Y, sin embargo, y por mucho que lo anterior expuesto sea una realidad constatada, lo cierto es que en casi todas las competiciones siguen llegando a las rondas finales los mejores deportistas de cada disciplina.
Disfrutando ya de lleno la segunda y definitiva semana de Roland Garros, podemos corroborar que no han habido sorpresas en ninguna de las dos tablas. Parece ser que en el cuadro femenino se est¨¢ recobrando cierta normalidad perdida. Vuelve a ser habitual ver a las mejores tenistas en las rondas finales de las grandes competiciones. Seis de las ocho mejores del ranking han alcanzado los cuartos de final. Y, si exceptuamos a la jovenc¨ªsima Mirra Andr¨¦yeva, que con 17 a?os y postul¨¢ndose como clara candidata al n¨²mero uno de la WTA en los pr¨®ximos a?os, que l¨®gicamente est¨¢ m¨¢s atrasada en el listado (38?), la siguiente peor clasificada es la n¨²mero 12 del mundo.
En la parte masculina, el peor preclasificado en llegar a la ronda de cuartos de final ha sido Alex de Mi?aur, und¨¦cimo del mundo.
?Qu¨¦ es, pues, lo que se les escapa a los dict¨¢menes de las nuevas tecnolog¨ªas para que, a pesar de haber minimizado espectacularmente la distancia cualitativa entre los deportistas, sigan ganando los que ya sabemos que son los mejores? Evidentemente, y as¨ª ya lo he expuesto en otras ocasiones, el factor tan determinante como dif¨ªcilmente controlable es la respuesta emocional. Aqu¨ª es donde se marcan las diferencias entre los contendientes.
En este Roland Garros lo hemos vuelto a comprobar en distintos encuentros. Alexander Zverev logr¨® resistirse a su eliminaci¨®n cuando despu¨¦s de ponerse 4-1 abajo, con doble break en el quinto set en su partido de tercera ronda contra Tallon Griekspoor, ¨¦ste notara en exceso la presi¨®n y no pudiera evitar la remontada del jugador alem¨¢n. El caso de Novak Djokovic es similar. En sus dos ¨²ltimos enfrentamientos se ha visto en serios apuros al colocarse, en ambos, con una desventaja de dos sets a uno. En el ¨²ltimo, por ejemplo, y cuando Francisco Cer¨²ndolo dispon¨ªa de una ventaja de 4-2 en el cuarto set, el jugador serbio fue capaz de dominar bien sus nervios y de ofrecer su mejor versi¨®n.
Yo deseo fervientemente que esto siga siendo as¨ª, no por quitar oportunidades a otros jugadores peor posicionados, sino porque si logramos evolucionar hasta el punto de equiparar al ser humano a una m¨¢quina, no s¨¦ de qu¨¦ manera nos podremos ilusionar con nuestro crecimiento personal.
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