Sobre Djokovic, tenis, p¨¢del, ¡®pickleball¡¯ y una nueva sociedad
Los datos del auge de otros deportes deber¨ªan ser motivo suficiente para que nuestro dirigentes se mostraran abiertos a abordar ciertos cambios
En una reciente entrevista tras su pen¨²ltimo partido en Wimbledon, Novak Djokovic mostr¨® su preocupaci¨®n por el devenir del tenis. Su inquietud se centraba en dos aspectos, b¨¢sicamente: la reconversi¨®n generalizada de los clubes de tenis en clubes de p¨¢del o pickleball y, por otra parte, la deficiente generaci¨®n de recursos en el mundo del tenis profesional. Est¨¢ en el puesto noveno o d¨¦cimo, en este sentido, cuando en popularidad ocupa la tercera o cuarta posici¨®n. En cuanto al primer problema, ¨¦l esgrimi¨® que las causas eran de ¨ªndole econ¨®mica pero, bajo mi punto de vista, la fuga de practicantes del tenis a los otros deportes de raqueta se debe m¨¢s a un cambio de par¨¢metros en la sociedad que a la b¨²squeda de rentabilidad por parte de los clubes.
?Por qu¨¦ practicamos deporte? B¨¢sicamente por tres razones: por entretenimiento o diversi¨®n, por salud y por nuestra necesidad de interacci¨®n social. Mientras el p¨¢del cumple r¨¢pidamente con estas tres pretensiones, en el tenis se tiene que pasar por un periodo demasiado largo de aprendizaje para encontrar en ¨¦l diversi¨®n y al mismo tiempo cuidar de la salud.
Sin ning¨²n ¨¢nimo de desmerecer el juego del p¨¢del (jugarlo bien y dominarlo es dif¨ªcil), aprender a jugarlo y pasarlo bien es m¨¢s r¨¢pido y sencillo. El hecho de que las palas sean m¨¢s cortas y no lleven cordajes, y de que el campo de juego sea mucho m¨¢s reducido exige menos coordinaci¨®n y hace que el control de la pelota no sea tan complicado.
Qu¨¦ lejos han quedado aquellos tiempos en los que yo me inici¨¦ en el deporte de la raqueta en que ve¨ªa a se?ores de 30 o 40 a?os, en nuestro club de Manacor, ejercitando el drive o el rev¨¦s en el front¨®n durante varias semanas sin otro prop¨®sito que el de mejorar sus golpes antes de empezar a jugar. Hoy d¨ªa, esto es pr¨¢cticamente impensable. Empezamos una actividad y m¨¢s pronto que tarde necesitamos pas¨¢rnoslo bien y, encima, poder competir. Ver todos estos hechos y los datos del auge de otros deportes, deber¨ªan ser motivo suficiente para que los dirigentes se mostraran abiertos a abordar ciertos cambios.
Hace a?os que yo hice algunas propuestas. Entre ellas, acortar las raquetas y disminuir la presi¨®n de las bolas. El juego ser¨ªa necesariamente m¨¢s lento, un hecho que facilitar¨ªa el aprendizaje a los reci¨¦n llegados y, en cambio, dificultar¨ªa la ejecuci¨®n a los profesionales que se ver¨ªan obligados, de nuevo, a buscar estrategias que har¨ªan el tenis profesional m¨¢s variado y entretenido.
En cuanto a las problem¨¢ticas en el circuito del tenis y de los pocos jugadores que, seg¨²n el serbio, pueden vivir holgadamente de ¨¦l ¡ªentre 350 y 400 entre hombres y mujeres¡ª, la generaci¨®n de recursos pasa inevitablemente por hacer nuestro deporte m¨¢s atractivo de ver.
Si en el tenis queremos lograr que el inter¨¦s del p¨²blico no se limite a las grandes figuras, sino tambi¨¦n a los jugadores de segundo nivel, es necesario abordar ciertas modificaciones, tambi¨¦n. Mientras que en muchos otros deportes esto se ha hecho, en el tenis se han mantenido las mismas reglas de siempre, sin atender a la muy distinta envergadura de los tenistas actuales ni a la inmensa mejora de los materiales que se usan. Hasta tal punto se ha visto modificada la ejecuci¨®n del juego que el deporte que vemos actualmente poco tiene que ver con el esp¨ªritu con el que se inici¨®.
No se me escapa la problem¨¢tica a?adida a la que se enfrentan los directivos del circuito ATP, quienes, por una parte, seguramente desear¨ªan aumentar la variedad y la espectacularidad de las jugadas pero, por otra, chocar¨ªan con el inter¨¦s de las grandes figuras, que son los menos dispuestos a aceptar la implementaci¨®n de cambios. Como es natural, a estos no los desean contrariar.
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