El pu?o de Swiatek aguarda a Paolini, la ¨²ltima sorpresa

Transmiten los hechos que el circuito femenino va configurando poco a poco un nuevo estatus, suavizando los vaivenes de los ¨²ltimos a?os y proponiendo un nuevo paisaje m¨¢s estable en el que el tridente formado por Iga Swiatek, Aryna Sabalenka y Coco Gauff ejerce con fuerza y se diferencia semana a semana. Mandan ellas, especialmente las dos primeras, y el resto a rebufo, ara?ando lo que se puede; quiz¨¢ Rybakina, tal vez Jabeur, de vez en cuando Pegula, Sakkari, Collins o Vondrousova. Hay picoteo, pero la polaca (23 a?os), la bielorrusa (26) y la estadounidense (20) van abriendo trecho y desmarc¨¢ndose, sobre todo en el terreno de los grandes. De un a?o aqu¨ª, la n¨®mina de campeonas: Swiatek (Par¨ªs), Vondrousova (Wimbledon), Gauff (US Open) y Sabalenka (Open de Australia).

Ocurre, sin embargo, que pese al poder emergente y la nueva fisonom¨ªa del podio siguen sucedi¨¦ndose los acontecimientos extraordinarios, este ¨²ltimo en Roland Garros. Pocos, a excepci¨®n de aquellos y aquellas que profundicen en el seguimiento, habr¨¢n o¨ªdo hablar de Jasmine Paolini, una tenista que a sus 28 a?os ha ido completando un meritorio trazado en la sombra hasta acechar el top-10, espacio que ahora descubre. Su ficha refleja un par de t¨ªtulos ¡ªuno muy discreto en Portoroz y otro de mucho m¨¢s relieve en Dub¨¢i, este a?o¡ª y su recorrido expresaba hasta ahora una insignificante trayectoria sobre tierra batida. Nunca hab¨ªa superado la segunda ronda en el Bois de Boulogne ni hab¨ªa ganado seis partidos seguidos en arcilla. Sin embargo, ah¨ª est¨¢.

¡°So?ar es lo m¨¢s importante¡±, dice despu¨¦s de haber abatido en 73 minutos (6-3 y 6-1) a la jovenc¨ªsima Mirra Andreeva (17) y de haber accedido por primera vez a la final de un major, siguiendo los pasos de sus compatriotas Francesca Schiavone (campeona en 2010 y finalista en 2011) y su compa?era de dobles, Sara Errani (subcampeona en 2012). ¡°So?ar es lo m¨¢s importante en el deporte y en la vida, y yo hab¨ªa so?ado con este momento, que me ha llegado m¨¢s tarde que a otras chicas¡±, prosigue la jugadora, nacida en Castelnuovo di Garfagnana, regi¨®n de la Toscana. Y as¨ª es. Se trata de una aparici¨®n tard¨ªa, al comp¨¢s del excelente momento que vive el tenis de Italia.

Brilla en lo m¨¢s alto Jannik Sinner entre los chicos, y saca pecho su pa¨ªs por el vuelo adquirido ¨²ltimamente; proliferan entre los olivos, la pasta, toda la historia y los monumentos los j¨®venes talentos de nuevo cu?o (Musetti, Arnaldi, Sonego, Cobolli¡­), y se reivindican ellas a base de competitividad ¡ªfinal en la ¨²ltima Billie Jean King Cup¡ª y el orgullo de las Cocciaretto (23), Bronzetti (25), Trevisan (30) e incluso la veterana Errani (37). Ahora bien, nadie contaba con Paolini, ahora s¨¦ptima del mundo y desafiante tambi¨¦n por el formato; su 1,63 de estatura ¡ªseg¨²n la WTA; 1,60 se le ha escapado a ella alguna vez¡ª supone una anomal¨ªa en una modernidad en el que las profesionales tienden m¨¢s al 1,80 que otra cosa. La era de las torres.

¡°Claro que me gustar¨ªa ser m¨¢s alta, pero me acepto tal y como soy¡±, dice ella, mientras Swiatek aguarda en el desenlace del s¨¢bado (15.00), afilando la guada?a. Inabordable, la n¨²mero uno se ha desecho previamente de Gauff (6-2 y 6-4, en 1h 37m) y luce inmensa, en su tercera final consecutiva en Par¨ªs, la cuarta desde que se asomase por el torneo en 2019 con la firme intenci¨®n de apropiarse de ¨¦l, como lo hizo su idolatrado Rafael Nadal. Sigue la estela dejada por nombres tan ilustres como los Evert, Navratilova, Graf, Seles, Arantxa, Henin o Sharapova, quienes tambi¨¦n lograron disputar tres finales sucesivas. Todo parece conducir de nuevo hacia ella, pero ah¨ª est¨¢n Paolini y su sonrisa.

¡°Est¨¢ en su mejor momento, pero no he visto sus partidos, as¨ª que no puedo decir mucho. Me centrar¨¦ en m¨ª misma¡±, expone la polaca, tricampeona y muy convencida. No cabe duda.

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